Apareándose con su Captor

13- Final

Ji Yong tuvo un sueño donde estaba con Seung Hyun. No estaban en la cabaña que Seung Hyun había construido con él y no junto a las aguas termales donde Seung Hyun lo había llevado a bañarse.

Curiosamente, estaban caminando por el perímetro del jardín, mirando a través de las cercas. No había nadie más en la manada. Fueron solo los dos disfrutando de la compañía del otro.

La mejor parte fue cómo se tomaron las manos. Ji Yong estaba bastante seguro de que Seung Hyun no había tomado su mano antes, pero esto se sentía bien. Ji Yong podía sentir el calor del cuerpo de Seung Hyun a través de su palma, y el día era hermoso y el paseo tranquilo.

Ji Yong se sintió amado. Feliz incluso. Él podría permanecer en este sentimiento feliz por el resto de su vida.

―Te estoy enviando a casa.

Ji Yong parpadeó ante su amante.

―¿Volver a la cabaña? Pero es bueno aquí.

Seung Hyun dejó de caminar. Miró a su compañero con una tristeza en los ojos que Ji Yong no estaba seguro de haber visto antes.

―Espera, ¿quieres decir que quieres enviarme a casa con mi padre?

―No estás a salvo aquí. He fallado en protegerte demasiadas veces.

Ji Yong estaba más que aturdido. Cada músculo de su cuerpo se sentía congelado. Negó con la cabeza a su compañero, pero Seung Hyun parecía listo para defender su decisión.

―Esta es la única manera.

―Tú... no puedes, sin embargo. Dijiste que pertenecemos juntos. Dijiste que te pertenezco.

―Y fue un error para mí traerte aquí en primer lugar.

Las duras palabras de Seung Hyun, pronunciadas en ese tono frío, fueron lo que hizo que Ji Yong se apartara de él. Dejó caer la mano de Seung Hyun, alejándose de él, todavía sacudiendo la cabeza.

―Pensé que esto te haría feliz.

―¡Pensaste mal!

Seung Hyun no se dejaría llevar. Continuó mirando a Ji Yong con esa expresión fría.

―Estás haciendo más de esto de lo que deberías. De todos modos, nunca fuimos un juego adecuado.

―¡Pero tengo tu mordida en mi cuello! Me lo diste. No quiero irme.

―Será difícil al principio, pero con el tiempo, podríamos aprender a separarnos sin que nos haga daño a ninguno de nosotros. Deja de ser egoísta. No puedo protegerte, y te molesta tenerte aquí. No pasaré todo mi tiempo preocupado por si mi manada intentará lastimarte o no. Se suponía que iban a venir primero de todos modos.

Seung Hyun se dio la vuelta y le dio la espalda a Ji Yong, y comenzó a alejarse de él.

El pánico se precipitó a través del pecho de Ji Yong, estrangulándolo, haciéndole difícil respirar de nuevo.

―¿Seung Hyun? ¡Seung Hyun, por favor, no te vayas!

Seung Hyun no se detuvo. No lo miró, no dio ninguna indicación de haber escuchado a Ji Yong en absoluto.

Ji Yong finalmente logró controlar sus pies, luchando contra la quemadura en sus pulmones, el problema que tenía al tirar aire en ellos ahora que Seung Hyun quería dejarlo.

Ji Yong se quedó sin aliento, tratando de llamarlo.

―Seung Hyun. ¡S-Seung Hyun!

Él no se detendría. Él no se volvería. La aldea a su alrededor se desvaneció, y lo único que quedó fue una niebla nublada, y Ji Yong estaba solo en ella.