Día 6.

218 31 0
                                    

Avances: Avergonzarme a mí mismo en medio de una cita.

Anotaciones: Ayer pasé vergüenza en una cafetería, pero ya ni me sorprende, es algo que últimamente sucede a menudo.
Dean se fue rápidamente luego de terminar ese asqueroso pudin de chia, pero al menos me dio su número de teléfono.
Hoy quisiera ir a verlo y disculparme.

Datos: Por alguna extraña razón le gusta el pudin de chia.

Luego de escribir mis notas en la libreta me tapé la cabeza con la almohada que estaba sobre el colchón de mi sótano.

Jamás había tenido una cita tan mala como la de ayer y lo peor, es que esa había sido mi oportunidad para que él me conociera mejor.

Y, como si mi desgracia no fuera poca, llegué muy molesto a mi hogar y había terminado peleándome con mis hermanos.

Los acusé del fracaso en mi cita y cuando ellos rieron al escuchar toda la historia, terminé insultándolos y diciéndole cosas que no creía. Sabía que estaba siendo hipócrita, teniendo en cuenta que yo había participado en bromas como esas o aún peores, pero me sentía muy desdichado.

Tal vez estaba así de mal por el hecho de que últimamente no podía hacer nada bien.

Había perdido a mi novia.

No tenía trabajo ni casa.

Vivía en un sótano.

Y estaba haciendo algo cruel para ganar dinero.

Que cita horrible ¡Pobre Dean!

De lo único que estaba seguro en ese momento, era de que debía pedirle perdón.

.:。✿゚'゚・✿.。.: .:。✿゚'゚・✿.。.

Estaba parado justo frente a la puerta de Dean y acababa de tocar el timbre.

Escuché a sus perros ladrar y a alguien movilizándose hasta la puerta y en unos pocos segundos el chico ya estaba frente a mí.

—Oh, hola Seth, justamente estaba por hablar contigo, yo quería... — empezó con ese tono amable que tanto lo caracterizaba.

En medio de su saludo, yo simplemente no podía mirarlo directamente, así que mantuve mis ojos fijos en el suelo.

—¡Siento mucho todo sobre la cita de ayer!—lo interrumpí rápidamente y al mismo tiempo, estiré los brazos con el regalo que le había comprado.

—¿Qué es?—escuché la voz curiosa de Dean y aún así seguí mirando el piso.

—Sé que te gustan mucho las flores así que compré una maceta de lirios—le expliqué lentamente—La maceta la decoré yo y además los lirios significan perdón.

A mi disculpa le siguió un gran silencio y rogué que me perdonara.
Si Dean no quería saber más de mí, de verdad me dolería...

Por el dinero, claro.

—¿Por qué no me miras, Seth?—preguntó Dean y sentí su voz muy cerca de mí.

—Me avergüenza lo de ayer—murmuré—Y no quiero verte molesto conmigo.

—¿Crees que estoy molesto?—me interrogó amablemente.

—Sí.

—¿Por qué no me miras y lo descubres entonces?

Y ahí fue cuando levanté la vista para encontrarme con Dean a pocos centímetros de mi rostro.

—Estás cerca—susurré mientras sentía como mis mejillas se calentaban.

—Sí, estoy cerca, pero... ¿Parezco molesto?—preguntó el chico con sus ojos azules más intensos que nunca.

Dudé bastante en contestar, estaba muy nervioso y sentía que por momentos no podía pensar, sin embargo, miré cada hermosa facción de su rostro y me atreví a contestar.

—N-no—tartamudeé finalmente.

Luego de eso Dean se alejó repentinamente y me quede esperando un beso que nunca llegó.

¿Esperando?

¿Yo esperaba su beso?

Esas preguntas fueron las que surgieron en el momento, pero no tuve tiempo de responderlas, porque por fin Dean habló.

—Admito que ayer estuviste raro—empezó con calma y lentitud—Pero en cierta parte también fue divertido, obviamente me siento un poco confundido ¿Qué te pasó?

La verdad me sentía sensible, estaba cansado, avergonzado y enojado con el mundo, fue por eso que decidí no mentir, por lo menos por una vez.

—Estaba nervioso por salir contigo, por eso le pedí consejos a mis hermanos y ellos... Se burlaron un poco de mí—contesté con sinceridad.

Esperaba cualquier tipo de reacción por parte de Dean.

Pero sin dudas, no espere que el chico comenzara a reír escandalosamente.

Al principio quise molestarme con él, pero cuando lo vi así: tan sonriente, con sus azules ojos brillando y con las mejillas rojas, la risa simplemente se me contagió.

En segundos estaba riendo con él.
Cuando por fin nuestras risas cesaron, me sentí un poco mejor anímicamente.

—¿A veces no queda otra opción que reírte de tus desgracias, verdad?—preguntó aún divertido Dean.

—Supongo—respondí encogiéndome de hombros.

—¿Quieres que tengamos otra cita, Seth?

Ante su pregunta no pude hacer menos que sorprenderme y asentir repetidas veces.

Casi no lo podía creer: ¿Después de esa cita lamentablemente Dean había accedido a salir una vez más conmigo?

De verdad era una buena persona.

—Esta vez tu elijes el lugar—propuso Dean alegremente—Por favor, no pidas más consejos a tus hermanos y algo más...

—¿Qué?—pregunté curioso.

—Intenta arreglar las cosas con tu familia, te aseguro que será mucho mejor.

Experimento Homosexual Donde viven las historias. Descúbrelo ahora