"Su belleza ha vuelto a nacer en ti, pero tú no eres ella, tú eres mejor; mucho mejor"
ᴊᴀꜱᴘᴇʀ ʜᴀʟᴇ
Elizabeth Swan regresa a Forks junto a su padre, y descubre que después de todo, el pequeño condado en Washington es más interesante de lo que pensaba...
¡Oh Dios mío! ¿En serio acabo de dejar a ese chico encerrado?
Dios Beth, ¿Qué rayos te sucede?
Sabía que lo que había hecho estaba mal, muy mal, no debí haber actuado de esa forma.
Oh Dios, debía regresar por él.
Di media vuelta hacia donde había dejado al pobre chico encerrado, pero al llegar al salón, no había puerta que abrir. Asomé mi cabeza al interior, vacío.
¿Realmente había derribado la puerta?
Debía irme de ahí antes de que empezaran a buscar culpables.
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—Señorita Swan ¿Está prestando atención?
—Sí, lo lamento mucho.— Sobé levemente mi nariz que comenzaba a dolerme nuevamente.
—Si pudiera dejar de soñar un momento y volviera al estudio de las células, se lo agradecería mucho.
Realmente no me interesaba, era un tema que ya había estudiado antes, y realmente me estaba matando mi nariz. Tendría que pedirle a papá que me llevara al médico.
La campana sonó y guardé mis cosas.
—Espera en la camioneta, tengo que hacer algo.— comentó mientras observaba como Edward Cullen salía de la habitación.
—Será mejor que me des las llaves, por si decides escaparte con el galán de allá.
Bella sacó las llaves de la camioneta y me las entregó.
—Vete al infierno.
—Ya estuve ahí querida, el diablo te manda saludos.— Bella salió corriendo intentando seguirle el paso al joven Cullen.
Como sea, yo tenía mis propios problemas.
Una vez que estuve lista, salí del salón con rumbo al estacionamiento. Pasé entre una marea de adolescentes intentando largarse, después de casi ser atropellada dos veces, por fin vi el naranja gastado de la camioneta.
Abrí la puerta y metí la mochila, después abrí la cajuela subiéndome a la misma, esperando poder descansar un rato. Me recosté mirando el nublado cielo, esperando ver un tenue rayo de sol, sin embargo jamás apareció.
