Capítulo 1: La noticia llega a Rivendell

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Era un día de verano como otro cualquiera en Rivendell. En aquel lugar cualquiera que pasara se sentía a gusto. Y eso, Aragorn y Delya, lo sabían pues habían crecido allí. La chica de 12 años estaba entusiasmada pues sus padres volvían ese mismo día de un largo viaje que habían emprendido hacía unos meses y estaba deseando verles. Aragorn la miró con cariño. Adoraba a su hermana pequeña y le encantaba ver como se emocionaba por la vuelta de sus padres.
-Delya, sabes que no llegarán hasta esta tarde. No puedes pasarte el día aquí sentada esperándoles.- comentó entre risas
-Lo sé, pero hace tanto que no les veo que me pasaría aquí años con tal de recibirles la primera
Ambos sonrieron. Él llevaba mejor los viajes de sus padres pues también ansiaba viajar y recorrer la tierra media. Con diez años de diferencia entre ellos, la joven Delya no comprendía esas ganas locas de viajar que abundaban en su familia.
Y así, su hermano la dejó esperando en la puerta mientras entraba de nuevo en la casa de Elrond, que les cuidaba como lo hacía con su hija Arwen. Con el paso de los años al medio-elfo no se le había escapado que un creciente amor habitaba entre su hija y Aragorn. Era consciente y no se oponía a que hubiera un romance entre ellos pues, a pesar de saber las consecuencias que ese amor le traería a su hija, sabia que el joven era alguien que le daría una buena vida.
La mañana pasó lenta, aún en aquel maravilloso lugar. Todo el mundo parecía ocupado y Delya empezaba a impacientarse, esperando allí sola en la puerta. Y puesto que tampoco tenía muchos amigos, no supo que hacer salvo contemplar el paisaje que ante ella se extendía. A su corta edad había aprendido mucho de los elfos. A moverse en silencio, sin hacer el más mínimo ruido. E incluso había aprendido a utilizar el arco y las flechas y sabía, aunque no del todo bien todavía, defenderse con armas como cuchillos y espadas. A la hora de comer Elrond la insistió en que comiera con todos ellos pues sabía de sobra que durante la comida sus padres no llegarían y que en caso de que lo hicieran ella sería la primera en saberlo. Arwen admiraba a la joven chica pues sabía cuanto quería a sus padres y compartía ese mismo sentimiento hacia los suyos propios. Y conversó con ella mientras comían acerca de sus padres, y de lo bien que le haría estar una temporada con ellos a su regreso.
Pero justo antes de que terminaran de comer, y para sorpresa de todos, llegó a ellos un mensajero del otro lado de la tierra media. Elrond, bajó a recibirle y escuchar aquel mensaje que traía. Delya, curiosa como era y sin poder evitarlo, se asomó a la ventana que daba al patio de entrada. Allí vio al mensajero esperando. El anfitrión de la casa no tardó mucho en bajar y reunirse con él.
-Mi señor Elrond.- hizo una reverencia.- traigo noticias no muy buenas me temo
-Habla pues ¿que traes?
-Veréis, los padres de esos chicos que hospedáis aquí, los humanos... murieron ayer por la noche mientras dormían. Fueron emboscados por unos orcos que acampaban allí. No se sabe que hacían allí, mi señor, pero se les dio caza en seguida
Elrond calló un instante. Su gesto era serio y preocupado. Y desde el comedor, Delya que había escuchado la conversación, se echó hacia atrás con la cara pálida y con una mueca de horror y tristeza. Arwen y Aragorn, que seguían comiendo y hablando de cosas sin relevancia miraron a la joven preocupados.
-Delya ¿va todo bien? - dijo su hermano levantándose de un salto y poniéndose junto a ella
La chica no dijo nada. No era capaz de decir nada y tampoco se sentía capaz de moverse. Para cuando Elrond subió de nuevo al comedor para darles la noticia, supo que la más pequeña de los hermanos ya sabía lo que pasaba. Se sentó junto a ella y sin decir nada dejo que llorara abrazada a él.
-Elrond ¿que ocurre? ¿Qué le pasa? -preguntó el muchacho desesperado
-Me temo, Aragorn, que tus padres no van a volver nunca
Él, recibió la noticia como un balde de agua fría. Le costó medio minuto asimilar las palabras del medio-elfo y cuando se pronto lo entendió salió del comedor corriendo y entre gritos de dolor. Arwen fue tras el, dejando a su padre con la muchacha que no cesaba de llorar. Elrond la llevo a su habitación no mucho tiempo después y la recostó sobre la cama, aún hecha. Tenía los ojos rojos de llorar, y aún seguía haciéndolo, y él sentía que si no dejaba de llorar a la pobre le daría algo. Comprendía el dolor que debía sentir y la dejó sola pues era de lo poco que había dicho desde que recibió la noticia. Tras salir de su habitación fue a buscar a su hija y a Aragorn. Sorprendentemente los encontró en el patio trasero. Le pidió a su hija que les dejara a solas pues quería hablar con él.
-No quiero hablar ahora.-dijo en un tono duro
-Lo sé pero es necesario. Soy consciente de que esta noticia es dura, pero tienes una hermana a la que cuidar. Ella también ha perdido a sus padres. Y deberíais apoyaros el uno en el otro, ahora más que nunca
Aragorn negó con la cabeza, se limpió las lágrimas de la cara y miró hacia el cielo.
-No creo que sea capaz de cuidar de nadie, Elrond. Apenas estoy aprendiendo a cuidarme a mi mismo y con esta noticia... necesito irme de aquí. Este sitio tiene demasiados recuerdos y sólo de pensarlo duele todavía más
-¿Y vas a dejarla sola?
-Estará con vosotros. Y quizás sea así mejor. Quedarme con ella solo haría que el dolor fuera aún mayor... ¿Acaso no has visto lo mucho que se parece a mis padres?
Ambos callaron. Mientras uno pensaba en irse para evadir el dolor, otro pensaba en cómo Delya sufriría al ver como su hermano se iba, dejándola atrás. Pero bien sabía el medio-elfo que por mucho que insistiera en decirle a Aragorn que se quedara, el se iría de todas formas y no insistió más.
-Al menos.- dijo por último.- díselo a ella. Tu hermana se merece que os despidáis como es debido. Ya ha perdido mucho, y ahora tu te vas. Aunque sea hazlo por el cariño que sé que le tienes
Y con eso, Elrond se retiró, dejándole completamente solo con sus pensamientos. Tardó una hora en levantarse del sitio en el que estaba y dirigirse a la habitación de su hermana. No sabía cómo iba a decírselo pero era necesario hablar con ella cuanto antes. El mensajero que había dado la noticia aún estaba allí cuando pasó Aragorn por lo que este aprovecho para pedirle un favor.
-¿Podrías llevar al bosque negro un mensaje?
-Claro ¿a quien?
-A Legolas Hojaverde. Dile que se apresure y que venga aquí en el menor tiempo posible. Y que yo mismo le informaré de todo cuando llegue aquí
-Bien, partiré ahora mismo
Con esto, el mensajero se fue y el joven subió a ver a su hermana y darle la noticia de que pronto el mismo se marcharía. Golpeó la puerta de su habitación suavemente. Y aunque ella no respondió, el supo que podía entrar. La encontró tal cual Elrond la había dejado, tumbada en su cama. Ya no lloraba pero sus ojos delataban que hasta no hacía mucho sí que había estado llorando. Ella se sentó en la cama y cuando su hermano lo hizo ambos se abrazaron. Estuvieron así un buen rato, sin decir nada, solo abrazados. Pero a él le quemaba en la garganta todo lo que debía decirle y supo que era el momento adecuado.
-Delya hay algo que debo decirte...
-No digas nada... se que ahora mismo solo va a hablar el dolor
-Sí, hablará el dolor. Pero también hablo con angustia. Sabes que no me puedo quedar aquí... hay muchos recuerdos. Necesito irme, huir de este dolor que me va a acabar consumiendo si decido quedarme.
-¿Estás hablando en serio? - preguntó ella a punto de llorar de nuevo.- ¿De verdad estás pensando en irte y dejarme aquí sola?
-No vas a estar sola Delya. Tendrás a Elrond y a Arwen. Y aunque sea mínimamente, tienes algún amigo que estará contigo si lo necesitas
-¡Pero ahora te necesito a ti!.- dijo ella, ya llorando de nuevo.- por favor no te vayas.- le rogó.
-La decisión está tomada. Y nada de lo que digas puede hacer que cambie de opinión. Puedes odiarme si quieres, y no te culpare, pero ahora mismo es lo que tengo que hacer
Y sin mucho más que decir, dejando a su hermana con la palabra en la boca, salió de su habitación y se fue a la suya propia donde se tumbó inmediatamente en la cama y se quedó dormido casi al instante. Para todos allí en Rivendell, había sido un día duro. Ya fuera por trabajo o de manera sentimental. Pero con todo aquello, los que aún estaban despiertos esperaban que con el nuevo día se hiciera todo mejor, más fácil y que las decisiones tomadas se llevaran lo más amenas posibles. Aragorn dudó unos instantes en si realmente irse o no. Lo que Elrond le había dicho le había calado hondo. Pero su necesidad de irse era mucho más fuerte que cualquier otro pensamiento.
Delya, antes de quedarse dormida, esperó que su hermano cambiara de opinión con el amanecer. Realmente deseaba que su hermano no se fuera, que se quedara junto a ella y la protegiera de todo aquello que la atormentaba. Quería es estuviera junto a ella en esos momentos en los que creía que su mundo estaba siendo destruido y que no quedaría nada bonito dentro de él. Aunque en el fondo sabía que no lo haría, realmente había puesto sus esperanzas en que al ser su hermana pequeña él se quedaría a cuidarla. Realmente necesitaba a su hermano mayor junto a ella en esos instantes. Y con esto, durmió al fin, dejando sus preocupaciones a un lado y sumiéndose en sus sueños, donde nadie podía herirla y era completamente feliz...

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