Día 21

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Mi panza comenzó a gruñir, pidiendo comida

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Mi panza comenzó a gruñir, pidiendo comida.

No quería levantarme, quería seguir durmiendo y dejar que el tiempo pasará rápido para irme de este lugar.

Pero moría de hambre.

No había comido nada desde ayer y era normal que hoy muriese de hambre.

Me puse de pie y entré al baño para darme una ducha, al salir me coloque ropa y unos zapatos. Salí de la cabaña y me dirige a la cafetería.

Mi mirada seguía en el sueño, no tenía la suficiente valentía para mirar a todos o simplemente levantar la mirada.

Entré a la cafetería y caminé al buffet para servir mi almuerzo, sí, no era desayuno, eran las tres de la tarde.

Al tener mi almuerzo, caminé a una mesa vacía. Hoy habían pocas personas en la cafetería pero habían las personas suficientes para sentirme incómoda.

Tomé asiento y comencé a comer mi almuerzo.

Sabía delicioso.

Levanté un poco la mirada, observando mi alrededor.

Mi mirada cayó en Christopher.

Estaba sentado junto a un grupo de chicos, sus amigos.

Reía junto a ellos y parecían estar diciendo tonterías, no me sorprendía.

Volví a bajar la mirada, intentando que no se diera cuenta de que estaba aquí.

Aunque si se diera cuenta, no vendría a hablar. No después de lo que sucedió ayer.

Pero tampoco tenía de hablarle, había sido un estúpido.

Él no conocía a Lindsay tanto como yo.

¿Y yo estaba equivocada?

No, él había hablado con mi hermana, seguramente ella le había dicho más mentiras y Chris se las creyó.

No podía fiarme de lo que le contó mi hermana, no como él lo hizo.

Volví a levantar la mirada, esta vez mi mirada chocó con la mía.

Me estaba mirando, sabía que estaba aquí.

Desvió la mirada y siguió hablando con sus amigos, ignorandome completamente.

Sentí mi pecho doler.

Bajé la mirada una vez más hacia mi comida.

Aún me quedaba mucho por comer pero mi apetito se había esfumado por completo.

Me puse de pie, dejé mi almuerzo y caminé a la salida de la cafetería.

Regresé a mi cabaña, me acosté en mi cama y me cubrí con las colchas, ni siquiera me había quitado los zapatos.

Intenté calmar mis ganas de llorar.

No volvería a llorar, no tan temprano.

Al pasar unos minutos ya me encontraba más calmada.

Quité las colchas y me levanté de la cama.

Me acerqué a mi maleta y la abrí, comencé a buscar entre mi ropa algo que me ayudaría.

Lo encontré.

Tomé la pequeña bolsita con el polvo blanco, luego una pequeña hoja de papel y una tarjeta.

Entré al baño rápidamente, encerrandome en este.

Abrí la pequeña bolsa, mis manos temblaban, pero lo necesitaba.

Eche un poco de la cocaína sobre el lavabo, hice líneas con la tarjeta y luego enrrolle el papel.

Con la ayuda del papel, comencé a esnifar la cocaína.

Limpie mi nariz para luego mirarme al espejo.

Sonreí inconscientemente al sentirme mucho mejor.

Me sentía más relajada y había dejado de pensar en los problemas.

Limpie rápidamente todo y bote el papel, guardé en la maleta la pequeña bolsita con la poca cocaína que quedaba, al igual que la tarjeta.

Volví a acostarme en la cama con la mirada en el techo.

La sonrisa estúpida seguía estando alli.

Al cabo de un rato, el efecto de la droga se había pasado.

Comenzaba a arrepentirme de lo que había hecho.

Pero...

No era nada malo, era algo que necesitaba.

Era lo único que lograba hacerme olvidar los problemas.

Aunque sea por un rato.

Christopher también lo hacía.

Él lograba distraerme.

Aunque sea por un rato.

Pero no podía depender siempre de él.

¿Y de la cocaína si?

Pasé mis manos por mi rostro y gruñí con desesperación.

No me drogaria otra vez.

Si fuera así, no me quedaría más droga.

Debí haber comprado más.

—Pero en qué coño estoy pensando—dije para mi misma

Sentía nuevamente las ganas de llorar, estaba desesperada por encontrar una solución mejor que me ayudará a mejorar.

Pero no lo había o al menos, yo no la hallaba.

No quería volver a drogarme, tenía que dejarlo.

Lo había dejado por meses, ¿por qué lo había vuelto hacer?

Ni siquiera sabía el por qué traje la cocaína, si alguien encontraba eso, me echarian de aquí y me metería en un enorme problema.

Pero eso me daba igual ahora.

Mi vida estaba llena de problemas, un problema así era nada para mí.

Me puse de pie y entré al baño, encerrandome nuevamente en este.

Me eché agua en el rostro para luego mirarme en el espejo.

Mis ojos estaban un poco irritados.

Mis ojos se aguadaron, rompí en llanto.

—Perdóname, no pude evitarlo, lo necesitaba—dije entre sollozos

- En el capítulo "campamento": ¿qué le compró Lindsay a Dalila para usar en el campamento?

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- En el capítulo "campamento": ¿qué le compró Lindsay a Dalila para usar en el campamento?

- Dedicaré el próximo capítulo a la primera persona que responda la pregunta correctamente

Aquí Estoy Yo ✔ || Christopher VelezDonde viven las historias. Descúbrelo ahora