Al día siguiente.
Despierto a las 12 de la tarde con dolor de cabeza y la típica resaca. Recuerdo todo perfectamente, eso compensa al cien por ciento el malestar.
Me levanto de la cama y tambaleo un poco hasta llegar al baño. Me lavo la cara mientras recuerdo con flashbacks los bailes sensuales de mi novia.
¡Laur! ¿Qué le habrán dicho sus padres? ¿Cómo estará pasando su primera resaca? ¡Necesito saber de ella!
Agarro mi celular y marco su numero pero un instante antes de darle a "llamar" alguien toca la puerta, reconozco la voz, es papá.
—Camila, ¿has despertado? (pregunta el Sr. Cabello).
«¿Y tú que crees?»
—Sí papá, espera, ya te abro.
Me arreglo la pijama y recojo mi cabello en un tomate alto, varios mechones se me salen pero no le doy importancia. Abro la puerta.
Papá entra con mi desayuno en una bandeja, huevos con tocino y jugo de maracuyá.
—Gracias (dice Camila sentándose en la cama, el Sr. Cabello le da la bandeja) ¿No deberías estar trabajando o en la casa de algún amigo?
—¿Me estás echando? ¿De mi propia casa? (pregunta el Sr. Cabello en tono de broma).
—(Risas) no te lo tomes a mal, es raro que estés más de 10 horas en casa.
Silencio incómodo.
«La cagué.»
—Quisiera tener más comunicación con tu hermana y contigo. Desde que Sinu murió creo que he estado evadiendo muchas cosas (el Sr. Cabello confiesa con un nudo en la garganta).
—No eres el único (Camila toma un sorbo del jugo) ¿qué quieres saber?
—Empecemos por... A qué hora llegaste ayer.
—A las 3 en punto.
—¿Oh sí? Dormí a las 3:30, esperándote.
—Está bien, está bien. Llegué a las 4:30. ¿Me castigarás?
—No, yo no duro más de 10 horas en casa como para vigilarte. (Los dos se ríen).
—Siento haber hecho ese comentario.
—No es nada, tienes razón. Bueno, debes estar con resaca, en la bandeja hay una pastilla para eso (el Sr. Cabello guiña el ojo). Me iré a ver televisión.
—Gracias papá (Camila sonríe, el Sr. Cabello se va).
Mi papá ha estado actuando raro estos últimos días, es raro que ahora quiera "compartir" con Sofia y conmigo después de tanto.
Por más que evite, en mi mente busco causas de su comportamiento.
Quizá ha conseguido una novia y quiere que la aceptemos, o quizá se va de viaje por algún tiempo y quiere prepararnos psicológicamente. Bueno, supongo que sólo es cuestión de tiempo para descubrirlo.
Tomo la pastilla y como mi desayuno. Realmente me hizo bien comer algo, ya no tengo ese ardor en el estómago y el dolor de cabeza se ha reducido.
Vuelvo a tomar mi celular y llamo a Laur. A la tercera llamada me responde.
—¿Alo? (contesta Lauren).
—Hola amor, ¿cómo estás? (dice Camila acostándose en la cama).
—(Lauren suspira) con un dolor de cabeza gigante y ¿tú?
—Bien, tomé unas pastillas para eso, deberías hacer lo mismo.
—La resaca apesta.
(Camila se ríe).
—Al fin, ¿qué tal te fue con mis suegros?
—Ah, pésimo. Mi mamá me regañó durante casi 1 hora, me tocó inventar algo para calmarla y ahora estoy castigada durante una semana. Papá, él no sabe y mejor así.
—Vaya... Y... ¿Estás bien?
—Pudo haber salido peor. ¿Qué tal te fue a ti amor?
—¿Me creerías si te digo que mi papá entró hace unos momentos con mi desayuno y la pastilla para la resaca?
—(Risas) ¿en serio?
—Sí, él está raro (hace una pausa) algo se trama.
—Tal vez sólo está intentando ser lindo contigo.
«No lo creo.»
