5: Complejo de Alfa, Parte I

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-Tienes la temperatura muy alta, deberías estár bebiendo más agua y procurando comer más.

Guardó el instrumental y el silencio le hizo fijarse en el omega sentado frente a él. Tenía la mirada ida hacia la puerta, la cual, había dejado ligeramente abierta para no hacer bajar a Luzu a activar la complicada puerta.

El pelinegro estaba ausente, con la mirada hacia fuera y Auron se preocupó por si el omega estaba sintiendo al alfa en la planta principal.

-Te avisamos de que dejaras los supresores antes de que te hicieran daño, sabías que dejarlos iba a ser un dolor de huevos -intentaba hablar para distraer al omega-, tómate los analgésicos, no te ayudarán con los calores pero te aliviarán el dolor.

Vegetta lo miró.

-Sé muy bien lo que me ayuda con el dolor y los sudores.

El héroe más antiguo hizo honor a su fama solo con ponerse en pie ante Auron, de una forma que hizo que se le aflojaran las rodillas por un segundo. Auron era poco más bajo que Vegetta, pero frente a un hombre tan sensualmente musculado poco importaba desde donde te miraran esos ojos amatistas tan penetrantes. Vegetta dió un paso hacia él.

-¿Qué haces puerco? -otra cosa no, pero Auron tenía las pelotas tan bien puestas como el orgullo, y la pregunta sonó a advertencia.

El omega lo lanzó contra la pared lo que dejó sin aire a Auron, que ante la impresión del impacto, cayó sentado al suelo. Para cuando abrió los ojos al medio segundo siguiente, Vegetta estaba sobre sus piernas, levantándose la camisa negra en una agradable auto caricia hasta los pectorales. Lo que Auron tenía delante de él no hacía justicia a los autorretratos de dios griego en la entrada de la mansión.

Vegetta robó sus manos reteniéndolo de las muñecas con fuerza sobre la cabeza, parecía irreal que solo necesitase una mano para aprisionarlo, más teniendo en cuenta que Auron no era débil en absoluto.

Vegetta movió sus caderas sobre Auron  desabrochándole el pantalón con la mano libre, su respiración excitada era el único sonido en la habitación. Auron, tragó duro y volvió en sí, tomó aire. Era el momento de pedir ayuda, pero, como leyendo sus intenciones, la mano de Vegetta dejó los pantalones para cubrirle la boca. Se miraron a los ojos. Auron mordió con todas sus ganas sonriendo. Vegetta ni se inmutó, al segundo siguiente una sonrisa ladeada le iluminó sádicamente el rostro y Auron sintió que la había cagado.

PUTO OMEGA CON COMPLEJO DE ALFA.

-¿Rabis? ¿Cómo consiguió Willy que Vegetta se tranquilizase?

-Eh... -la cara de Rubius se puso de todos los colores al recordar exactamente como lo hizo, se escuchó un fuerte ruido desde abajo y aquello lo despertó- le dijo que se estuviera callado.

Luzu ignoró el sonido de abajo a cambió de prestar atención a Rubius.

-¿En serio? -rió- Bueno, Willy da miedo así que puedo imaginármelo.

A Rubius se le escapó una risa tan nerviosa como tonta que se alargó bastante.

-Lo siento Rabis, no es buena idea que te quedes aquí así que tengo que echarte. Estoy organizado guardias para evitar que otros alfas se acerquen, Vegetoide estará bien.

Rubius asintió en silencio, decepcionado por no poder ver a Vegetta, pero sabía que Luzu tenía toda la razón. Miró las manzanas en sus manos.

-Dejaré esto aquí -se acercó a la mesa para dejar las manzanas al lado de la pantalla, quiso echar un vistazo a Vegetta antes de irse- Oh no no no no no ¡Vegettaaaaaa!

Gritó como loco con la voz rasgada, las manzanas cayeron al suelo cuando echó a correr. Luzu miró la imagen.

-¡¡¿Qué?!!

Olor a manzanaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora