...
La luz de la mañana entraba por los huecos de la ventana del cuarto de Mar y le daba en la cara. A consecuencia de esto, Mar abrió los ojos poco a poco, desperezandose en la cama.
- ¿Qué hora es? - dijo para ella misma en voz alta mientras alcanzaba su teléfono móvil el cuál estaba perdido entre sus sábanas.
Cuándo lo encontró, sonó la alarma que ella misma había programado la noche anterior.
Suspiró. - Menos mal, ya me creía que iba tarde.
Se levantó de la cama, la hizo, dejando encima de ella todos los cojines que tiró al suelo para poder dormir y después corrió a su armario, para prepararse antes de que Camila estuviera en el apartamento.
A decir verdad, Mar sentía algo de miedo, hace poco que salió de una de sus "relaciones" y no creía que estuviera preparada para otra tan pronto, ¿qué iba a pensar la gente?
Después de escoger la ropa que llevaría esa mañana, se sentó en la cama a pensar un rato, quedándose en babia durante unos minutos.
Alguien llamó a la puerta de su habitación. - Mar, espero que estés despierta, Camila está subiendo.
Esta última frase hizo que la chica saliera del mundo interior en el que estaba metida y se levantara de un salto de la cama.
- Mierda, mierda, mierda, que no me he maquillado, fuck, fuck, fuck... - decía una y otra vez mientras corría de un lado a otro buscando distintos productos de maquillaje.
Se colocó delante de su tocador y empezó a maquillarse, no tardo más de cinco minutos, algo que en ella, era muy raro ya que podía pasarse horas delante del espejo.
Tras esto, soltó todo en su lugar y salió al salón lo más rápido que pudo.
- Ya estoy. - sonrió victoriosa sentándose en el sofá y mirando a sus dos amigas que se encontraban en... ¿pijama?
- Pero, ¿qué hacéis todavía así? ¿No estaba subiendo Camila?
- Que va, te dije eso para que no estuvieras dos horas delante del espejo, aún le queda un rato. - río Mia, sentándose en el sofá con una taza de té entre sus manos.
- Dios, te odio. ¿Y ahora que hago yo?
- Desayunar por ejemplo. - respondió su amiga terminándose la taza de té y dejándola sobre la mesita de café.
- No me entra nada tía, estoy de los nervios.
- ¿Y eso? - dijo Cler sentándose junto a las otras dos chicas.
- No sé, es que hace poco que terminé con... ese otro chico y tampoco quiero empezar a salir en las revistas como una zo...
Cler la hizo callar. - Vamos a ver, esa "relación" ya fue tía, pasa del tema, ya se quedó todo claro con la prensa. Camila controla esos temas mejor que nadie, por algo trabajamos para ella.
- Bueno, tienes razón, pero Camila no me controla a mí. Y yo me sigo sintiendo mal. - respondió cruzándose de brazos.
- En eso tienes razón, pero para algo nos enseñaron a controlar nuestras emociones, para que esto no nos afectara tanto.
- No me quedó muy clara a mí la cosa... - río Mia. - A mi me pasa cómo a ella, a veces me afectan estas cosas.
- ¿Ves Cler? Seguro que a ti también. - respondió Mar.
- Bueno, puede que si, pero creo que aunque sea así, una de nosotras tiene que mantener la calma y ayudar a las otras dos ¿sabéis? por eso nunca os digo nada, siento que tengo que cuidar de las dos.
- Pues eres la pequeña, quizá eso debería hacerlo yo. - soltó Mía mirándola tierna.
- No creo que la edad tenga que ver en esto. - respondió Cler levantándose para ir a su habitación.
- No sé, quizá no, pero no deberías comerte esa responsabilidad tu sola. - soltó Mar levantándose tras esta.
- O sí. - soltó esta tras cerrar la puerta de su habitación.
Mar y Mia compartieron una mirada de confusión durante unos segundos. Nunca habían visto a Cler de esa manera, y sentían algo de malestar porque así fuera.
- Creo que... voy a ir a arreglarme. - dijo Mía levantándose, para después abrirse camino hasta su habitación.
- Sí, deberías.
...
Pasada una hora, las tres chicas esperaban inquietas en el salón, ya arregladas. El ambiente en la habitación era pesado, lleno de anticipación y nerviosismo.
- ¿No estáis nerviosas? Yo si lo estoy, bastante de hecho. - decía Mía andando de un lado a otro de la habitación.
- ¿Puedes calmarte y sentarte un segundo?
- Como me siente me cago, yo solo aviso. - río la chica, bromeando.
- Entonces sigue dando vueltas anda. - añadió Mar mientras cruzaba los brazos entre risas, dejándose caer en el sofá.
Las tres chicas rieron y de repente sonó el porterillo de su apartamento.
- Mierda. - dijo Cler levantándose. - Voy yo.
Se acercó y cogió el teléfono del porterillo. - ¿Sí?
- Cler, ábreme, soy Camila.
- Claro.
Después de esto, pulsó el botón que abría la puerta de abajo y espero impaciente que Camila subiera.
- Tranquilas, ya hemos hecho esto antes. Respirad. - dijo Cler desde la entrada.
- Lo sé. - dijo Mar.
- Lo sabemos. - repitieron Mía y Mar al unísono.
El timbre sonó, Cler, sacudió las manos y luego se las limpió en los pantalones, claramente nerviosa. Colocó la mano en el picaporte y lo giró rapidamente, como si fuera algo que quisiera quitarse de golpe, como una tirita, y dejó ver a Camila, una mujer de estatura media, con la melena media larga, de color castaño oscuro, casi negro, gafas de sol puestas, que ocultaban sus ojos de color verde, penetrantes y siempre ruidosos, acompañada de su secretario, con el que iba a todos lados, Victor, él, era un chico escualido, bastante delgado, con gafas, que vestía con mucho estilo y siempre llevaba una carpeta y un boli, donde apuntaba todo lo que Camila iba diciendo.
- Buenos días chicas, ¿preparadas para un nuevo trabajo?
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Novia por contrato
FanfictionTres chicas cuyo trabajo las obliga a cambiar de pareja cada poco tiempo, Mia, Mar y Cler se ven sorprendidas por la noticia de otro romance nuevo, esta vez, con integrantes de una de las bandas más famosas del momento, One direction. ¿Podrán cumpli...