Capítulo 10: Encerrada

243 39 0
                                    

Aragorn pasó horas junto a su hermana esperando que se despertara. No comió ni durmió durante todo el tiempo que estuvo allí. Legolas se quedó junto a él, preocupado por ambos. Caminaba de un lado a otro de la habitación nervioso. Pero ya de noche Delya abrió los ojos. Legolas fue el primero en darse cuenta y se acercó corriendo a ella. Aragorn se sentó en la cama y acarició la mejilla de su hermana. Ella le miró avergonzada y arrepentida. No sabía que decir. El elfo se retiró para dejar que hablasen tranquilamente. Él suspiró. No sabía cómo empezar y quería decirle muchas cosas.

-Delya... ¿es que estabas pensando?- habló por fin, molesto.
-Solo quería salir... yo...
-No. No quiero tus excusas. Sabías perfectamente lo que había ahí fuera. Los peligros a los que te exponías si salías sin nadie que te acompañase. Y casi te matan ¿porqué? ¿Por un poco de aire libre? Pensé que eras más responsable. Estoy muy decepcionado.
-Aragorn... lo siento.- la chica le miró tristemente.
-¡No se trata de pedir disculpas! Por tus ganas de salir casi pierdo a la única familia viva que me queda. Pero supongo que para ti eso no es nada.
-¡Pero déjame hablar!- gritó ella en respuesta.- ¿acaso este lugar no te agobia? Siempre hemos tenido un lugar muy soleado y despejado para andar a nuestras anchas y estar aquí me estaba matando...
-¡Me da igual! La única regla que habla era no salir si no estabas de guardia. Y ahora te has jugado tu puesto por salir.- soltó Aragorn.

Ella le miró incrédula. No pensaba que se iba a jugar su puesto en las batidas solo por salir una vez. Parpadeó varias veces y trató de asimilar aquello. Pero su hermano no había acabado de decirle todo. Delya no quería escucharle porque sabía que era algo mucho peor que lo anterior.

-No es sólo eso, Delya. No vas a poder salir para nada. Vas a estar vigilada todo el tiempo. Y además, en cuanto estés mejor de los golpes, Thranduil quiere hablar contigo. Pero no te preocupes. No te echará de aquí. No al menos hasta que nos vayamos algún día.
-Pero... ¡no soy una prisionera!

Aragorn no dijo nada más y salió de allí. Sabiendo que su hermana estaba consciente no había mucho más que pudiera hacer allí. Realmente estaba muy molesto con ella por haber salido y haberse puesto en peligro de manera tan inconsciente. Sabía que Gandalf le había dicho que no fuera muy duro con ella pero no había podido evitarlo. También sabía que si sus padres hubieran estado ahí le hubieran dicho lo mismo. Ese día no tenía ganas de nada por lo que se encerró en su habitación y no salió de ahí. Gandalf y Legolas se habían reunido en privado. Al mago le preocupaba que la relación entre los hermanos se volviera fría y distante por aquel problema que había surgido.

-No te preocupes.- le dijo el elfo.- ya sabes cuanto quiere Aragorn a Delya. Puede que esté unos cuantos días cabreado con ella pero no le dará la espalda.
-Sinceramente lo dudó Legolas. He tenido tiempo para conocer a Trancos lo suficiente como para saber que esto le ha llegado hondo.
-Pero no lo suficiente. No te niego que estará molesto por este tema varios días o incluso una semana entera. Pero ya se le pasará

Hablaron largo rato durante este tema. Legolas vio como Aragorn se metía en su cuarto y disculpándose con Gandalf camino hasta llegar a él. Estaba preocupado por él y quería saber cómo se sentía. Llamó a la puerta y esperó a recibir respuesta. Pero esta no llegó y frunció el ceño. Sin enseguida esperando simplemente abrió la puerta y entró. Encontró a su amigo tumbado en la cama con los ojos cerrados. Supo que estaba despierto y se sentó a los pies de la cama. Al principio no dijeron nada. Aragorn no se sentía incómodo en la presencia del elfo así que no se molestó en echarle de allí. Pero el elfo empezaba a sentirse incómodo sin decir nada. Aparentemente su amigo parecía estar bien pero en el fondo sabía que estaba sufriendo pues su hermana no estaba recuperada del todo a pesar de los cuidados que su gente le había proporcionado.

-¿Cómo te encuentras?- se atrevió a decir por fin el elfo.
-Sinceramente estoy fatal. Tengo un dolor que no es físico. Aun sigo molesto por Delya. Intentó buscar la lógica en lo que hizo pero es que por muchas vueltas que le doy no soy capaz de encontrarla.
-No creo que debas preocuparte. Ella ha aprendido la lección y dudo que vuelva a intentar salir por su cuenta. Aparte, sabes que no es una chica que haga lo primero que se le pase por la cabeza.
-Legolas... Debo pedirte un favor. Se que es mucho lo que te pido pero ¿podrías vigilarla muy de cerca?

El mismo caminoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora