Había pasado una larga semana desde que Crowley arruinó todo en el Ritz.
Aunque él no diría que lo arruinó, él seguramente piensa que encendió la duda en Azirafel, que irá a encarar a todos los ángeles que se lo arrebataron y que volvería a su lado para tener una vida juntos como siempre debió ser.
Pero no, la verdad es que si lo había arruinado, y no había remedio para eso.
Por suerte, el ángel del que se había enamorado tenía el corazón más grande de todo el cielo y sabía, sin duda, que lo perdonaría, solo tenía que conseguir algo que lo valiera.
El pelirrojo no había tenido tiempo para contactarlo, había tenido miles de ocupaciones, Hastur se había encargado de no dejarlo descansar ni un segundo, casi olvidaba como era su departamento.
Cuando por fin lo dejaron en paz, solo pudo tomar algunas cosas de su caja fuerte, cambiarse y conducir hasta aquella librería tan elegante en el Soho.
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Para Azirafel las cosas tampoco habían sido fáciles, había algo extraño en sus pensamientos, desde que dejó enojado aquel restaurante y a su demoníaco compañero no había podido estar tranquilo.
Todo empeoró cuando escuchó el motor de un auto detenerse frente a su puerta, al salir a ver, ahí estaba de nuevo.
-¿De nuevo tú?...-El rubio salió al encuentro del demonio antes de que este tocara, claramente seguía molesto con él, pero se veía hermoso incluso así.
-Ángel, escucha, sé que heche a perder la cena y bueno, te molestaron mis comentarios, pero vengo a hacer las paces.
La expresión del ángel se relajó y aunque aún tenía desconfianza, se movió haciéndole una seña al demonio para que entrara.
Al estar ambos adentro, Crowley respiró profundamente el aroma del lugar, lo había extrañado, era una deliciosa mezcla entre café, colonia, libros y bondad.
-Bueno, ya estás aquí...-Azirafel suspiró y espero a que Crowley revelara sus intenciones.
-Amm...si, vengo a mostrarte esto-Crowley llevaba un libro en las manos, era especial, se lo había quitado al ángel hacía mucho y era momento de devolverlo.
-Es...es mío...-Los ojos azules del ángel brillaron al observar el objeto, conocía ese libro, sabía perfectamente bien quién lo había diseñado, redactado y publicado, lo sabía con cada uno de sus libros.-Pero, ¿De dónde?...¿Cómo?.
-Es una larga historia, de hecho, pero, quiero devolvertelo, quizá quieras leerlo o venderlo.-El pelirrojo había notado la reacción del rubio, sabía que lo había hecho feliz y eso lo llenaba de dicha.
-¿Tú... lo leíste?-Azirafel dejó el libro en la mesa frente a él, se sentó y después de ponerse sus anteojos, lo abrió con sumo cuidado, como si se tratara de un tesoro increíble.
Crowley se acercó lo suficiente y puso una mano en la mesa para poner la otra en el respaldo de la silla donde estaba el ángel, respirando el olor de su cabello, no estaba siendo muy obvio pero temía ser descubierto, así que dejó de hacerlo segundos después y se concentró en su respuesta.
-Si, es un libro muy...grande y es... interesante-El ángel seguía hojeando aquel libro y sonrió al ver las estrellas y las nebulosas, soltó después un suspiro y al fin cerró el tomo.
Al ver eso, Crowley se alejó y tragó saliva, tenía miedo de que no fuera tan especial como creyó y Azirafel siguiera molesto.
-Realmente las extraño...-Se quitó los anteojos y los dejó en la mesa.
-¿Extrañar?...¿A quienes?-El pelirrojo se acercó un poco preocupado, su ángel se veía algo desanimado y eso no le gustaba para nada.
-Las estrellas, las veía perfectamente cuando...cuando vivía arriba-Crowley sonrió y se sentó en el sofá frente a Azirafel.
-Yo hice muchas de ellas, puedo enseñartelas de nuevo, de cerca...-El demonio sonrió y Azirafel intentó hacerlo.
-No podemos hacerlo así, necesitamos, tú sabes, nuestra forma.-El ángel recapacitó unos minutos y se levantó rápidamente, como si hubiera recordado algo importante, quizá lo hizo.-Pero no puede ser...somos enemigos, no puedo ir contigo a ver absolutamente nada.
-Azirafel, no somos enemigos, eso...
-Crowley, porfavor, me darás problemas, no puedo...
-¿Qué?...¿Fraternizar con un demonio?-La voz de Crowley resonó en el lugar dejando después un tremendo silencio. Azirafel lo miró con temor, ahora sí se había comportado como el monstruo que el ángel ya recordaba que era.
-Crowley...te suplico que te vayas...ahora...-Los ojos del ángel comenzaron a llenarse de lágrimas y la poca alma que le quedaba a Crowley se hizo pedazos.
-Ángel...yo...
-Porfavor...-La voz temblorosa del rubio fue la muestra final de que una vez más, estaba muy lejos de recuperarlo, sin decir más abandonó el lugar y condujó hasta su departamento, estaba muy enojado consigo mismo, parecía que siempre era su peor enemigo. Pero ahora, había otro peor, y lo enfrentaría.
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Llegar a su destino no fue difícil, conocía perfectamente el camino, entró por la inmensa puerta de cristal y tomando valor, subió las escaleras que lo llevarían al lugar en donde hacía tanto tiempo había vivido.
La luz del lugar golpeó su rostro, ignoró la mirada de asco y miedo de los habitantes de aquel lugar y siguió su camino hasta la cima.
Miró los ventanales al llegar y recordó lo que era admirar todo desde tan alto, pero no era momento de lamentarse, siguió caminado y se detuvo al encontrar a alguien bastante conocido.
-¿Qué se supone que haces aquí?-Preguntó asustado el arcángel.
-Quiero hablar con Gabriel...
-Eso no es posible, es un error que estés aquí.
-No me voy a ir hasta que hable con él, Miguel, así que tráelo o yo mismo iré a buscarlo.-En realidad los demonios podían entrar al cielo, si eran solicitados o si eran obligados, pero ninguno subía por gusto o cuenta propia. Crowley, de nuevo, se convertía en la excepción.
-Déjalo, Miguel... Creo que le debemos eso.-El ser se fue dejándolos a solas, aunque no sin seguridad.
-¿Qué quieres, Crowley?-Cuestionó el hombre frente a él, vestido de ropas blancas, impecable como siempre.
-Quiero que me digas, bastardo, ¿Que le hiciste a Azirafel?...y si no me gusta lo que dirás, te arrancaré las malditas alas.
-No tengo por qué decirte nada sobre nada, y honestamente, estás ensuciando mi piso.-Dos ángeles llegaron y lo tomaron de los brazos para sacarlo de ahí, la desventaja de estar en el cielo era que su fuerza disminuía, así que sacarlo no fue un problema, al rodar por las escaleras y terminar en el suelo, comprendió que si quería resolver las cosas, necesitaría mucho más empeño.
No solo era por él, era por Azirafel, por el pasado y por la esperanza que por primera vez tenía en un futuro.
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Hola personitas, espero que les haya gustado este capítulo, las cosas van a comenzar a progresar, no se me preocupenY ¿Recuerdan que estaba planeando actualizar también los lunes?...pues ya se les hizo, así que tendrán capítulos lunes y viernes ✨🖤
También perdonen por tardar tanto está vez, he tenido problemas con la plataforma, pero ya todo está tickety boo ♥️♥️♥️
L@s amo ❣️✨
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Recuerda el tiempo... -IneffableHusbands-
Fanfiction"Y lamentablemente, nos convertimos en extraños de nuevo"