—(Camila cambia el tema) ¿y te gustó el vodka?
—Es rico. Ayer la pasamos genial, ¿no crees?
—Sí, fue fantástico (Camila sonríe).
—Bueno.. Hay cosas que no recuerdo.
—(Camila ríe) A ver... me celaste con una chica que me invitó a un trago, en una canción me llevaste a la pared y me bailaste sexy, fuimos a los baños y me empezaste a provocar, una señora como de 30 te quería sacar a bailar y me puse celosa y creo que eso fue todo.
—Me acuerdo de todo menos lo de los baños (ambas ríen).
—Fue una locura (Camila suspira).
—Total. Amor, debo irme. Tengo que ayudar a mi mamá con unas cosas.
—Vale bebé, cuídate mucho, te amo.
—Yo también te amo, que tengas un maravilloso día (Lauren lanza un beso y cuelga).
Entro al baño para ducharme, agua fría, justo lo que necesito.
Lavo mi cabello y salgo con dos toallas, una para mi cuerpo y otra para mi cabeza.
Me pongo frente al espejo y me peino. Mi cabello ha crecido, ya pasa mis hombros. Necesito otro corte.
Me lavo los dientes y corro temblando hacia mi armario. Saco algo de ropa relajada para estar en casa cuando mi celular suena. Contesto.
—Hola Mila, ¿cómo amaneciste? (pregunta Dinah).
—Con una resaca impresionante (risas)¿y tú?
—Bien, a decir verdad no tomé tanto como ustedes. (Risas) ¿Y Lauren?
—Hablé con ella hace rato, su madre la castigó por 1 semana.
—Joder que mal, aunque era de esperarse.
—Supongo, ¿y las chicas? (pregunta Camila).
—Sandra está con sus padres en misa, así es, la obligaron de nuevo (Camila y Dinah ríen). Y aún no sé nada de Mani.
—Hablando de Mani, ayer estuvo muy cariñosita con una chica en el bar (dice Camila en tono pícaro).
—Lo sé, creo que se pasó de tragos.
—O quizá no.
—¿Hay algo que yo no sepa?
—No, sólo decía. Normani parecía disfrutarlo.
—¿Crees que sea bisexual?
—Tal vez, o tal vez heteroflexible (ambas ríen).
—¿Qué harás hoy? (pregunta Dinah).
—Estoy entre acompañar a Sofi al club o quedarme. O sea, morir de aburrimiento aquí o morir de aburrimiento allá.
—Elígeme a mí, tengo "Sinister" en DVD y palomitas, tú trae la gaseosa.
—Mmm suena magnífico, estaré allá en media hora.
—Vale, te espero.
(Dinah cuelga).
***
Fui a casa de mi mejor amiga y tuvimos una tarde de chicas.
Vimos Sinister, debo admitirlo, la película cumplió mis expectativas. Es buena.
Regreso a casa a las 8, alisto mis libros, mi maletín y mi uniforme. Se hace tarde y me preparo para dormir, son las 11, todos están dormidos.
Chaaan, una idea cruza por mi mente.
Me cambio la ropa que llevaba puesta por un jean y una chaqueta de cuero, debajo de esta una camisa blanca y unos converse.
Abro la ventana sigilosamente y salgo por ella. Busco mi moto en el garaje y camino con ella hasta la próxima acera.
Una vez ahí, me monto sobre ella y la enciendo, manejo hasta casa de Tori.
Me pongo bajo su balcón y saco mi celular para llamarla.
—¿Alo, Camz? (contesta Lauren)
—Sé que es tarde pero muero por hablar contigo.
—No te preocupes amor (Lauren bosteza).
—¿Te desperté?
—Sí, pero no importa, desearía que estuvieras aquí.
—El cielo está estrellado, quizá si lo pides a una estrella se te cumpla.
—Está bien, lo haré (Lauren abre cuidadosamente la puerta de su balcón y se arrecuesta en el pasa manos, alza su mirada y busca la estrella más grande y brillante de todas finalmente cierra sus ojos) desearía que estuvieras aquí.
—Ahora ábrelos (dice Camila lanzando una piedra a la ventana)
Laur se asusta y como impulso baja la mirada, al verme sonríe.
—Dios mío, ¿qué haces aquí? (dice Lauren susurrando, Camila cuelga su teléfono).
—Quería verte.
—Estoy en pijamas.
—Estás hermosa.
(Las dos sonríen).
—Son las 12:50 de la noche.
—Lo sé. ¿Bajarás o debo subir por ti?
—¿Qué? ¿A donde iremos a esta hora?
—Aún no lo sé.
—Estás loca (Lauren sonríe y muerde su labio) me tienes que traer de vuelta antes de 3.
—(Camila sonríe) está bien, lo prometo.
Cruzo los dedos atrás de mi espalda.
Laur entra a su cuarto de nuevo para cambiarse, se pone un short, una camisa y unos converse. Si fuese por mí me la llevaría en pijamas, de cualquier forma luce hermosa.
La ayudo a bajar por su balcón con mucho cuidado, nos escabullimos hasta la calle y corremos hasta la esquina, entonces nos montamos en la moto y arranco.
Manejo dando vueltas por las calles, pensando en donde podemos ir. Los centros comerciales están cerrados a esta hora, al igual que los cinemas, los museos, etcétera. Lo único que podría estar abierto a esta hora son las discotecas y casinos, pero no tenemos tiempo ni ganas para bailar o beber. Ah, y también los moteles, los hoteles y los restaurantes.
—¿Tienes hambre? (le pregunta Camila a Lauren).
—No amor, estoy bien.
Sólo queda una opción, moteles o hoteles. No me atrevo a preguntarle, estoy muda. Veo un afiche en una de las paredes sobre el cuidado de la naturaleza. Pienso: las colinas.
Ya habíamos estado ahí antes, además es un lugar agradable. El fresco aire puro, el césped y, por supuesto de día, la vista. Manejo hacia allá sin pensarlo mucho, una vez llegamos Laur me mira sorprendida.
—¿Las colinas? (Lauren pregunta sorprendida).
—Se me ocurrió que sería bonito ver las estrellas desde ahí arriba (dice Camila señalando una de las colinas).
Amarro mi moto a un árbol con una cadena de seguridad. Observo una vez más las colinas, la luz de la calle no alcanza a iluminar ni la mitad de estas. Improviso una antorcha con un trozo de madera seca que desprendo de un árbol y la enciendo con una mechera. Laur al verla me mira raro, yo le sonrío.
Lo bueno de fumar es que siempre andas con una caja de fósforos o un encendedor, no sabes cuando te pueden ser útiles.
Tomo su mano y empezamos a subir. Hace mucho frío aquí, me gustaría fumarme un cigarrillo para entrar en calor, pero estoy dejándolo por ella.
—¿No es algo peligroso y raro que estemos subiendo una colina a la una de la mañana? (dice Lauren después de una risa).
—Lo sé, pero es genial. Sentémonos aquí.
Saco una toalla de mi bolso y la extiendo en el piso. Laur junta ramas y hojas secas, las encendemos con la antorcha creando una fogata.
Finalmente nos acostamos para ver las estrellas, estamos agarradas de manos disfrutando del firmamento.
—¿En que piensas? (Camila pregunta).
—En que me gustaría... No, nada. Olvídalo.
—No, dime.
—No es nada (Lauren sonríe).
—(Camila se acuesta sobre Lauren) dime.
—(Lauren mira fijamente a Camila durante casi medio minuto) hacerlo aquí.
—¿Qué?
—Pensaba en que me gustaría hacerlo aquí, ahora, contigo.
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Jugando Amar (Adaptación Camren)
FanfictionCamila Cabello, 17 años, una estudiante de sexto año, llena de lujos vive con su hermana y su padre ha teniado una infancia dificil despues de la muerte de su madre, tiene una relacion con Cristian un chica mayor que ella y llevan varios meses junto...