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Me duele la cabeza, Giovanna no deja de vomitar en el baño y Paola está volviéndome loca con sus cancioncitas. Que mala manera de despertar un sábado temprano.

Mal, muy mal.

Mi teléfono no ha dejado de sonar desde hace media hora, y ya sé cuál es la razón. Pero no quiero hablar con Diego ahora. Fue una excelente noche, y una buena madrugada por lo que recuerdo.

Pero no estoy en mis capacidades de hablar con nadie, tengo el estómago revuelto.

─ ¡Dios! Contéstale o terminará saturando mis oídos. ─chilla Jenny escondiendo su rostro contra su almohada.─ Odio al mundo entero.

─ Fue la mejor juerga de mi vida. ─festeja Paola moviéndose al ritmo de la canción.

─ Bájate de mi mesa. ─ordeno tomando el teléfono.─ ¿Bueno?

─ Karol. ─dice Diego del otro lado de la línea.─ Espero no molestar.

─ Para nada, ¿Qué se te ofrece?

─ Bueno, solo quería saber cómo estabas. Y si recordabas nuestra cita.

Jenny me hace una señal para que ponga la alta voz y lo hago mientras me acomodo en el sillón poniendo el teléfono sobre el sillón.

─ Claro que la recuerdo. Pero me temo que no podrá ser ahora.

─ No, tranquila. Será cuando tú quieras. ─asegura y Jenny suspira.─ ¿Estás de acuerdo?

─ O sea sí. ¿Puedes mañana?

─ Perfecto, por mí mañana está perfecto. ¿En dónde nos vemos?

─ Te voy a enviar la dirección por mensaje. Mañana a las diez. ─puntualizo.─ Nos vemos.

─ Sí, nos vemos. ─dice él y segundos después cuelga.

─ Bueno, fue la llamada más corta del mundo. ─se queja Paola y yo me río.─ Así que... ¿Te verás con el chico guapo de ayer?

─ Eso creo. ─digo cayendo en cuenta en lo que dije.─ Oh genial.

─ Eso es bueno. ─interviene Giovanna sentándose en el sillón más cercano.─ Creo que vomité un bebé.

─ Ay, cállate. ─digo asqueada.─ ¿Y por qué es bueno?

─ Porque creo que todas ayer conseguimos un ligue. ─Paola interrumpe la respuesta de Giovanna.─ Levante la mano quien no se intercambió números con nadie.

Ninguna de las cuatro se mueve y Paola festeja diciendo que es un gran avance para nosotras. Y que pronto estaremos casadas criando hijos como buenas esposas.

Pero no, para mí no funciona eso. Es cierto que me divertí con Diego y todo lo demás, aunque él no vaya a ser nada mío. Y es que está claro que después de lo que pasó con Ruggero, va a costarme demasiado tomarme las cosas en serio.

Me va a doler y no quiero eso.

Creo que, por el momento, mis puertas para el amor van a cerrarse hasta nuevo aviso.

Será mejor así.

─ ¿Podemos hacer una cita cuádruple? ─pregunta Jenny emocionada y niego.

─ Estoy pensando en una excusa para cancelar.

─ Es guapo. ─insiste Giovanna.─ ¿Por qué simplemente no te olvidas de Ruggero y ya?

─ Porque no es fácil. ─chillo ahogando un grito contra el cojín.─ Maldito italiano cabrón que me enamoró. ¡Estoy loca por él!

2.- El verde de sus ojos; Por segunda vez.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora