Capitulo 9 "Asuntos familiares"

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Al día siguiente, en el parqueadero del colegio.

—Háblame más sobre lo de tu padre (dice Camila apoyándose en la moto).
—¿Qué quieres saber?
—No lo sé... ¿Qué hace él? ¿Quién es la amante?
—Bueno, mi papá trabaja como contador en un pequeño almacén de ropa, la tipa es una de las vendedoras y es la típica rubia con senos y trasero enorme, pero nada de cerebro.
—Mmm así que trabajan juntos.
—(Lauren asiente con la cabeza).
—¿Cómo los descubriste?
—Hace unos días a él se le quedó unos papeles en casa y fui a llevárselos. Entré al almacén, no había nadie debido a que era la hora del almuerzo, entonces fui a su oficina y dejé los papeles sobre el escritorio. Estaba a punto de retirarme cuando escuché unos ruidos y fui a la zona de bodega y... los vi teniendo relaciones sexuales.
—Que hijos de...
—Lo son (Lauren baja la mirada).
—¿Pero ellos te vieron?
—No. Salí corriendo de ahí inmediatamente.
—Perfecto.
—Entonces, ¿qué tienes en mente?
—(Camila saca una cámara de su maletín) primero los espiaremos hasta ver algo comprometedor y tomaremos unas cuantas fotos de ello.
—¿Qué? (Lauren pregunta en tono fuerte y después baja el tono de voz) pero si mi mamá se entera...
—(Camila la interrumpe) no las verá tu mamá, las verá tu papá.
—¿Para qué las vería él? (pregunta Lauren confundida).
—Para que sepa que alguien sabe.
—Ok, creo que estoy empezando a entender (dice Lauren no muy segura).
—(Camila ríe) te explicaré bien después, ahora debemos cambiarnos estos uniformes, usarlos sólo será llamar la atención.
—¿Cómo lo haremos?
—¿Acaso no traes ropa al colegio? (pregunta Camila).
—No.
—¿Cómo qué no? Todas las chicas de tu edad traen por lo menos un short de jean debajo de la falda y una camisa en el maletín.
—No lo sabía (Lauren suspira) definitivamente no soy como ellas.
—Ya veo (a Camila se le escapa una corta risa). Por suerte vine preparada y traje ropa para las dos.

Vamos en la moto hasta un centro comercial cercano y entramos a los baños. Están completamente vacíos. Apoyo mi mochila en el lava-manos y saco un jean y una camisa para Laur. Ella se dirige hacia uno de los baños para cambiarse pero antes de cerrar la puerta la detengo.

—Te ayudaré (dice Camila con una sonrisa).
—Camila, me da pena.
—Tenemos lo mismo, no deberías estar avergonzada (Camila bromea, Lauren se ríe y la deja entrar).

Cerramos la puerta. Entonces nos miramos fijamente. Ella se quita la falda, yo me acerco más para ayudarla con la camisa. Desabotono poco a poco hasta llegar al último botón, antes de soltar éste, alzo mi mirada hacia su cara, ella me mira y sonríe. Continuo. Queda en brasier. Me paralizo al ver sus senos, son un poco más grandes que los míos pero están realmente hermosos. Al parecer ella se ha dado cuenta de que la miraba porque ahora está sonrojada. Vuelvo a la realidad. Actuó como si nada, doblo su uniforme y lo guardo en su mochila.

—¿No te cambiarás tú? (pregunta Lauren en tono sexy).

Respondo con una sonrisa y me quito todo el uniforme quedando en ropa interior como ella. Guardo todo en mi mochila y vuelvo mi vista a Laur, ella me mira de arriba hacia abajo aún sonrojada pero sonriendo. Se detiene en mis caderas y mira mi tatuaje sorprendida. Es una pequeña paloma que me hice cerca de la ingle derecha.

—No sabía que tenías un tatuaje (dice Lauren sin despegar su vista de él).
—¿Nunca te lo comenté?
—No.
—Oh bueno, ya lo sabes.
—¿Desde hace cuánto lo tienes?
—Siete u ocho meses, aproximadamente.
—Oh, ¿y por qué una paloma?
—Porque es el símbolo de la libertad.
—Genial (dice sorprendida).
—¿Y qué opinas?
—Es... Sexy (Lauren se muerde el labio).

Pone sus manos en mis caderas con la intención de tocar el tatuaje, pero poco a poco las sube por mi cintura. No aguanto más, quiero sentir su cuerpo pegado al mio. La llevo a la pared y la beso. Ella juega con su lengua ágilmente en mi boca, yo me empiezo a excitar una vez más. ¡No puedo creerlo! Soy débil ante ella. Muerdo sus labios, ella sonríe. Detengo el beso para que no se dé cuenta de mi estado, no creí poder desear a una mujer tanto. Las dos nos terminamos de cambiar.

—Wow, parece que te quedó muy bien mi ropa (dice Camila).
—Creo que somos de la misma talla.
—(Camila asiente sonriendo).
—¿En verdad las chicas del colegio hacen esto?
—Sí, más que todo los viernes.
—Oh, ya veo...
—Bueno princesa, vamos.

Laur me da la dirección del almacén. La zona es muy comercial, al frente del local donde trabajaba su papá, mi suegro, se encuentra una cafetería. Entramos y nos sentamos en una mesa con vista al otro extremo de la calle. Ordenamos unas donas con chispas de chocolate y dos malteadas. Hablamos y comemos mientras vigilamos.

***

Ya casi se hacen las 6 y aún no vemos a nadie salir del almacén.

—Tengo una duda (dice Lauren).
—Dime.
—¿Cómo es que tus padres son tan permisivos? Cada vez que salimos no les llamas ni les avisas que llegarás tarde a casa o que te saltarás el almuerzo (Lauren pregunta mientras juega con su cabello).
—Mi padre trabaja y siempre llega tarde, a veces a las siete, a veces a las ocho y sólo tengo un hermano, tiene tu edad, pero él se la pasa en sus prácticas de tenis y soccer, siempre llega tipo cinco o seis. Él me cubre, yo lo cubro.
—¿Y qué hay de tu madre?


Silencio incómodo.

—Ella... ella murió hace 3 años de cáncer (dice Camila con un nudo en la garganta).
—Oh, lo siento mucho amor (Lauren baja la mirada apenada).
—No te preocupes, ya estamos mejor, ¿y qué me dices tú sobre tu familia? (pregunta Camila).
—Mi padre trabaja, mi madre es ama de casa. Tengo un hermano mayor de 24 años que vive en otra ciudad y una hermanita menor de 4 años.
—Oh, que tierno, me gustaría conocerla, igualmente a mi suegra.
—Algún día te las presentaré (dice Lauren con una sonrisa que de pronto se le borra) ahí está, son ellos.

Laur se cubre la cara, yo miro disimuladamente. Su descripción fue acertada, es la típica barbie plástica. Arrg, hombres. Noto que los dos se montan en un carro, al parecer el Sr. Jauregui manejará.

—Debemos irnos, ya.

Llamo al mesero y pago la cuenta. Salimos de la cafetería y nos montamos en la moto lo más rápido que podemos. Arranco y los sigo a una distancia prudente mientras Laur cuida que no vean su cara.


*Michael Jauregui, 45 años.
Papá de Lauren. Es alto y tiene un buen cuerpo a pesar de su edad, lleva barba en forma de candado y se viste formalmente. Es conservador a morir y fanático del fútbol. Tiene una esposa y tres hijos.

*Alexandra Ferrer, 23 años.
Es rubia, de ojos claros. Tiene un buen cuerpo debido a varias operaciones que se ha hecho.
No es muy inteligente pero puede llegar a ser manipuladora. Vive con sus padres mientras ahorra dinero para independizarse y trabaja como vendedora en un almacén de ropa donde sostiene una turbia aventura con el contador.

Jugando Amar (Adaptación Camren)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora