003 | Yuppie

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Bangtan Sonyeondan
Imagine
III

   Park Inna se respingó en su lugar en cuanto escuchó la detonación. El guardia que no cedió en dejarla pasar y todos los demás que rodeaban el jardín delantero se dispararon en una carrera que los introdujo a la casa por distintas entradas. Inna no sabía lo que pasaba, pero estaba segurísima que lo que había escuchado fue dentro de la casa. Su taxi ya se había tardado media hora y después de visualizar la soledad del redondel despejado, no pudo darse muchas esperanzas de que pudiera volver rápido a casa.
Tenía el corazón acelerado. De momento el entorno se fundió en un mortífero silencio mientras ella escaneaba cada esquina que su visión divisaba. Tenía un malísimo presentimiento. Ni si quiera era capaz de escuchar el barullo de la fiesta. ¡La casa estaba intacta! El silencio fue capaz de alargarse unos segundos más hasta que pegó el grito en el cielo cuando un tipo salió disparado por el ventanal del tercer piso. Inna observó cómo cayó hasta encontrarse con los arbustos que amortiguaron su estrepitosa caída. Pensó que acababa de presenciar un asesinato. Que si alguien más era capaz de verla, seguramente no saldría viva para contarlo. Aunque quiso salir corriendo mientras gritaba, no podía hacer absolutamente nada. Estaba paralizada. Sus mejillas se inundaron repentinamente dándose cuenta segundos después.

Cuando Inna hizo ademán de salir de allí, su mirada se encontró con la de un sujeto que se asomó por el agujero que se había formado en el ventanal del tercer piso. Inna sintió el terror aglomerársele en todo el cuerpo. Aunque su llorosa mirada no identificaba bien al sujeto que la estaba mirando, tampoco pensó que quería quedarse para averiguarlo. Debía salir de allí lo antes posible y eso fue lo único que pasaba por su cabeza en el momento en que fue capaz de empezar a correr.

— ¡Mierda! ¡Mierda! — Taehyung vociferó — ¡Había alguien afuera! ¡Me vió! ¡No la dejen escapar, maldita sea! ¡Que no escape!

Jimin salió de los baños arrastrando a Yeoeun del bícep y disparando repetitivamente al techo con una metralleta para espabilar a todo el mundo. En su caminata dejó a Yeoeun con el resto y se encontró con Yoongi, quien también se despojaba de los tres niñatos con los que andaba. Una mirada fue suficiente para sincronizarse y salir de la casa mientras Jungkook aparecía con Aera y supervisaba a toda la muchedumbre. Cuando realizaron que la traía encañonada por la cabeza, la multitud se espantó y los guardias que se habían mezclado entre ellos, apuntaron en dirección a Jungkook.

— ¡Nop! Me parece que así no vamos a poder jugar... — comentó haciéndose el infantil — Si no bajan las armas voy a tener que volarle la cabeza y ustedes serían los próximos. — Aera lloriqueó aferrándose al brazo de Jungkook que le rodeaba el cuello. El tumulto también estaba aterrorizado, pero los policías se intercambiaron miradas entre sí antes de hacer algún tipo de movimiento. — Tienen el honor de decidir.

Inna estaba a punto de llegar a los barrotes abiertos de par en par para salir, pero Jimin se le cruzó en el camino haciéndola barrer sus zapatos en su violento intento de frenar. Enseguida notó la metralleta que sujetaba en su mano derecha y fue lo único que necesitó para girarse y emprender su nueva carrera. En cambio, tuvo que volver a detenerse cuando Yoongi apareció ladeándole la cabeza y brotando un sonido de negación que salió desde su garganta. Ambos chicos se acercaban lentamente en su dirección, acorralándola y dejándola sin muchas opciones. Inna se volvió para comprobar la cercanía del chico a sus espaldas y del que tenía en frente. Finalmente estaba perdida. No tenía cómo escapar. Aquí mismo irían a ejecutarla. ¿Por qué la dejarían vivir? Ellos no tenían tanto qué perder si la acribillaban. ¿Por qué la dejarían vivir?

— ¡NO ME MATEN! — Inna se arrodilló sobre el suelo cubriéndose la cabeza. Yoongi y Jimin intercambiaron una mirada. — ¡Juro que no diré absolutamente nada! ¡No les ví la cara! ¡No sé quiénes son! ¡No tengo mucho qué ofrecer, pero tengo un iPod! ¡Llévenselo! ¡No lo necesito! ¡Pero por favor, por lo que más quieran, no me maten!

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