27

1.3K 131 51
                                    

Como Ruggero me lo pidió dormí dos horas, a las cuatro y media me levanté mucho mejor, mi pecho ya no estaba congestionado y al menos podía respirar tranquila. Las medicinas que el doctor recomendó son muy pero muy buenas.

Como Giovanna estaba contenta con su familia decidí no molestarla, solo terminé de alistar mis maletas y me senté a esperar a Ruggero. Hasta cuatro y cincuenta y cinco que Giovanna anunció que me buscaban.

Creyendo que el italiano me buscaba tomé mis maletas prácticamente corriendo. Pero no, al abrir la puerta no era Ruggero, sino Diego.

Bueno, ya llegó...

─ Hola. ─musito dejando ambas maletas detrás de mí.─ ¿Qué haces aquí, Diego?

─ Quería verte. Ya sé que te vas con Giovanna por los preparativos de su boda, y bueno, solo quería desearte suerte.

─ ¿Sí? Bueno, eso es muy lindo de tu parte, Diego. ─exclamo viendo hacia la calle con miedo a que Ruggero llegue en cualquier momento.─ Y... ¿Qué más?

─ ¿Estás bien? Te notas muy nerviosa y...

─ No. O sea, si estoy bien.

─ Bueno, también vine por otra razón. ─dice y me veo obligada a mirarlo.─ Desde que comenzamos a salir, hace dos meses, te he respetado siempre y creo que lo sabes.

─ Sí, lo sé. ─digo confundida.─ Pero, ¿Eso qué tiene que ver? ¿Vas a faltarme el respeto ahora o cómo?

─ No, nada que ver. ─dice riendo.─ Es solo que, ya sé que vas a estar con Ruggero todo este tiempo.

─ ¿Sí?

─ Y no quiero perder mi oportunidad contigo por eso.

─ ¿Te refieres a que...?

Mis palabras se quedan en el aire cuando sus labios chocan contra los míos. Me está besando y me cuesta reaccionar.

Pero por supuesto que no le correspondo el beso, me toman unos cuantos segundos, pero reacciono y lo alejo de mí algo molesta. Que gusto de joder una linda amistad haciendo cosas estúpidas como esta.

─ ¿Qué haces? ─pregunto molesta.─ No debiste.

─ Lo siento, Karol. ─dice acelerado.─ La verdad es que nos hemos llevado muy bien y no pensé que...

─ Exacto, no pensaste. ─lo corto cada vez más molesta.─ Escucha, yo no te veo como algo más que amigo. No puedo corresponderte porque mis sentimientos le pertenecen a otra persona.

─ Ruggero, ¿Verdad?

─ Sí, y lo siento. ─admito.─ No debí crearte falsas esperanzas, lo siento.

─ No, descuida. Yo no debí mal interpretar nada. Y tampoco debí besarte.

─ Sí, no debiste. ─le aclaro y luego suspira.─ Escucha, lo mejor es que te vayas.

Él asiente, sabe que cometió el error más estúpido de su vida pese a que la mayoría de veces le he dejado claro que quiero que seamos amigos. Nunca se lo dije directamente, pero las muchas veces que le rechace un beso debieron ser suficientes.

Joder, me siento tan malditamente mal por él.

Pero la realidad es que yo no puedo estar para complacer los sentimientos de nadie. Si ni siquiera logro entender los míos a veces.

Cuando él se marcha me siento sobre la grada sumamente derrotada y pudo ver a Ruggero estacionarse afuera. Bueno, al menos solo vio a Diego irse, y no lo vio besándome.

2.- El verde de sus ojos; Por segunda vez.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora