Capítulo 8

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Adelyn West

25 de mayo del 2006

—Mi pequeña, ¿Cuándo vas a entender que por más que quieras escapar de la oscuridad, tú ya perteneces a ella? —sus palabras dolían y lágrimas bajaban por todo mi rostro.

—Señora, por favor deténgase es solo una niña —la voz de mi nana me tranquilizaba pero temía por lo que pudiera ocurrirle luego de esto.

—¡CÁLLATE ESTÚPIDA CRIADA! —todo mi cuerpo tembló solo de escuchar su voz de esa manera.

Lo que se escuchó después fue un golpe y un grito lleno de sufrimiento por parte de la única persona que amaba en este lugar.

Isabella sal de tu escondite, tu nana morirá a golpes si no lo haces —su voz amenazante y los golpes que escuché segundos después fueron los que me obligaron a salir de donde estaba.

Por favor no le hagas nada —suplique llorando.

¡ADELYN NO! —mis ojos viajaron hasta dar con mi nana y dejé salir un sollozo al ver como se encontraba por mi culpa —huye de aquí, eres una niña inteligente. Necesito que corras y no veas hacía atrás.

>>Hazme un favor mi niña, olvida el día en que nos conocimos, olvida los días hermosos que pasamos juntas, olvida que una vez formé parte de tu vida, olvida todo lo que me une a ti.
Las dos sabemos en lo que me convertiré cuando esto acabe y no quiero que estés aquí para verlo.

No me hagas esto, no me dejes sola —lloraba con más intensidad mientras caía al suelo —de ahora en adelante seré buena niña, no haré travesuras, pero por favor no me dejes en este horrible lugar —su mirada triste me confirmaba que eso no iba a ser así.

Lo siento mi pequeña reina, prometo que volveré a verte algún día como soy realmente, pero hasta que eso suceda asegurarte de convertirte en una mujer fuerte, nunca dejes que los demás vean que te han dañado, protege a los tuyos y lo más importante destrúyeme, yo seré igual a ellos dentro de unos momentos. Como lo hablamos Bella, no dejes a ninguno con vida.

>>Hasta pronto cariño, a pesar de todo nunca olvides que te amo

Ese día murió la persona más importante para mí, la que me brindó luz aún en este infierno, la que me abrazó cuando los demás me golpeaban y la que entrego su propia vida para salvar la mía.

No logré lo que me pidió, por más que traté de escapar al final tuve que pasar más tiempo en el lugar al que verdaderamente pertenezco, y aún peor, con mi propia madre torturándome.

Me levanté bruscamente del sitio en el que estaba luego de ver ese recuerdo que tanto me atormentaba y mi corazón latía desesperado preso del pánico por regresar a esos días, hasta que sentí unos brazos rodeándome y una fragancia que sabía perfectamente de quien se trataba.

—Si no te tranquilizas ahora y alguien entra aquí se darán cuenta —estaba confundida y no procesaba sus palabras y él al darse cuenta de esto soltó un suspiro de cansancio y volvió a hablar —Tus ojos West.

Supe a que se refería y rápidamente cerré mis ojos y relajé mi cuerpo y mis pulmones que pedían a gritos oxígeno, cuando pude tranquilizar mi respiración fui abriendo poco a poco mis ojos que ya habían vuelto a su color normal.

—Así está mejor su majestad —soltó con sorna mientras se alejaba de mi —Y dime, ¿Tan ansiosa estas de morir que ya no te fijas si vienen coches al cruzarte la calle?

Mi mirada viajo por toda la pequeña habitación de la enfermería hasta terminar en el chico que tenía delante analizando sus palabras y recordando lo último que sucedió antes de que el auto impactara contra mí.

Mi cuerpo no me dolía y eso se debe a que mi poder de recuperación es mucho más avanzado que el del resto y estoy seguro de que Demián también tuvo algo que ver en esto, seguro alguno de sus poderes hace que curase a los heridos.

—Tú eras el que me estaba siguiendo —acusé mientras me ponía de pie y lo señalaba con enojo y él solo se dedicaba a observarme serio y sin expresión alguna, como siempre —Por tu jodida culpa terminé en este lugar.

