Capítulo 3

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Simon dejó de mirar sus manos en cuanto la puerta de la habitación en la que lo habían dejado, supuso que para que se tranquilizara, se abrió de golpe. Riley había aparecido con un semblante mucho más tranquilo que el suyo y la puerta se había cerrado tras de él sin que este cuestionara el por qué. Simon decidió no prestarle mucha atención al chico, pero terminó por notar que este estaba tan tranquilo que se había sentado inmutablemente en una esquina a escuchar música, como si solo estuviera ahí para esperar una indicación. Entonces la puerta se abrió de nuevo y Nathan Cross entró deteniéndose en seco al ver quienes estaban dentro. Con un suspiro, miró al hombre que lo había guiado a la habitación.

—¿Y ahora qué hago aquí? —preguntó fastidiado, pero el hombre no respondió y se fue cerrando la puerta, a lo que Nathan volvió a mirar a Simon y Riley —¿Y? ¿Ahora esto qué?

—Cada vez tengo menos idea —respondió Simon respirando hondo —¿Alguien más se siente personalmente atacado?

—Probablemente nos darán los resultados —respondió Riley con uno de los audífonos en la mano.

De pronto la puerta se volvió a abrir y Nathan se hizo a un lado para ver a Hallie en la entrada, quien en cuanto los notó miró a todos con un rostro lleno de pánico que luego pasó violentamente a la frustración.

—No puede ser —dijo gruñendo entre lo que parecía ser el inicio de un sollozo estrangulado —¿Qué se supone que es esto? ¿Significa que reprobé?

—¿Por qué piensas eso? —preguntó Riley quitando la música del todo, a lo que Simon respondió con una sonrisa juguetona.

—Porque ella cree que somos estúpidos, y piensa que si la arrojaron con nosotros es porque ellos la consideran estúpida también. Quién sabe. Tal vez es cierto.

—Qué linda—musitó Nathan con los brazos cruzados.

Entonces la puerta volvió a abrirse con un sonido mecánico y sin ninguna explicación, dejando solamente a Ella dentro con un rostro confundido.

—¿Qué es esto? —preguntó re acomodando su bolso de mano —¿Otra prueba?

—Perfecto —gruñó Hallie sentándose en una esquina con los brazos cruzados y los ojos vidriosos —Esto es... perfecto. Es todo lo que necesitaba.

—Si te sirve de algo —comentó Riley mirando a Hallie en el suelo —Somos cinco personas con perfiles muy diferentes...

—Sí —lo interrumpió Simon con una risita —Parecemos sacados de una película. Tal vez salgamos de aquí tomándonos de las manos y siendo amigos.

—Lo dudo —gruñó Hallie cerrando los ojos con cansancio.

—Decía —prosiguió Riley —Que es muy poco probable que exactamente nosotros hayamos sacado una calificación reprobatoria. Además, eso no existe en el ARC.

Ariella estaba a punto de preguntar el porqué del debate cuando de pronto y ya con los nervios de todos un poco alterados, un hombre con traje entró a la habitación y se paró frente a la pared del fondo en silencio. Colocó su mano sobre la pared y de la nada esta comenzó a desplazarse hacia arriba para revelar otro espacio donde un auto negro esperaba con las puertas traseras abiertas. Entonces el hombre se giró hacia ellos.

—Se les solicita que todos entren en el auto por favor.

—¿Perdón? —preguntó Ella parpadeando —¿Quién se supone que nos solicita esto y por qué?

—Autoridades especiales —respondió el hombre con calma —Razones confidenciales. Nos iremos en cuanto suban —y con eso este subió al asiento del piloto cerrando la puerta con un suave click.

CRISTAL: Operación diamanteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora