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Youngjae aún no podía creerlo, pero estaba ahí, lo estaba viendo en carne

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Youngjae aún no podía creerlo, pero estaba ahí, lo estaba viendo en carne... Él estaba ahí con un ramo de hermosas flores blancas y una nota de papel, cosa que a Youngjae le dió curiosidad.

—Hola Youngjae... —Murmuro Jaebum mirando frente a la tumba del menor. Él lo podía sentir, sentía su calor, sentía su mirada de nutria bebé sobre él, cosa que lo hizo sonreír. —¿Cómo has estado?.

—Extrañándote. —Murmuro bajito, aún recordaba con perfección la última vez que se habían visto.

—Yo también te extraño.

Youngjae miró a Jaebum sorprendido. —¿Lo había escuchado?, ¿Sabrá que está aquí?. —Mas preguntas a formulaba en la mente del pequeño sin entender realmente lo que estaba sucediendo.

—Se que te debo muchas explicaciones. —Youngjae asintió con el ceño fruncido, pero aún así muy contento. —Perdoname por no haber venido a visitarte, no tengo excusas... Sólo es que te extraño mucho, muchísimo. —Solto un sollozo. —Se que me perdonaste por lo que pasó, pero, aún me siento culpable... No te tengo aquí y realmente me siento horrible...

En ese momento Jaebum empezó a llorar, y sintió sobre el un calor dónde se sentía protegido, él lo sabía, sabía que Youngjae estaba ahí con él en ese momento, y también sabía que lo estaba abrazando porque aunque fuera como sea, aún podía sentir sus pequeños y frágiles bracitos sobre su espalda.

—No eres culpable de nada. —Murmuro sobre el oído de su mayor.

Jaebum abrió los ojos grandemente, sus latidos empezaban a acelerarse, sus labios a temblar. Pero es que, había sentido un susurro sobre su oído, como si él mismísimo Youngjae le estuviera hablando. ¿Cómo eso era posible?.

—Me haces falta, Jae uno. —Murmuro más confiado, se levantó dejando de sentir aquel tacto y rápidamente se arrepintió, se arrodilló y puso las flores sobre la tumba del menor.

—Tu también me haces falta, Jae dos. —Murmuro secándose una lágrima que caía sobre su mejilla al recordar los tontos apodos que se ponían ambos de jóvenes.

—¿Sabes?, He pensado mucho en tí. —Hizo una pausa. —Siempre lo he hecho, necesito saberlo, necesito saber si estás aquí, conmigo, ahora...

Youngjae no espero mas y extendió sus alas para elevarse e hizo un revuelo con ellas. Jaebum al sentir esa suave brisa rociar su piel sonrió y su nariz se torno roja al igual que su mejilla, con lágrimas amenazando por salir.

—Estas aquí. —Murmuro con una pequeñita sonrisa.

Youngjae también sonrió.

✴🍃

Mark se despertó con ganas de comer, ya era media noche y no tenía ni idea de qué hacía despierto a esa hora, pero bueno, su estómago clamaba hambre y tenía que hacer lo que su estómago pedía. Caminó hasta la sala hasta que vio una silueta en aquel lugar, se asustó porque pensó que era un ladrón, hasta que se percató de que era BamBam y soltó un suspiró de alivio.

—Bam, me asustaste mucho. —Se quejó entrando a la cocina.

—Lo siento, suelo despertarme a esta hora porque me da hambre por alguna razón. —Contesto con una pequeña sonrisa entrando a la cocina junto con Mark.

Mark asintió sin entender mucho, reviso hasta que acertó, en la lasena había una caja de cereal, lo tomó y miro a BamBam con una sonrisa mientras tomaba de éste. El menor tomo dos vasos de leche y se sentó junto a Mark posicionando uno sobre la mesa.

—Gracias.

—De nada. —BamBam lo miró confundido a lo que Mark lo miró de la misma manera.

—¿Qué?. —Pregunto Mark con la boca entre llena de cereal.

—Nada, es que dijiste una vez que no comías cereal. —Lo miró. —Porque lo odiabas.

Mark casi se atraganta de los nervios.

«¿Qué clase de persona no come cereal?, Dios, que chico tan extraño.» Pensó una vez se recuperó.

Aclaró su garganta antes de contestar. —Creo que cambie de opinión, me gusta mucho... —Murmuro tomando otro puñado.

BamBam lo miró con una ceja arqueada. —No comes cosas dulces.

—No se me antojaban las cosas dulces, pero en realidad me encantan, en especial las golosinas. —Esta vez ya estaba empezando a ponerse nervioso.

—Esta bien, te creó... De todos modos no te creí.

Mark lo miro confundido a lo que el menor río bajito.

—Mark Hyung, ¿A quién no le gustan los dulces?, Aparte de que he visto que te los comes a escondidas. —El tono de voz de BamBam sonaba tan inocente como sincero.

Mark le sonrió. —¿Sabés?, A los angeles no les da hambre... —Solto con un tono de nostalgia.

—No lo sabía... ¿Por qué?. —Pregunto interesando tomando un sorbo de su leche.

—Porque no es como si realmente estuvieran vivos, y no todos tienen alas, para tenerlas hay que ganarlas. —Dichas esas palabras sonrió, recordó cuál había su propósito de vuelta a la tierra.

—Bueno, eso no lo sabia... —Murmuro. —¿Cómo?.

—Pues... —Hizo una pausa para pensar. —Normalmente los Ángeles que trabajan para Dios en la casa blanca las pueden tener... Como Youngjae, él tiene unas alas grandes y fuertes, tanto como hermosas. Se la ganan cumpliendo el mandato de Dios, él les da una misión en el mundo de los vivos (La tierra) para cumplir un propósito.

BamBam lo miró con ojos soñadores, iguales que los de un niño. —¿Qué clase de mandato?, ¿Yo también podría tener las mías el día que muera?. —Pregunto interesado.

—Bueno... Cómo dije tienes que ganarlas, Díos te pone una misión y si la pasas tendrás tus alas. —Contesto con una sonrisa.

—¿Qué rayos hacen despiertos a estas horas?, ¿Si saben que mañana hay universidad?. —Interrumpio JinYoung cruzándose de brazos.

—Lo sentimos. —Contestaron los dos con la cabeza hacia abajo.

—Vayan a dormir, ahora. —Ordeno.

—Como diga, Omma. —Ambos rieron y se fueron hacia sus habitaciones, dejando a un JinYoung calmadamente suplicando al cielo paciencia.

Mark cerró la puerta detrás de su habitación y se tiró a la cama mirando el techo con una sonrisa ladina.

Yo quiero ser un Ángel...

Yo quiero ser un Ángel

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✴I Don't wanna be a Angel ✴•Markson•Donde viven las historias. Descúbrelo ahora