Capitulo 3 "Algebra y pizza"

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Al día siguiente.
Hace unos segundos estaba buscando a Laur en la cafetería, entonces recordé lo que me dijo ayer. La biblioteca. Corro hasta llegar a la puerta de entrada y pienso un poco antes de abrirla, al final lo hago. Camino entre las mesas buscándola con la mirada. Chan, chan, la encuentro. Está concentrada, al parecer resuelve ejercicios de álgebra en su cuaderno. Me acerco a la bibliotecaria y le pido un libro de matemáticas.


*Miss Francforft, aproximadamente 40 años. De estatura baja y obesa, de cabello negro con unas cuantas canas. Lleva gafas redondas. Es amargada y poco amigable.


Después de vacilar un poco, Miss Francforft me da el libro. Me siento junto a Laur, ella está tan concentrada en sus cosas que no se ha dado cuenta de que estoy yo aquí. Arranco un trozo de papel de una pequeña libreta que siempre cargo conmigo, la libreta de las canciones del coro, y escribo "hola guapa" en él. Lo coloco sobre su libreta, ella lo lee y alza la mirada hacia a mí, una sonrisa se escapa de su boca.

—¿Qué haces aquí? (le pregunta Lauren a Camila entre susurros).
—Estudio álgebra (Camila le muestra la portada del libro).
—¿Álgebra? ¿No se supone que en sexto ya no dan álgebra?
—Sí así es, pero quiero estar preparada para los exámenes nacionales (Camila miente).
—Ah ¿sí? (Lauren se hecha a reír).
—Silencio por favor (dice Miss Francforft, Camila y Lauren asienten con la cabeza, la bibliotecaria se da la vuelta y sigue acomodando un par de libros en los estantes).

  Laur me observa, yo arranco otro trozo, y escribo en el "¿Qué haces tú?" y se lo paso.

—Tarea, como te dije me gusta adelantarla. Justamente son ejercicios de álgebra (responde Lauren).
—¿Quieres que te ayude? (pregunta Camila susurrando).
—¿Sabes hacerlos?
—Oye, puedo no tener las mejores calificaciones pero de vez en cuando presto atención a las clases (dice Camila sonriendo, Lauren se ríe de nuevo).
«Me gusta verla sonreír, su sonrisa es tan hermosa, sin embargo algo que me gusta más es saber que yo soy la razón de ellas.»
—Señoritas, o hacen silencio o tendrán que irse a otra parte (dice Miss Francforft en un tono de voz alto, todas las personas que están en la biblioteca se quedan mirando a Camila y Lauren).
—Esto es aburrido, vámonos (susurra Camila).
—¿Eh?
—Vamos, te llevaré a un lugar calmado, lo prometo, ahí te explicaré y además podremos hablar.
—Bueno (Lauren sonríe).

Salimos de la biblioteca. Pienso durante unos segundos un lugar bueno, entonces caminamos hasta unas bancas apartadas, que quedan cerca de las canchas de baloncesto.

—¿Cumple con tus exigencias? (le pregunta Camila a Lauren, refiriéndose al lugar).
—(Lauren ríe) está perfecto.
—Permíteme tu cuaderno (Lauren le pasa el cuaderno a Camila).

Mmm factorización, genial, ese tema lo recuerdo a la perfección. Son 15 ejercicios, ella ya ha hecho 10, yo empiezo a explicarle los restantes. Laur es muy inteligente, con sólo explicarle una vez, enseguida agarra el tema.

