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Miraba el techo fijamente, mis ojos ardían y moría de sueño, aunque no podía dormir. La luz del sol entraba por las ventanas, alguien las había dejado abiertas y me daba pereza levantarme y cerrarlas.
Anoche no había podido dormir ni un poco, daba giros en la cama intentando encontrar una posición cómoda para dormir, pero nada servía.
Esa no había sido la única razón por la que no dormí, la razón verdadera eran las chicas huecas que tenía como compañeras de cabaña, contando a mi hermana y a Lindsay.
Anoche se les ocurrió hacer una pijama, desvelarse a lo estúpido, hablado con sus voces chillonas como ardillas. Eso no fue lo que más me molesto, lo que derramó la gota del agua fue cuando se pusieron a platicar sobre los chicos.
Parecía que les daba un puto orgasmo al nombrar a cada chico físicamente atractivo, típico fuckboy y sin neuronas. Chillaban como focas, o delfines a punto de morir, era totalmente detestable.
Tres de ellas se encontraban aquí todavía, las demás habían salido a desayunar.
Me puse de pie y a pasos lentos camine al baño de la cabaña. Era un solo baño, grande y limpio, pero tenía que levantarme temprano para usarlo, o tenía que esperar mucho tiempo, pues las niñitas solían tardar una eternidad.
Después de minutos había terminado de bañarme, nunca tardaba mucho y cuando lo hacía era cuando necesitaba relajarme. Ya me había cambiado de ropa, me coloque unos calcetines y mis zapatos. Tome una almohada y un libro, pensaba ir al leer al mismo lago, pero quería estar cómoda.
Salí de la cabaña y el sol golpeo mi rostro, hacía mucho calor y el sol no había dejado de brillar tanto.
Antes de entrar al bosque sentí como me tomaban del brazo, me di la vuelta y miré quien era.
Era Lindsay.
—¿A dónde vas, guapa?
—Al lago.
—¿Puedo ir?—preguntó con emoción, mientras jalaba mi brazo de un lado a otro
—No.
No quería que viniera conmigo, no es por ser mala ni por tratarla mal. Pero aveces era muy molesta y, lo único que quería era relajarme. Conociendola, ella no dejaría de preguntarme cada estupidez, y hoy no podría soportarla.
—¿Por qué? ¿Vas con alguien?—me sonrió con picardía, abrí la boca sin decir nada y segundos después asentí
No esperaba a nadie, pero no quería que ella fuera conmigo.
—¿Un chico?—chilló con emoción, esperando a que le respondiera
—Claro que no. Iré con una chica, una nueva amiga. Es una friki, no creo que te importe mucho—asintió