—Que mala forma de agradecerme por salvarte tu patética vida niña, no era yo quien te seguía simplemente estaba en el lugar y momento justo —dijo mientras metía sus manos en los bolsillos de su pantalón restándole importancia a la situación.

—Vamos Verslov sé que puedes mentir mejor, ya sabes lo que dices a basura como nosotros, no se le da bien fingir ser buenos —la ironía se escuchaba en cada palabra que salía de mi boca hasta que de un momento a otro estaba acorralada contra la pared y con el rostro de Demián a pocos centímetros del mío.

—Deberías tener más cuidado con tu forma de hablar bonita, no me sirves muerta, no aún, así que no seas tonta porque puede que a la próxima no esté yo para salvarte —su aliento se mezclaba con el mío y nuestras miradas mantenían la pelea.

—No te creas tan importante chico malo, tú no me conoces y puedo asegurarte de que haberme mantenido viva todos estos años no ha sido gracias a ti, así que esto no cambia nada —lo empuje lejos de mi con uno de mis poderes y tomé mis cosas para luego salir con prisa de ese lugar, sin duda no podemos hablar sin que termine en discusión

Escuché como salía de la enfermería y venía detrás de mí pero seguí caminando lo más rápido que podía hasta que el señor Andrews me detuvo y Demián llegaba hacia nosotros.

—Qué bueno que los veo, he estado buscándolos por todo el campus y no había dado con ustedes —me sorprendí mucho al notar que bajo sus ojos tenía unas muy marcadas ojeras y en su rostro solo se reflejaba cansancio —tuve que ajustar unas cosas y la entrevista se apresuró, mañana mismo ambos tendrán que presentarse ante las personas del espectáculo de televisión.

—¿Mañana? Señor Andrews ni siquiera hemos preparado las respuestas —realmente estaba preocupada, estoy segura de que esa maldita entrevista me ocasionará muchos problemas.

—Lo siento mucho Adelyn, no tengo otra opción —noté algo distinto en su voz, culpa y arrepentimiento, por un momento pensé que no se estaba disculpando realmente por eso sino por algo más.

—Está bien director, cuente con nosotros —Demián le respondió con su rostro serio, mientras apretaba suavemente mi hombro para que dijera lo mismo, lo vi con recelo pero solo suspire y fije mi mirada nuevamente en el desmejorado señor que tenía frente a mí.

—Si señor Andrews, cuente con nosotros —arrastre las palabras y sonreí falsamente.

—Muchas gracias, chicos, sabía que podía contar con ustedes —observe como se marchaba y mi pecho se oprimió al sentir que algo raro le estaba pasando, era un buen hombre y ya no parecía el mismo con el que cene la última vez.

—No podíamos negarnos, algo me dice que se encuentra muy grave —soltó Demián para después darse media vuelta y caminar hacia las aulas.

Me quede de pie en el mismo sitio pensando todas las posibles causas de su estado pero ninguna me cuadraba a la perfección.

—¿No vienes West? —su voz me sacó del trance en el que me encontraba pero solo negué con mi cabeza y me dirigí a la salida del instituto dispuesta a ir a un solo lugar, la casa del señor Andrews.

Al ver el callejón que estaba frente a mi sonreí maliciosamente, con cuidado y sin que nadie se diera cuenta subí por los aires hasta un punto donde no fuera visible para las personas y comencé mi recorrido, enserio amaba volar, sentir el viento en mi cara lograba que olvidara por un momento todos mis tormentos, hasta que a lo lejos divisé mi objetivo, baje al estar segura de que no había nadie cerca.

Toqué el timbre varias veces pero nadie vino a recibirme, iba a tocar nuevamente cuando me di cuenta de que la puerta estaba abierta.

Entre sin hacer ruido a la enorme casa y me dirigí a la cocina ya que Senia siempre estaba ahí, pero esta vez no era así, caminé hacía el salón principal y al llegar vi a Senia atada a una silla y con una venda en su boca. Corrí hacia ella para ayudarla cuando otra persona también entró a la sala.

No podía creer lo que estaba viendo, rápidamente me puse de pie y solo pude observar sorpresa y miedo en el par de ojos que tenía frente a mí.

—¿Papá? ¿Qué crees que haces? —mi voz sonó desesperada y me quedé helada al notar un arma entre sus manos.

Reina de dos mundosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora