Laur lleva la cámara. Logra tomar fotos de ellos besándose, pero no son muy nítidas así que continuamos siguiéndolos. El carro se desvía por una calle sola. Oh, a juzgar por la pinta del sector sé a dónde van. Detengo la moto en una orilla.
—Mejor vámonos, con esas fotos es suficiente (dice Camila).
—No, necesito más.
—Laur pero, parece que van a entrar a un motel.
— ¿Y?
— ¿Quieres entrar ahí?
— Sí, hagámoslo, por favor.
— (Camila suspira) vale.
Enciendo la moto de nuevo y logro alcanzarlos una vez más. Tal como pensé, entran a un motel.
Espero a que pasen diez minutos y entramos nosotras al parqueadero, ahí Laur reconoce el carro de su padre. Me toma la mano y caminamos hasta llegar al puesto de atención, nos acercamos al encargado. Es un hombre de estatura baja, calvo y obeso. Nos mira de una forma pervertida que da miedo pero yo finjo estar normal.
—Hola, ¿tienes una habitación para nosotras? (pregunta Camila).
—Oh, claro que sí (risa). ¿Cuánto tiempo?
—40 minutos, será uno rápido.
—Claro, déjenme revisar.
Laur me mira atentamente, el señor saca una planilla donde registra las entradas a las habitaciones y todas esas cosas.
—(el señor continua) ¿Desean alguna temática en especial? Tenemos un cuarto de espejos y también...
—(Camila interrumpe) no, una normal.
—Tengo disponibles la 115, 107 y 103. Por un precio adicional puedo ofrecerles algunos jugueticos.
—Muéstrame lo que tienes (responde Camila).
—Vuelvo en un momento (el señor se va).
Laur aprovecha para echarle un vistazo a la planilla. Muy astuto de su parte. Busca alguna habitación a nombre de su padre, el hombre vuelve cargando una caja que luego deja sobre la mesa. De ella saca consoladores de todos los tamaños, bolas chinas y muchas cosas más. Laur se sonroja, a mí en cambio me da gracia.
—Pensándolo bien, no, gracias (dice Laur).
—Mis dedos son suficientes (dice Camila en tono de broma, Lauren suelta una pequeña risa).
—Vale, ¿cuál habitación entonces?
—¿Cuál mi amor? (Camila le pregunta a Lauren).
—La 115.
—¿A nombre de quién?
—Lorena Rivera (Camila improvisa).
Le pago al señor y nos da las llaves del cuarto.
—Que disfruten de su estadía (dice en tono pervertido).
Laur y yo subimos las escaleras. El ambiente es feo, se pueden escuchar gemidos. Entramos a nuestra habitación y nos acostamos en la cama.
—Oye y al fin, ¿averiguaste algo en la planilla? (Camila pregunta para romper el hielo).
—Sí, están a dos habitaciones de nosotros.
—¿Irás tú o iré yo?
—Iré yo, necesito hacerlo.
—Vale, ten cuidado amor.
Me besa y sale del cuarto, al cabo de 10 minutos vuelve, con cara seria.
—¿Qué pasó? ¿Te descubrieron?
—Peor aún, no lo hicieron.
—Ah, entiendo.
—Tengo las fotos (Lauren alza la cámara).
—Genial.
Ella se acuesta al lado mío y acaricia mi cabello, yo la beso en la frente. Entonces escuchamos a una chica gimiendo al lado de nuestra habitación.
—Esto es muy romántico (dice Camila en tono sarcástico, ambas ríen).
—Creo que después de todo lo que he visto hoy, jamás volveré a ser heterosexual en mi vida (risas).
—Y yo jamás te traeré a algún lugar como éste.
—¿A dónde iremos entonces? (Lauren mira a Camila fijamente).
—A buenos hoteles, o si no, simplemente podemos estar en mi casa, total siempre está sola.
—Creo que sería mejor en tu casa (Lauren besa a Camila).
—¿Estamos planeando nuestra primera vez? (Camila pregunta en broma).
—Eso creo (ambas ríen).
Me acerco más a ella y la beso, Laur sonríe.
—En la caja habían unas bolitas extrañas, era como dos o más bolas unidas por un hilo (dice Lauren en tono curioso). ¿Sabes qué son?
—Se les llaman "bolas chinas" (dice Camila).
—¿Y cómo se usan? (pregunta Lauren tímidamente, Camila se sonroja y después de varios segundos responde).
—Bueno, se meten y vibran a medida que te mueves.
—Oh.
Silencio incómodo de nuevo.
—Está tarde en el baño...
«Me excité.»
—¿Sí? (pregunta Lauren).
—Pues... Mmm... Creo que dejé mi cadena ahí (Camila miente).
—Que mal amor.
—Sí, pero ya no importa (Camila sonríe).
—Por cierto, me dejaron un taller de física, ¿me podrías ayudar a resolverlo mañana?
—Por supuesto.
***
Salgo del hotel y camino hacia un local cercano donde revelan fotos. Apenada hago lo posible para que el empleado no vea las fotos, creo que él se da cuenta, pero actúa con profesionalidad. Al terminar, volví al motel por Laur, quien me esperaba lista en el parqueadero. Saca una cinta pegante de su maletín y pegamos una foto en cada vidrio del carro. En la del delantero escribimos "a la próxima está estará en tu casa con tu esposa". Salimos del lugar rápidamente por última vez.
Debo dejarla en su casa, se hace tarde y tiene que estar ahí antes que su padre. Manejo y una vez ahí, me da un pequeño beso y rápido beso de despedida. Luego vuelvo a mi casa.
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Jugando Amar (Adaptación Camren)
Fiksi PenggemarCamila Cabello, 17 años, una estudiante de sexto año, llena de lujos vive con su hermana y su padre ha teniado una infancia dificil despues de la muerte de su madre, tiene una relacion con Cristian un chica mayor que ella y llevan varios meses junto...