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Todo se había ido al carajo. Si, así como lo lees. TODO se había ido al carajo.

Y en realidad, nunca pensó que pasaría.

No suele pensar mucho.

El "amo" Crowley es el resultado de un montón de acciones no planeadas, desde su caí... precipitación hacia abajo hasta, hasta esta terrible y caótica situación.

Pero, ¿Donde se acabó todo?...

Justo al principio.

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-En mi opinión creo que exageró..., "La primera ofensa de la vida", no entiendo porque esta mal conocer la diferencia entre el bien y el mal...-Ahí estaba la serpiente, tratando de darle su visión de las cosas al abnegado ángel, para ser honestos no era la primera vez que lo veía por el jardín, lo notaba paseándose por los árboles, reposando en la sombra de un árbol, incluso mejorando la vida de ambos cónyuges, sin que ellos lo notaran.

Le había parecido extraño, bueno, considerando que ningún ángel habría pasado tanto tiempo sin atacarlo por su "repugnante" naturaleza.

Aquel ser de cabello blanco y actuar nervioso, no se inmutó al notarlo por el jardín, no se llenó de temor al verlo...él, él simplemente no hizo nada.

Era una pena que tuviera que arruinar su agraciada vida con eso de la manzana, pero a él le habían ordenado subir y crear problemas, así que eso hizo.

Aquel fatídico día, no resulto tan malo, pudo hablar con él, quizá no fue la charla más larga del inicio de los tiempos, pero, conoció mucho más del ángel de lo que esté creía.

Sin duda no era como los demás. Y toda una serie de magníficos eventos a través de la historia de la humanidad le dieron lo que ni siquiera sabía que necesitaba, un amigo.

Quizá no es necesario decir que Azirafel era un ser de extraordinarias cualidades y hermosos sentimientos, quizá tampoco debería haberle hablado desde el primer momento, porque, quizá, no estaría sufriendo por haberlo perdido de esa manera tan abrupta.

Crowley nunca se había sentido tan mal desde que cayó al infierno. 

Como había dicho muchas veces a sus amigos que casi siempre estaban sirviendole copas en la barra de algún bar, él ni siquiera quería ser un demonio, estaba con la gente incorrecta.

Fue realmente un alivio encontrar un pedacito de paraíso en los ojos de Azirafel.

Azirafel, claro, Dios sabía que era el mejor para el trabajo, ya saben, eso del "Plan Inefable", después de todo, lo verdaderamente inefable para Crowley era la naturaleza del ángel, la cual esperaba regresar a la normalidad,  esperaba que pudiera hacerlo sin ser castigado como la última vez.

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-Quédate conmigo..., si quieres.-Crowley no quería sonar desesperado, así que dejó que esas palabras llegaran a los oídos del ángel como una mera señal de ayuda.

-No...no creo que a mi bando le agrade eso...-Azirafel claramente sabía que eso ya no era posible, dado a que ya no tenían un bando, ninguno de los dos, pero Crowley sabía lo imposible que era para el rubio aceptar perder el sentido de pertenencia así que fue muy suave al recordarle lo que ya era obvio, la peor parte sin duda fue lo de la librería, sabía que era su hogar pero era un dolor necesario.

Cuando ambos abordaron el autobús, el demonio podía mirar la cabeza de Azirafel agachada gran parte del camino, como si estuviera pensando en algo, tenía esa mirada triste, la misma que puso cuando leía una historia de romance que no terminaba bien.

-Ángel, ya debemos bajar...-El de ojos azules regresó de su trance al escuchar la voz de su amigo y bajo con él frente al edificio del contrario. Ambos caminaron hasta el elevador y subieron en silencio, era frecuente para ellos caminar así, especialmente desde que evitaron el fin del mundo, cualquier tema era bueno, pero Crowley sabía que Azirafel no querría hablar ahora, él mismo entendía lo difícil que era adaptarse a la idea de perder un lugar en el cielo.

Al llegar a la habitación de Crowley, este le ofreció su cama, grande y con sabanas negras.

