Capítulo 3

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Adelyn West

Desperté asustada y sudando frío, aun con mis párpados pesados fui abriendo los ojos lentamente y me topé con una situación de lo más extraña.

—Chicos como les iba diciendo él es un nuevo estudiante que se está incorporando a su clase, su nombre es Derian Collins, recuerden hacerlo sentir como en casa —escuche a Lorwen hablar, pero mi vista seguía fija en el chico al lado de él.

¿Qué cojones? Estoy segura de que he escuchado otro nombre salir de su boca. Acaso... ¿Me estaré volviendo loca? Joder lo que me faltaba, agregar loca a mi lista de adjetivos, no eso no puede ser, me estoy imaginando cosas por no dormir toda la noche y la desesperación de encontrar a los Verslov.

Salí de mis pensamientos cuando observé que el chico misterioso pero malditamente caliente pasaba justo al lado mío y tomaba asiento detrás de mí. Por un momento sus ojos color esmeralda se posaron brevemente en mí, una extraña sensación se instala en mi pecho y eso quiere decir que algo no va bien. Hay algo en él que grita peligro y no voy a permitir que nadie venga a este lugar a quitar la tranquilidad que tanto me ha costado mantener.
Decidí concentrarme en mis apuntes y en los garabatos que estaba trazando en mi cuaderno hasta que llegara la hora del almuerzo pero la mirada pesada de alguien que sabía perfectamente quien era no me dejaba hacerlo.

El timbre sonó y di gracias a todos los dioses por permitirme huir de ese lugar y de ese chico, todos comenzaron a salir del lugar con una sola dirección, la cafetería. El sitio donde todos se reúnen para coger su comida y hacer diversas actividades, como peleas entre humanos por ver quién es el que tiene más esteroides o las chicas por quien es más plástica, otros pocos ocupan la cafetería como habitación y la mesa como cama, un asco. En mi caso voy a comer y a escuchar a mis amigos hablar de tonterías, lo sé, nada interesante.

Estuvimos haciendo fila hasta que por fin fue nuestro turno, con una sonrisa me acerqué a Marta, la mujer que servía la comida, es todo un ángel desde que llegué aquí me ha tratado como si de su hija se tratase y siempre me da uno que otro pastelillo de cariño.

—Señora Marta ya vino su estudiante favorita — canturreé con una sonrisa ladina adornando mi rostro.

Los chicos bufaron y comenzaron a discutir de quién era en realidad su favorito, Marta solo se dedicaba a reír mientras miraba nuestra tonta pelea.

—Ady cariño ten tu comida —me tendió la bandeja llena de una deliciosa hamburguesa con papas fritas y mis ojos brillaron mientras relamía mis labios, en serio adoro a esta mujer —y tu pastelillo por supuesto —me guiño un ojo y yo sonreí victoriosa.

—Y todavía preguntan quién en su favorito —hable con arrogancia y les saque la lengua como la chica madura que soy.

Luego de que todos tuvieran su comida nos dirigimos hacia la mesa de siempre no sin antes tirarle unos cuantos besos de despedida a Marta.

Tomamos asiento y sin pensarlo dos veces comencé a comer esta deliciosa obra de arte, sentí unos pares de ojos verme y les ofrecí mi mejor cara de fastidio sin entender que tanto veían.

—¿Qué? —pregunté aún con la boca llena, provocando que todos hicieran muecas de asco.

—Por Shine mujer desde hace cuánto no te alimentas —menciona Emily con la misma mueca de asco de antes.

—Cierren la boca y prueben esta delicia —cerré mis ojos y seguí disfrutando del paraíso hasta que volví a escuchar su plática.

—Chicos... ¿Alguno de ustedes sabe dónde vive el nuevo estudiante? —iba a darle otro mordisco a mi hamburguesa, pero quede con la boca abierta al escuchar la pregunta de Lenna y todos la observamos con el ceño fruncido.

Reina de dos mundosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora