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Crowley no sabía nada sobre escribir, ni siquiera leía, no lo hacía mucho al menos.

Ese día mientras se dirigía a su oficina y la música de Queen resonaba en su lujoso auto, pensaba en todas las cosas que podría hacer para recuperar a Azirafel, todos los bellos momentos que pasaron juntos no podían perderse de la nada, casi seis mil años de historia debían seguir en la mente de su ángel.

Hasta su olor continuaba en el asiento a su lado.

Sin darse cuenta había llegado a su destino, entró por la inmensa puerta de cristal y se imaginó por un momento que no caminaba solo, que un hermoso y robusto hombre de cabello blanco caminaba a su lado con ese aire de sofisticación  que tanto adoraba, aunque nunca se lo hubiera dicho.

Suspiró pesadamente y siguió su camino.

-Amo Belcebú , estoy listo para...lo que sea que quiera que haga.

-Si, ya lo se, queremos que te dirijas a París, una tentación menor pero con potencial, un empresario, cree que puede conseguir el dinero que necesita solo trabajando honestamente, ve allá y asegurate de que cambie de opinión.

-Claro, estaré ahí en cuanto termine unas cosas en mi departamento y...

-Crowley, debes saber que debido a tus recientes deslices, estarás bajo constante vigilancia, tendrás que reportarte continuamente conmigo o Hastur. Si encontramos algo inusual, se hará lo que debimos hacer desde el principio.

-¡Ah, si, claro!, ya no tengo nada que ver con esos asquerosos seres, ¿Sabe?... pero de verdad estaré ahí lo mas pronto posible.-El pelirrojo comenzó a caminar de manera rápida hacia la salida pero se topó con Hastur.

-Crowley..., ¿Estas mas resignado?.

-Apártate Hastur...

-Se que te costará trabajo no convivir con el enemigo pero se que puedes con eso...-Hastur comenzó a reírse de manera burlona mientras se alejaba de su vista, el demonio solo hizo unas mueca y salió de ahí, entró confiado a su auto y observó el camino frente a él, iba a ser arriesgado cualquier intento para acercarse a Azirafel, pero él lo valía.

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Azirafel cuidaba particularmente bien sus libros, se podría decir que eran sus posesiones mas preciadas, caminaba de un lado para otro ordenándolos, limpiándolos, supervisando que estuvieran en buenas condiciones como siempre.

Hace unos días un caballero entró a la librería acompañado de su hijo, esté sin que se dieran cuenta tomó un libro y comenzó a hojearlo, el ángel no estaba en contra de que el comprador revisará los ejemplares, pero si que lo estaba cuando no lo hacían con la delicadeza que él mismo les daría. 

En fin, tuvo que hacer un pequeño milagro para reparar la hoja rota en aquel libro de poemas.

Su jornada había pasado sin muchos contratiempos, al terminar el día, puso el letrero de "Cerrado", en el vidrio de la puerta y bajó las persianas, caminó tranquilamente hasta su escritorio y se preparó un poco de chocolate caliente, era una noche fría, le encantaba cuando todo estaba siguiendo su curso normal, el ruido de las personas corriendo para buscar un lugar donde refugiarse de la lluvia, los autos yendo tan rápido como es permitido, todo era relajante para el ángel que estaba abriendo su libro para poder ponerse al corriente con su lectura.

Había leído los primeros párrafos sin molestias, hasta que alguien tocó a su puerta, dejó la taza blanca en la mesa de madera y cerró el libro para acomodar su gabardina e ir a ver quien querría comprar un libro a esa hora. Al asomarse levantando un poco  la persiana pudo observar una sombra negra, la luz no era muy buena, pero ese olor que tantos problemas traía lo obligó a retroceder asustado.

-¿No...no hable claro al pedirte que no volvieras?-No recordaba muy bien si lo había hecho, pero esperaba que si, tendría muchos problemas si sabían que aquel demonio había estado tocando a su puerta.

-Azirafel, no me iré hasta saber que estas bien, hasta...hasta saber que sucedió después de...bueno, todo.

-¿Después de todo?, ¿Que podía pasar después?, echaste a perder casi todos los planes divinos, incluso, casi arruinaste las obras de Shakespeare.

¿Que estaba diciendo?, Crowley ayudó a que esas aburridas obras llegarán a oídos de toda sociedad civilizada, definitivamente habían saboteado su imagen frente a su ángel. Cuando entendió que Azirafel no abriría la puerta, se vio obligado a entrar por detrás, pero no en su forma habitual, conocía esa puerta perfectamente, había una pequeña ranura por donde podía entrar sin contratiempos, así que se dirigió hacia ella y deslizándose por el suelo llegó hasta donde se encontraba Azirafel.

El rubio se encontraba revisando la ventana, creía que el demonio se había dado por vencido, no recordaba claramente, lo terco que Crowley podía ser. Azirafel dio un suspiro de alivio y se giró para regresar a sus actividades, no contaba con que una serpiente de tonos oscuros y rojizos estaba frente a él. Trastabilló hasta quedar recargado en la puerta con una expresión de miedo en el rostro.

-Dios...-Crowley volvió a su forma humana ante la mirada atónita del ángel.Quiso escapar pero la mano del contrario lo impidió, dejándolo atrapado entre su cuerpo y la madera.

-Azirafel, tienes que calmarte, si no jamás podremos volver a la normalidad...-Decía Crowley un poco desesperado.

-¿Qué... qué quieres?... No te ayudaré a destruir el cielo si es lo que pretendes.-El rubio miraba a cualquier parte evitando el rostro del demonio.

-No quiero...no quiero destruir nada, excepto el desorden que esos estúpidos hicieron en tu cabeza, ahora te soltare, pero necesito que te tranquilices, ¿Si?.

Azirafel asintió nervioso con la cabeza y se separó lentamente del demonio.

-De acuerdo, pero, habla rápido o sabrán que estás aquí.

-He venido cientos de veces y jamás lo saben...-Crowley caminó y se sentó en el sofá que siempre estaba ahí, Azirafel se sentó frente a él en su escritorio, era como los viejos tiempos pero se sentía diferente. El ángel lo miraba con desconfianza, incluso con miedo.

-No entiendo a qué te refieres, tú nunca has estado aquí, ni siquiera te agrado... Y tú a mí tampoco claramente...-Se apresuró a decir.

-Ángel, ¿Que ha pasado entre tú y yo?... en tu mente, claro...

-No me hagas hablar de eso, no es agradable-Azirafel tomó su taza y dio un trago a su bebida.

-Sé que Gabriel te hizo algún tipo de milagro, si es que se le puede llamar así para que recuerdes las cosas diferentes, pero te juro Azirafel, que voy a recuperar nuestra vida...

-¿Nu...nuestra vida?...-Azirafel se encontraba confundido, ellos no podían tener una vida juntos, ¡Eso menos que nada!, eran totalmente diferentes y Crowley era tan malo con él, ¿Cómo podía querer estar a su lado?.

-Déjame demostrarte que no soy lo que te han dicho, Ángel...-Por primera vez en su vida, Crowley quería demostrar lo mucho que necesitaba que Azirafel le creyera, quizá no lo había hecho antes porque lo tenía seguro, ahora todo estaba en la cuerda floja. El pelirrojo se levantó de su asiento y tomó la mano del ángel, esté tembló pero no rompió el contacto.-Déjame hacerte recordar...

-Cro...Crowley, ya...ya debes irte...-El rubio se levantó rápidamente alejándose de aquella extraña escena, caminó hacia la puerta y la abrió, indicándole al demonio que la visita había terminado.

Crowley suspiró y caminó lentamente a la calle, antes de salir por completo observó por última vez a su ángel, sus ojos azules tan expresivos como siempre, aún si no quisieran expresar nada, sabía que estaba confundido y lamentaba hacerlo sentir así, pero sentiría más dejarlo a la merced de su "bando".

-Vendré mañana, iremos a un lugar que solía gustarte...-Azirafel bajó la mirada y la serpiente salió de ahí, no se daría por vencido, recuperaría a su ángel, y si eso implicaba empezar todo de nuevo, así lo haría.
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¿Que dijeron?😏
Esta ya no subió capítulo!!
Me tarde pero aquí está
Ojalá les esté gustando
L@s amo ♥️♥️♥️





Recuerda el tiempo... -IneffableHusbands- Donde viven las historias. Descúbrelo ahora