-¿Estás... estás seguro de que quieres dormir en el sofá?-El ángel masajeaba el anillo dorado en su meñique, era obvio que estaba nervioso.

-Claro, hace siglos que no duermo en la cama...no tengo sueño de todas formas...-Crowley ya se había quitado el saco y tomó el atomizador verde que guardaba en un esquina, tenía planeado rociar sus plantas antes de que amaneciera, quizá sería la última vez que lo haría.

Habían recibido ordenes de sus respectivas oficinas para recibir "un castigo ejemplar" según les dijeron.

Azirafel estaba asustado por eso, él jamas había sido castigado y menos por hacer algo bueno. Crowley por su parte no temía por dejar el infierno para siempre, en realidad era un sueño, pero, si la condena era la que pensaba, dejaría por siempre de ver a su mejor amigo, y la simple idea lo asqueaba.

-Esta vez no les haré nada...-La voz fastidiada del demonio se escuchó en la habitación,y las plantas que inmediatamente habían comenzado a temblar, se quedaron quietas.

Crowley comenzó a rociarlas y sin querer acarició a una, no era de esas caricias bruscas para ver si todo estaba en orden con su color, era de preocupación, probablemente nadie mas las rociaría y morirían.

Cuando terminó su labor se sentó en su silla favorita frente a la ventana, las cortinas estaban abiertas y se podían apreciar perfectamente las estrellas, pusó sus pies sobre la mesa y suspiró pesadamente, en el escritorio aún se encontraba el libro de astronomía que había robado de la biblioteca de Azirafel, aunque no lo necesitaba esa noche, la estrella que tanto quería ver estaba esa noche en el cielo, y su estrella personal ya se encontraba en su cama, seguramente durmiendo.

-Pudimos irnos a Alfa centauri, después de todo, solo esta a cuatro años luz...-Dijo mas como una queja que como una posibilidad.

-No creo que eso nos hubiera salvado...-La voz del ángel lo tomó por sorpresa, estaba parado frente a la puerta con esa expresión por siempre nerviosa, no llevaba su adorada gabardina ni su apretado chaleco café, tampoco la pajarita en el cuello de su camisa azul, estaba un poco despeinado.

-Soy un tonto...te he despertado-El demonio se levantó rápidamente y metió las manos en los bolsillos de sus pantalones, con esa figura despreocupada.-¿Necesitas algo?...

-Tú...tú habitación es muy grande y tu cama también...no, no creo que sea justo que yo este ahí solo... me refiero a que tu también deberías descansar.-Azirafel no le podía mantener la mirada a Crowley, estaba nervioso y ya había estado pensando mucho en la reacción del demonio.

-Claro, no veo por que no...-El pelirrojo comenzó a caminar hacia Azirafel y este se dirigió a la habitación, estaba recostado en el lado izquierdo así que fue hacia su lugar inmediatamente. Crowley por su parte se quedó en el lado libre después de quitarse los zapatos.

Era una noche tranquila, a veces se escuchaba el ruido de algún auto pero era normal desde que los inventaron y comenzaron a usar motores, Crowley había tenido mucho interés en ello.

Aunque los ruidos de afuera no le interesaban, en su mente había algo que no lo dejaba descansar y era la misma preocupación por Azirafel, volteó a mirarlo y escuchó su respiración, era extraña, no sonaba como siempre lo hacia.

-Azirafel... ¿Que te pasa?...

-Nada...-Definitivamente le pasaba algo, estaba... ¿Llorando?.

-Ángel, puedes decirme que pasa...-De acuerdo, podría haber dejado que se hundiera en su miseria, pero no lo haría, no le haría eso. Chasqueó los dedos y las luces de la habitación se encendieron.

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Holaaa¡¡¡
Nunca he escrito sobre esta pareja, así que espero que les guste este fic. La historia cambiará un poco respecto a los castigos que les dan, espero les agrade.
Comenten que les pareció.

Recuerda el tiempo... -IneffableHusbands- Donde viven las historias. Descúbrelo ahora