El mismo camino

Capítulo 6: El bosque negro

Cuando Aragorn le dijo aquello la chica se emocionó pues hacía mucho tiempo que no sentía un cariño tan cercano como aquel.

-Yo a ti también.- susurró y le abrazó.
-Mañana me gustaría que me pusieras al día con todo. Apenas hemos hablado de nosotros y ver que has crecido tanto me aterra. Quiero que me cuentes cada detalle de todos estos años.
-Claro, te contaré todo lo que quieras saber.- sonrió Delya.
-No eres la misma chiquilla que deje en Rivendell cuando me fui... Estás más fuerte y alta.- dijo con una media sonrisa.
-Y no sólo eso. Aprendí a utilizar bien las espadas y el arco
-¿Estás de broma?
-Más quisieras tú. Casi en seguida me puse a entrenar. Y creo que te he acabado superando.-rió ella.
-Eso ya lo comprobaremos canija.- y entre risas la cogió y dio un par de vueltas con ella en el aire.

Los hermanos parecían dispuestos a retomar su estrecho lazo de antes de que todo lo ocurrido pesara sobre ellos y se sentían dichosos. Pero era tarde y necesitaban descansar. Y de esta forma, y con un peso menos en el corazón de ambos, se fueron a dormir. Por primera vez desde que dejó las tierras de Elrond, el montaraz descansó en condiciones. Aquella mala racha parecía haber acabado. Sabía que enfrentarían nuevos peligros pero no le importaban en ese instante. Los dos necesitaban recuperar su relación, que aunque buena estaba bastante afectada por el tiempo transcurrido.
Rita fue la primera en levantarse. Podía caminar tranquilamente por la casa pues no hacía ruido al caminar. Sabía que los dos habían estado levantados hasta tarde y como supuso que tardarían en despertar, salió a dar una vuelta. La gente no estaba acostumbrada a ver elfos caminando por allí aunque la recibían bien. Caminaba lentamente, observando todo a su alrededor. Todo lo relacionado con los hombres le maravillaba pese a su larga vida y el haberse relacionado con muchos de esa raza. Pero seguía aprendiendo de ellos y siempre que podía se paraba a observar cada detalle. Paró frente a un puesto donde vendían fruta y verdura. Obviamente ya habían visto todo aquello pero deseaba observar de lejos a la gente. Como no iba a comprar nada se apartó y a la sombra de un edificio se quedó quieta a observar.
Cuando Delya se levantó vio que su amiga no estaba pero no se preocupó pues en todos los años que la había conocido había aprendido que cuando hacía eso siempre volvía. Se levantó y en pijama bajó a la cocina donde vio que Aragorn ya estaba preparando algo. Se sentó en una silla, no muy lejos de él y le observó. Le veía más mayor, aunque no viejo puesto que solo se llevaban diez años entre ellos, y quizá con alguna preocupación más. Aragorn se dio cuenta de la presencia de su hermana y en su rostro se dibujó una sonrisa.

-Buenos días enana.- dijo sin dejar de prestar atención al desayuno
-Juro que odio que me sigas llamando así.- rió.- aun así buenos días
-Me alegra que volvamos a esto. No recordaba lo a gusto que me sentía en familia
-Si... lo echaba de menos. Cuando te fuiste jamás pensé que volvería a desayunar contigo.- bajo la cabeza
-Pero ahora estamos juntos. Y prometo que aunque me cueste la vida no te volveré a dejar

Ambos sonrieron y desayunaron poniéndose al día de todo lo que había pasado desde su separación. Al montaraz le sorprendió ver lo mayor que estaba su hermana. Lo mucho que había cambiado y a la vez lo poco que lo había hecho. Se sintió feliz por tenerla a su lado a pesar de lo mucho que se le parecía a su madre, ahora que la miraba con más detenimiento. Llegó entonces la pregunta que Delya más temía y la que Aragorn más deseaba formularle.

-Y... ¿hay alguien especial?
-¿Te refieres a si me gusta alguien?-la chica rió.- no. En fin, eran todo elfos. Y si, alguno era atractivo pero ninguno que me llamase la atención.- desvió la mirada, sin atreverse a contar lo que en realidad sentía.
-Delya, te conozco. Y aunque hayamos estado distanciados se que hay alguien.
-Solo te diré que la persona de la que hablo lleva mucho tiempo fuera de mi vida. De todas formas estoy segura de que por mucho que yo se lo dijera él no sentiría lo mismo.
-¿Has probado a buscarle?
-No. en fin, no creo que haya pensado en mi