—¿Así? (pregunta Lauren mostrándole a Camila la solución del onceavo ejercicio).
—(Camila revisa) sí, muy bien guapa, perdón, Laur.
—No te preocupes, oye (Lauren cierra sus libros) a todas estás, aún no sé tu nombre.
—¿Es en serio? ¿Te montas en la motocicleta de una extraña 2 veces sin saber su nombre? (dice Camila en broma).
—No eres una extraña, estudiamos en el mismo colegio (dice Lauren en el mismo tono, ambas se ríen).
—Me llamo Camila Cabello (Camila y Lauren estrechan sus manos).
—Es un lindo nombre, ¿de dónde es tu apellido? (pregunta Lauren mientras juega con su cabello).
—Creo que es de origen arabe, pero mis abuelos han vivido en Italia toda su vida, así que no sé (Camila sonríe).
—Italia, eso es genial. Amo la pizza y todo lo relacionado a las pastas.
—¿Sí? Yo igual, pero la pizza sin duda es mi obsesión (ambas ríen).
—¿Qué te parece si vamos a comer pizza después de clases?
—¿Qué? (pregunta Camila sorprendida).
—Si tienes cosas que hacer podríamos ir otro día, no te preocupes (responde Lauren).
—No, no, vamos hoy (dice Camila emocionada).
—Vale y así puedo agradecerte por todos los chances hacia mi casa y por explicarme. Suena el timbre indicando que el receso ha terminado.
—Vale, encontramos en el parqueadero (dice Camila).
—Bien (dice Lauren con una sonrisa).

 Laur se dirige hacia su salón, la perdí de vista por la multitud de gente que está subiendo hacia sus respectivos salones. Yo no tengo muchas ganas de entrar a clases, así que decido volármelas.
Me escondo en un salón de un bloque abandonado del colegio. Me pongo mis auriculares y escucho música pero, por más que lo intento, no puedo dejar de pensar en ella. Estoy enloqueciendo, no me puede gustar una chica, imposible. Además ella es una niña buena, es responsable, obediente y yo, yo soy todo lo opuesto.
Pff, no podría conquistarla ni aunque me lo propusiera. Dudo mucho que Laur quiera tener algo con una chica y más conmigo, la extraña que recién acaba de conocer. Pero, ¿Entonces por qué me invitó a comer pizza? Podría sólo decir "gracias por todo" y desaparecer. Bueno, quizá está siendo educada, quizá le caigo bien y quizá quiere hacerse mi amiga.
Oh no, la Friendzone no, una vez entras ahí es casi imposible salir. ¿Debería ir? Por supuesto que sí, quiero estar con ella. ¿Por qué tengo esa necesidad de verla si desde hace un par de días la conozco? ¿Por qué me importa tanto la opinión que pueda tener una extraña de mí?

***

A la hora de la salida, en el parqueadero.

—Hola (dice Camila intentando sonar poco interesada).
—Hola Camila, ¿Qué tal tus clases? (pregunta Lauren).
—Me las salté, no tenía ganas de darlas (responde Camila con un tono tranquilo y despreocupado).
—¿Qué? Pero te pondrán fallas y al cerrar planilla afectará tu resultado final.
—Laur, deberías relajarte un poco (Camila hace una mueca).
—Eres demasiado fresca, no entiendo como sacas buenas notas así.
—¿A ti que tal te fue?
—Súper, saqué un 10 en filosofía e hice un taller de lengua castellana.
—Aburrido (dice Camila en tono de broma).
—Somos como polos opuestos.
—Así es, pero ya sabes lo que dicen de ellos (dice Camila en tono pícaro y rápidamente cambia el tema) súbete, te llevaré a una pizzería buena que conozco.
—Vale (sonríe).

Manejo hasta la pizzería del hermano de mi padre, al llegar ella se sienta en una de las mesas.

—Ven, por aquí (dice Camila, agarra la mano de Lauren y la lleva a un salón VIP donde sólo ingresan pocas personas, esta vez están sólo ellas dos. La música empieza a sonar y el mesero entra).
—¿De qué sabor quieres? (pregunta Camila).
—Jamón y pollo.
—Dame dos pizzas personales, una de jamón con pollo y la otra de jamón con extra queso, y de beber lo de siempre (dice Camila dirigiéndose al mesero, un chico de quizá 23 años, alto y delgado, con traje de etiqueta).
—En seguida señorita Cabello (responde el mesero y se va).
—¿Lo de siempre? ¿Qué es lo de siempre? (le pregunta Lauren a Camila)
—Ya verás.
—Por lo que veo vienes muy seguido (dice Lauren cambiando el tema).
—Sí algo así.

De repente entra el mesero con el pedido, pone los platos y vasos en la mesa, dice "buen provecho" y se va.

—No puedo creerlo (dice Lauren sorprendida).
—¿Qué sucede?
—Es el primer lugar al que voy donde entregan la orden en menos 5 minutos.
—Verás, es que mi tío es el dueño de esto y mi papá es socio.
—¿En serio? asombroso (dice Lauren tomando un sorbo de su bebida). Espera, ¿esto tiene alcohol?
—Es sólo un cóctel de piña, no tiene casi nada (Camila toma un sorbo de su vaso).
—Yo no tomo.
—Sólo tiene una pizca, casi nada, lo juro (Camila cruza los dedos bajo la mesa). No te pasará nada.
—(Lauren suspira) está bien.

Continuamos comiendo y charlando, de repente suena una de mis canciones favoritas.

—Ya estoy llena (dice Camila).
—Yo igual (dice Lauren mordiendo su labio).
—¡Adoro esa canción! —Es buena, me gusta el ritmo.
—¿Quieres bailar? (dice Camila estirando su mano).
—Me gustaría pero no se vería bien.
—Estamos solas, además sólo es para divertirnos, no te voy a violar (dice Camila en broma, Lauren le da su mano y se pone de pie, empieza bailar).
—Hace frío aquí (dice Lauren).
—Tienes razón.

Me acerco a ella abrazándola. Laur alza la vista y nos miramos fijamente durante varios segundos. Involuntariamente mis manos llega hasta su cintura, ella rodea sus brazos en mi cuello. Nos acercamos lentamente... ¡Dios! estamos a punto de besarnos.
Ambas escuchamos el ruido de la perilla de la puerta y nos separamos inmediatamente. Es el mesero con la cuenta.

—Señorita Camila, aquí está la cuenta (dice el mesero poniendo la factura sobre la mesa, Camila se acerca hasta él).
—Ten (saca unos billetes de su billetera y se los da al mesero) quédate el resto como propina.
—Muchas gracias (dice el mesero sonriendo, toma los platos y los vasos y se va).
—¿Cuánto fue la cuenta? (Lauren saca su billetera).
—Nada, no te preocupes.
—No, yo te invité Camila.
—Déjalo así, no importa (dice Camila acercándose a Lauren).
—Es que no es justo, no puedo permitirlo, ¿cuánto es?
—Laur, con que estés aquí me basta.
—Camila... (dice Lauren mirándola fijamente).

Me acerco a ella para besarla, entonces ella me detiene.

—Escucha, no sé qué me pasa, yo no soy... (dice Lauren sin terminar su frase).
—Entiendo (Camila se aleja un poco de ella).
—Debo irme ya, tengo que estudiar para mi examen de Biología (dice Lauren).
—Espera, yo te llevo.
—No, está bien, pediré un taxi (Lauren se acerca a Camila, ambas permanecen en silencio, Lauren la abraza y se va).

Minutos después salgo de la pizzeria, busco mi moto y manejo a casa.
Cierro la puerta de mi cuarto y me acuesto en la cama. Enciendo la grabadora y pongo el álbum Riot! de Paramore a todo volumen. Siempre me desahogo con la música, es como si me transportara a otra parte, me hace olvidar de todo, pero esta vez no es así.
"Mierda, la he cagado" es todo lo que pienso.
Una y otra vez en mi cabeza repito la escena en la pizzeria. ¿Y si no quiere verme más? Quizá fui demasiado rápido. ¿Y si no le gusto? Pero podría jurar que en ese momento, segundos antes de que el mesero abriera la puerta, ella me quería besar, fue algo mutuo. ¿Pero y si quizá solo fue por el ambiente?
Mi cabeza hace miles de preguntas y las auto-responde con millones de posibles respuestas.

Jugando Amar (Adaptación Camren)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora