Capitulo 2 "Terminos y condiciones"

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Al día siguiente.

Me he pasado todo el receso buscando a aquella chica, sonara estúpido, pero eso me distrajo de todo por un rato. Sólo quiero volver a verla y ni siquiera sé por qué. Es extraño, pero al mirarla a los ojos, aquellos hermosos ojos verdes, sentí algo fuerte.
Nunca creí en la predestinación ni nada por el estilo, la vida te da las cartas, tú eres quién las juega. Sin embargo, ayer aparecía como si estuviera en el lugar y el momento correcto.
En fin... No pude encontrarla. ¿He enloquecido? ¿Todo fue una ilusión? Necesito volver a aquel lugar.

—Muy bien chicas, eso es todo por hoy. Para la próxima clase traigan resueltas las páginas 38, 39 y 40 del libro (dice Mr Federico Morrison, profesor de física).
Suena el timbre. Una vez salgo corriendo, esta vez ansiosa, hacia el parqueadero y con mi moto recorro las mismas calles del atajo que tomé ayer.
Entonces sucede, ahí está ella, caminando con la mirada perdida, justamente por la misma calle donde nos vimos.
—Hey, guapa (dice Camila dirigiéndose a Lauren, la chica).
—(Lauren mira a Camila) ah, tú de nuevo.
—Durante el break caminé por toda la cafetería y el patio, incluso por las canchas pero no te vi (Camila detiene la moto y se para en frente a la chica).
—Ya veo, es que yo rara vez ando en alguno de esos lugares. Casi siempre voy a la biblioteca para adelantar tareas y proyectos o si estoy en el salón de maestros ayudando a algunos profesores.
—¿Biblioteca? ¿Tenemos biblioteca? (pregunta Camila en forma de broma).
—Sí y algo me dice que nunca has puesto un pie en ella (Lauren responde sin mirarla).
Silencio.
—Oye guapa, ¿y siempre te vas caminando a casa?
—Sí (hace una pausa) ¿Es muy difícil para ti decirme Lauren?
—Me gusta más decirte "guapa", debes estar acostumbrada ¿no? (Camila sonríe).
—No y debes dejar de decirme así.
—¿Por qué?
—Si alguien te oye creerá que eres...
—(Camila la interrumpe) ¿Lesbiana? ¿Si yo lo fuera, tendrías algún problema con eso?
—No, para nada. Es sólo que pensé que tú sí.
—Te diré Laur.
—¿Laur?
—Sí, Laur de Lauren (Camila responde haciéndolo muy obvio).
—Ah claro (dice Lauren con una sonrisa) me agrada ese apodo.
—¿Quieres que te lleve a tu casa de nuevo?
—No, qué pena, no podría aceptarlo una vez más.
—No te preocupes Laur, no es nada (dice Camila con una sonrisa).
Tori me devuelve la sonrisa y se sube a mi moto. Esta vez con más seguridad. Manejo hasta su casa intentando tomar la ruta más larga.
—De nuevo aquí (dice Camila estacionando la moto).
—(Lauren se baja) de nuevo gracias... No tienes por qué hacerlo.
—No es nada.
—Adiós (dice Lauren con una sonrisa).
—Hasta pronto.

Arranco y manejo de vuelta a mi casa. Como es de costumbre estoy sola, mi papá trabaja y mi hermano menor tiene prácticas de tenis y soccer.
Desde que tengo memoria sé cocinar así que me defiendo en ese campo. De hecho, antes acostumbraba a cocinar con mi madre, cada fin de semana ella me enseñaba un plato nuevo mientras me contaba pequeñas anécdotas, algunas graciosas, otras con enseñanzas. La cocina con ella era divertida. Desde su muerte, yo hago el desayuno, almuerzo y cena.
Papá no tiene tiempo para desayunar ni almorzar con nosotros, pero nunca se salta una cena. Al principio, él quería contratar una empleada para que se encargara de eso, yo no estuve de acuerdo, me ofrecí a hacerlo yo misma a cambio de un aumento en la mesada.
Hoy no tengo muchas ganas de cocinar. Saco una bolsa de frituras que había en un cajón, me sirvo gaseosa en un gran vaso y me preparo para ver televisión acostada.
De repente alguien toca la puerta, para mi sorpresa es Cristian.

—Hola amor (dice Cristian dirigiéndose a Camila desde la ventana).
—Cristian, que sorpresa (responde Camila en tono indiferente).
—¿Puedo pasar?
—Sólo por minutos.
Busco las llaves y abro la puerta. Cristian se sienta en el sofá, yo permanezco de pie.
—Te traje chocolates, blancos, tus favoritos (dice Cristian sosteniendo una caja de chocolates).
—Gracias pero no debiste haberte molestado.
—Vamos, siéntate. Yo no muerdo (Cristian hace un guiño, Camila se cruza de brazos y se sienta junto a él). ¿Has pensado sobre nosotros?
—(Camila tuerce los ojos) aquí vamos de nuevo.
—Está bien, está bien, no tocaré ese tema por ahora. (Hace una pausa) ¿y sobre el reto?
—No pienses mal, pero esa idea tuya ha estado rondando en mi cabeza todo el día.
—¿Eso es un "sí"?
—Es un "no sé". Tengo reputación.
—(Cristian suelta una carcajada) vamos Camila, los dos sabemos que no te importa la opinión de los demás. Pero si eso es lo que te preocupa, prometo no decirle a nadie, será algo únicamente entre tú y yo.
—¿Qué gano yo con todo esto?
—Dime tú.
Silencio.
—Si conquisto a una chica y duro por lo menos 6 meses con ella, nunca más volverás a engañarme, harás lo que yo te diga, sin refutar o terminaremos para siempre. No me buscarás ni me molestarás más, ¿qué te parece? (Camila alza una ceja).
—(Cristian completa) y si no, me dejarás salir con quien quiera, sin reclamos, sin peleas, sin ruptura.
—¡Ya quisieras! (exclama Camila en tono de enojo).
—(Cristian ríe) ¿que no estás segura de ti misma?
—Por supuesto que lo estoy.
—¿Entonces aceptas o no?
—Acepto (Camila y Cristian se estrechan las manos para sellar el trato).
—Necesitaré pruebas de que verdaderamente estés cumpliendo.
—Me encargaré de eso, no te preocupes.
—Excitante, está bien (Cristian rodea a Camila con sus brazos, ella trata de soltarse).
—Bueno, ahora vete, tengo muchas cosas que hacer.
—Espera amor, estemos juntos aunque sea un ratito (Cristian empieza a besar el cuello de Camila y a desabrochar su camisa).
—¡Oye! (Camila empuja a Cristian) aún no nos hemos reconciliado.
—Eres tan complicada (dice Cristian peinándose el cabello con sus dedos).
—Debo estudiar, por favor, vete.
—Está bien.

Lo acompaño hasta la puerta. Él me roba un beso y se marcha antes de que pudiera reclamarle o decirle algo.
Entonces, he aceptado. Me acuesto en el sofá apoyando mi cabeza sobre mis brazos. ¿Qué he hecho?
Bueno, quizá no fue una mala decisión. Tener una experiencia lésbica puede ser lo que dé el toque picante que se ha desvanecido en mi relación con Cristian y por otro lado, así puedo desquitarme de su infidelidad.
Para ser franca, no sé por qué acepté, pero no dudé en decir "acepto". Ahora debo cumplir y no pienso perder.
¿A qué chica podría conquistar? ¿Quizá a Laur?
A pesar de no ser lesbiana ni bisexual hay algo en ella que me llama la atención. Nunca me había sentido igual por alguna otra chica, incluso tampoco por algún chico.
Una parte de mí muere porque sea mañana.

Jugando Amar (Adaptación Camren)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora