Capitulo 5: Reencuetro

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Cuando cruzaron la puerta de Minas Tirith ambas se hicieron a un lado y se bajaron de los caballos. No sabían por donde empezar a buscar y estaban llamando la atención de la gente pues no solían ver muchos elfos por allí. Decidieron buscar un alojamiento antes de nada pues así dejarían los caballos y su equipaje e irían más ligeras y a pie. Encontraron un lugar bastante cómodo y de buen aspecto. Tras conseguir habitaciones y dejar sus cosas salieron de nuevo y comenzaron a buscar entre la gente que estaba en la calle. Se fijaban bien en todos aquellos que se parecían a Aragorn pero nunca era el.

-Esto es como buscar una aguja en un pajar.- suspiro Delya.- aquí hay muchas personas que se parecen. Nos llevará días simplemente reducir la gente y el lugar en el que buscamos
-No te desanimes. Tardemos lo que tardemos, te prometo que acabaremos encontrándole.

Ese primer día allí no buscaron muy a fondo pues estaban algo cansadas y no querían agitarse del todo. Cuando cayó la noche volvieron al lugar donde se hospedaban para cenar. Ambas estaban calladas, pensando donde podrían buscar a la mañana siguiente. El posadero las observaba curiosos. No tenía nada en contra de la elfa, simple curiosidad. Se acercó a ellas con la cena y aprovechó el momento para comentarles algo.

-Señoritas... siento molestar pero usted...-dijo mirando a Rita.- no es la primera elfa que ha pasado por aquí

Ambas chicas miraron al posadero ahora con total atención y esperando a que continuara.

-Hace diez años llegó un montaraz junto a un elfo. Fue todo un espectáculo pues hacía mucho que no se veía a alguien de otra raza venir por aquí. Ambos se hospedaron aquí durante unos días y luego sé que encontraron una casa bajando esta calle y girando a la derecha una vez llegado al primer cruce. No sé si el montaraz seguirá allí. Se que el elfo se fue hará uno o dos años
-Oh señor...
-Renith mi señora...- sonrió él
-Muchísimas gracias.- dijo Delya levantándose y abrazándole.- no sabe lo valiosa que es esta información
-Oh no es molestia. Muchos de ellos hablaban de que ustedes andaban buscando a alguien y no sé porque supe que les buscaban a ellos. Aunque tengan cuidado. Ya saben lo que dicen de los montaraces... no son gente de fiar

Ambas chicas asintieron sin entrar en más detalles y Renith se retiró para dejarlas cenar. Ellas necesitaban comentar aquella información y planear como se presentarían allí el día siguiente. Cuando Delya habló, había en su voz un tono de nerviosismo y agitación.

-Ha estado tan cerca desde que llegamos a mediodía...
-Delya no sabemos si realmente sigue allí. Han sido diez años los que han pasado desde que llegó aquí por primera vez. Podemos mirar mañana si quieres, pero no te hagas muchas ilusiones.
-¿No podríamos ir esta noche?
-Es peligroso salir de noche. No es que no me fíe de esta gente, pero casi prefiero que la luz del sol nos proteja de cualquier persona. Además, en caso de que tu hermano esté ahí, el también duerme. Y tu necesitas tomarte un descanso del viaje.

Delya suspiró y no insistió en volver aquella noche. En parte sabía que su amiga tenía razón. Si se presentaban de noche, sin saber si realmente seguía allí, podrían ponerse en peligro de manera muy tonta. Cenaron en silencio. Después de las noticias que acababan de recibir, solo alcanzaban a imaginar cuál sería la reacción de Aragorn al verlas allí. Un primer pensamiento que le cruzó la mente a Delya fue el de su hermano hecho una furia y echándolas de allí. Pero por otro lado se imaginó que la recibiría con los brazos abiertos y que todo volvería a ser como cuando eran niños. Rita la miraba con curiosidad pues podía adivinar que rumbo tomaban los pensamientos de su amiga. También dedujo que estaba realmente nerviosa por reencontrarse con la única familia que le quedaba y que aquella noche, por mucho que ella insistiera, no dormiría mucho. No quiso presionarla a irse a la cama después de cenar pues era consciente de que eso solo aumentaría su nerviosismo y la pondría más irritable. Así que, cuando la medianoche llegó, Rita se retiró en silencio a su habitación, dejando a Delya con sus pensamientos. Renith, que había estado observándolas desde que les dio la noticia, de acercó a la joven.

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