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CAPÍTULO TREINTA

La lluvia torrencial del exterior hace que maldiga en voz alta. YoonGi se había ido una hora antes del cierre, un poco antes de que comenzará a llover estrepitosamente como si el cielo se cayera.

Cuando tiene la mochila en su espalda, apaga las luces y cierra con llave la puerta. Las primeras gotas que caen sobre su cabeza intenta detenerlas colocando algo entre medio, ante la carencia de una sombrilla, usa su pobre mochila negra desgastada. Y corre a la parada de bus tan rápido como puede, pensando en los días que su padre lo llevaba en carro a la escuela, o a cualquier lugar que quisiera, porque era un tonto niño mimado al cual su madre protegía con todas sus fuerzas. Esos días se han ido, ahora aceptó el hecho que debe madurar. Muchas veces, madurar implica sufrir, y al sufrir, aprende.

Aprende a como solucionar sus propios problemas. Una lección para su yo futuro. ¿La de hoy? Comprar una sombrilla apenas tenga tiempo.

La noche se muestra ruidosa frente a él, con autos pasando en la avenida donde se encuentra la parada del autobús que debe tomar. No hay nadie a esa hora, más que un JungKook tembloroso del frío, y con el uniforme algo húmedo. «Va a secarse en el camino» pensó, tocando su saco gris. Sin embargo, en cuestión de segundos todo su cuerpo pasó a estar húmedo como si saltará a una piscina llena.

Un auto había pasado tan rápido sobre un charco en la carretera, que al moverse con sus ruedas gigantes lo dejó empapado. ¡Que gran dia!

— ¡Pudrete! —le gritó con su dedo del medio alzado.

Exhalando, sus ojos brillaron cuando el transporte público ya había llegado a su parada. Las puertas se abrieron, y dando un paso adelante para pagar su boleto, el chófer lo detuvo.

— Lo siento hijo, no puedo dejarte pasar en ese estado. —señaló un letrero en la puerta. El código de vestimenta que la línea de bus pide, entre tantas cosas, no entrar con ropa mojada o sucia, en su caso, ambas. Impactado, sus brazos caen a los costados.

— P-Pero señor, van a ser las doce y a esa hora…

— Reglas son reglas, hijo.

— ¡De acuerdo! ¡Deja al estúpido adolescente que no ha pegado un ojo desde las cinco de la mañana afuera en la lluvia! ¡De cualquier forma no hay nadie que lo espere en casa porque sus padres son unos desalmados! ¡Gracias por empeorar mi día!

— O-Oye… —parpadeó sorprendido, luego, suspiró— Bien pasa, me das pena.

( … )

En casa, encuentra a su hermano encerrado en su habitación pintando con música jazz, y un plato de comida en la encimera. Arrastrando los pies a su cuarto, puede escuchar al mayor salir de su cueva para saludarlo.

— Llegaste. —dijo— ¿Cómo te ha ido? —vio su estado, piel pálida, cabello mojado, ojos caidos del cansancio y ropa pegada a su cuerpo con manchas marrones de lo que parecía ser agua sucia— Veo que no tan bien…

— No tenía sombrilla. —en la cama, quedó boca abajo.

— Es mejor que compres una porque lloverá lo que resta de semana.

JungKook suspira.

— Bien.

— Deja tu ropa en el baño, la lavaré mientras tomas una ducha así mañana está seca. —comentó señalandolo, para luego darse la vuelta e irse.

Era extraño tener a su hermano mayor actuando como un padre, hace unos años apenas hablában porque él parecía muy entretenido en su cuarto. «Ugh, ya no importa» sacude la cabeza para despejar su mente mientras toma su móvil con poca batería. El primer número que busca es el de ella.

Ni un mensaje. Ni una llamada.

Aunque le dijo que podrían ser una familia, no está seguro de cómo lograr eso.

— ¿Qué tal todo? ¿Les gustaría que haya actualizaciones más seguido? Estaba pensando en programar un día a la semana de actualización, ¿cuál les gustaría que sea? ;)