Capítulo 1

229 63 48
                                    

Adelyn West

15 de julio de 2022

Desde que era muy pequeña tuve que aprender que mi vida no es igual a la del resto, que yo soy muy diferente a todos los que me rodean, es algo difícil pues cuando te has quedado sola y has perdido todo lo que un día amaste simplemente la fuerza desaparece, te vuelves débil y eso te hace vulnerable a todos los peligros que suceden en el exterior.

Aunque siempre hay una luz al final del camino y no hablo precisamente de cuando mueres y vas al cielo con los bichos volando, los supuestos ángeles, lo que digo es que en algunas ocasiones esa luz pueden ser personas que te ayudan a salir del lugar oscuro donde has caído, como en mi caso. Mis padres y mi hermano son ese pequeño rayo de luz en mi vida a quienes les debo que ahora me encuentre aquí.

Cuando intento abrir mis ojos me obligo a cerrarlos de nuevo al notar toda la iluminación que había en mi habitación, ¡Diablos! Debí olvidar cerras las cortinas del balcón, salgo de mis pensamientos cuando escucho que están tocando a mi puerta.

—Adelante —digo somnolienta mientras me sumerjo entre mis sabanas nuevamente.

—¿Adelyn? ¿Qué haces todavía en la cama? —mi hermano me observa sorprendido desde el umbral de la puerta, pero rápidamente cambia su rostro a desaprobación.

—Trato de dormir Dylan así que sal de mi cuarto —respondo arrugando la nariz y refunfuñando.

—¿Te volviste loca?, te quiero en cinco minutos abajo. No pienso llegar tarde al primer día de mi último año en la Universidad por tu culpa, así que mueve ese culo y arréglate —sale de mi cuarto aun regañándome mientras camina en el pasillo hasta que lo pierdo cuando baja las escaleras. En serio amo a ese chico, pero a veces puede ser todo un fastidio.

Me levanto de mi cama maldiciendo y me dirijo a darme una ducha, cuando salgo me visto con un vestido de tirantes negro, ajustado de la parte superior y suelto de abajo con un estampado de fresas, la verdad me queda demasiado bien siempre he creído que tengo un cuerpo envidiable, grandes pechos, buen trasero y como paso ejercitándome la mayor parte del tiempo mi abdomen está bien marcado, tengo una cintura pequeña y caderas anchas, aunque eso en realidad me da igual.

Pienso que una persona puede ser muy linda físicamente, pero si su interior es un asco realmente es una persona jodida. Me pongo mis botas y una chaqueta porque estamos en época de invierno y no quiero congelarme fuera, dejo mi pelo suelto, es de un color naranja tan encendido como el propio fuego y siempre tiene ondas en él. Cojo mis cosas y bajo a la cocina por algo de comer antes de irme.

Encuentro a mis padres sentados en el comedor mientras desayunan y hablan sobre cosas de política y economía para nada interesantes, mamá grita que todo es una injusticia y mi padre la sigue diciendo que por lo menos nuestra familia no paga impuestos, sin duda son el uno para el otro. Al percatarse de mi llegada guardan silencio y me dedican la sonrisa cariñosa de siempre.

—Buenos días, princesa —me saluda mi padre con un beso en la frente.

—Buenos días a mis dos razones de existir —saludo a ambos con un beso en la mejilla y camino a la nevera por una botella de agua.

—¿Vas a desayunar, cielo? —pregunta mi madre siguiendo con la mirada mis movimientos.

—No mamá, voy tarde y Dylan va a matarme si tardó un poco más en salir, pero me llevo esta deliciosa manzana —le contesto tomando una manzana del cesto que está en la mesa y despidiéndome de ellos mientras me encamino a la puerta, antes de salir escucho a mi padre alzar la voz para decirme algo y detengo mis pasos.

—Oye pequeña, recuerda que esta tarde tienes que ir a Grytviken —Note algo de indecisión en su voz, pero no le preste demasiada atención a ese detalle.

—Ahí estaré papá —le respondí de vuelta saliendo de casa y encontrándome con el ceño fruncido en el rostro de mi precioso hermano.

—Ya es hora grandullón, no queremos llegar tarde ¿verdad? —le digo con mi mejor cara inocente para molestarlo aún más al acercarme a él y dándole un mordisco a mi manzana.

—Si no te amara tanto y no fueras más poderosa que yo, serías comida para peces en este momento —me dice subiendo al auto y ganándose una carcajada de mi parte.

—Como si pudieras ganarme —le respondo mientras le muestro mi lengua en señal de diversión, él solo rueda los ojos y arranca el auto.

Como dije no soy una chica como el resto, ni yo ni los míos.
Déjenme ponerlos en contexto, hace muchos años hubo un tiempo en el que todo el mundo estaba en guerra, había disturbios por todos lados y sangre corriendo por las calles, millones de personas inocentes estaban muriendo a manos de escorias cegadas por la ambición y el dinero, nadie tenía compasión ni buscaba ponerle fin al desastre que estaban causando, por lo que todo el mundo fue castigado por el Dios Shine, el encargado de velar por la paz en la tierra, separando así a todos en dos bandos, la claridad y la oscuridad.
Este Dios aún en la actualidad es muy respetado por las dos partes, pero con distintas perspectivas.

Las personas estaban desobedeciendo muchas leyes de la naturaleza dañándose entre ellas solo por un poco de poder, por lo que decidió poner fin a eso excluyendo a las personas que mataban y hacían de este mundo un lugar retorcido, su castigo fue quedarse sin alma y vivir por siempre en la oscuridad, más sin embargo, les fueron otorgados una serie de poderes por su valentía al asumir sus errores, los cuales con los años los han convertido en las peores escorias de este mundo, ya que piensan que tienen el poder sobre todos y siguen haciendo daño a personas inocentes.

Por otra parte a todas las víctimas y personas inocentes que murieron en el combate les fue dada una segunda oportunidad, fueron trasladadas a Grytviken un pequeño pero hermoso lugar donde rehicieron su vida, a ellos también les fueron otorgados una serie de poderes pero estos los ocupan para hacer el bien, caso contrario a los oscuros.

Pero no todo en la historia quedó solo en la separación de estos dos tipos de seres, lo que la mayoría de las personas conoce como el mundo normal es el lugar donde están los que hicieron el peor daño, claramente no son todos pero una buena parte de ellos sí, no se considera otro mundo porque en él no hay personas que conozcan la historia porque los que quedaron aquí perdieron todos sus recuerdos y la realidad de los humanos es muy diferente.

Tanto los buenos como los oscuros pueden salir a la realidad y es por ello que siempre debe de existir un rey en cada uno de estos, para controlar el orden y la calma, aunque este último tiempo no ha sido en lo más mínimo así.

Por el lado de los oscuros su reina es Atkins, una mujer sin duda hermosa, su cuerpo con curvas, su cabello completamente negro y su piel pálida gana la atención de cualquiera, pero detrás de tanta belleza se encuentra una mujer despiadada, sin sentimientos ni corazón que solo busca dañar a cualquier persona que se le pase por delante por placer y satisfacción, la cual solo pensarla me produce un sentimiento de asco y repulsión en mi interior.

En el mundo "normal" no hay reyes solo hay personas encargadas de vigilar que todo se encuentre en orden y que no se provoque un caos, los cuales en este tiempo son personas buenas asignadas por el reinado de la claridad.

Y en este último hay una reina, la cual no asume su puesto y ha dejado a cargo a sus padres, aunque todo el mundo la respeta y le teme solo a ella por no ser igual a todos. Y esa soy yo Adelyn West y si se preguntan porque soy tan diferente, hay una sencilla razón; yo no pertenezco a un solo mundo, yo poseo tanto oscuridad como claridad en mi alma.

Reina de dos mundosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora