"Anthony..." fue el suspiro que salió de sus labios, a tientas dejo las cosas que ocupaban sus manos sobre la mesa más próxima, corrió para llegar a su esposo pero ya al alcanzarlo, se frenó.
Quería abrazarlo, besarlo, decirle que lo perdonara, que era un completo imbecil, que estaría con él hoy y siempre, pero no hacía nada. Sus pies pesaban y se fijaban al suelo, sus manos se mantenían cerradas, sin saber que hacer. Su boca imitaba los movimientos de un pez fuera de su lugar, y sus ojos se iban llenando de agua. Tony llegó a el rápidamente, sujetó su rostro en sus manos y ligeramente inclinado lo besó. Era la gloria, dios santo, ser besado por Tony era todo lo que estaba bien en su vida. Era llegar al cielo por un momento, era la colonia de Tony entrando por su nariz, era su corazón deteniéndose por momentos y su mente estallando en cientos de partículas llenas de color. Era como flotar y ser mantenido a tierra únicamente por los suaves labios que bailan sobre los suyos, un ligero temblor recorrió todo su cuerpo y está vez no por el frío, sentía que sus piernas se doblarían en cualquier momento si la lengua de Tony seguía recorriendo su boca como lo hacía, moriría en breve si Tony no detenía las caricias sobre su espalda.
El beso lo terminó Tony, porque él solo temblaba y suspiraba, no sabía que era lo que estaba haciendo. Anthony sonríe y la punta brillosa de su lengua se cuela entre sus dientes, "¿cómo le haces para que yo me enamore de ti cada día más? A veces creo que nadie puede amar a alguien como yo te amo a ti. Y luego te beso, y confirmo mi teoría. Te amo mucho más que ayer, y ayer ya te amaba una cantidad incalculable." Peter es veinte centímetros más alto que Tony, pero se las ingenia para quedar perfectamente acomodado sobre el hombro de su esposo, lo pega a su cuerpo, se aferra a él. No puede detener el sollozo que sube por su garganta y tampoco el temblor en sus hombros, sus ojos arden y muerde sus labios para distraerse en ese dolor y no llorar por todo lo que ahora le sobrepasa. Pero las traicioneras lagrimas caen cuando Tony acaricia lentamente su espalda, le abraza más fuerte, si es que eso fuera posible. Tony besa su mejilla y también deja un beso sobre su oreja, y siente el amor como un líquido, que brota del pecho y va calentando todo a su paso, brazos, manos y dedos. Levanta su cabeza con pereza, y está completamente seguro que el color rojo predomina sobre su rostro. Avergonzado limpia con el dorso de su mano el fantasmal camino que sus lágrimas han dejado, le brinda a Tony la mejor de sus sonrisas, que incluye casi todos sus dientes a la vista y las arruguitas al borde de sus ojos.
"Siempre he querido poder hacer eso que haces tú con las palabras. Seleccionas siempre las correctas, las adecuadas, y me hacen sentir que realmente no eres real. Eres demasiado para ser real." Habla con su voz ronca, y coloca rápido su mano sobre los suaves labios del genio, indicandole con el suave gesto que aún tiene que decir, pero como siempre, necesita un poco de tiempo para ordenar las mil y un ideas de su cabeza. "Pero cuando me besas, sé que eres real, y mío. Solamente mío. Y es mí deber, jurado ante un altar y ante ti, cuidarte, amarte y respetarte. Acompañarte en las decisiones que tomes, para bien o para mal". El genio es quien lo abraza ahora. Y sabe que es solo el principio de una larga conversación y una muy larga noche, pero es un buen comienzo, no hablará sin pensar, no será compulsivo y le dejará en claro a su esposo que estará con el, en la decisión que sea.
Finalmente salen del pequeño recibidor que conecta la entrada del elevador con el resto del apartamento, Tony inicia a encender la chimenea mientras Peter saca el plato completo de emparedados y llena otro vaso de leche. Se acomodan en el sofá, colocando la mesita auxiliar en frente de ellos para depositar su ligera cena. Peter respira profundo, mientras toma un poco de leche, disfruta como el frío líquido refresca su garganta, soltando un suspiro satisfactorio. Tony en cambio, comía despacio el primer emparedado, sabían que solo trataban de ganar tiempo para la inevitable charla que tenían que abordar. A la que sin más, Tony da inicio.
Le cuenta como estuvo su noche en casa de Rhodey, que como el hombre es una mamá gallina, muchísimo más de lo que era, y eso que era solo el comienzo de su embarazo. Peter se remueve en su lugar, aún sin saber cómo reaccionar ante esa palabra.
Anthony, su adorado genio empezó, le dice que esta bien, que se siente bien y preparado para todo lo que vendrá en los meses futuros; también le dice que definitivamente dejará el trabajo y que Pepper ya estaba al tanto de esa decisión, ella le dijo que lo entendía, y que asumía la decisión con entusiasmo, cuidaría de sus múltiples negocios y a la misma vez de el. Le dijo que también estaba asustado, igual que él, y besó sus manos tratando de tranquilizar el ataque de ansiedad que se iniciaba en Peter cuando este mismo se había culpado por ponerlo en esa situación.Peter en serio se esforzó en tratar de ocultarlo, pero Tony era Tony, y no aparta la castaña mirada, aún con sus manos entre las del genio, estalla. Esta era la parte donde no quería llegar. La culpa. Nadie más que el era responsable de esta situación, él es quien está poniendo en peligro a la razón de su existir. Él y su error, sino hubiera sido tan tonto, tan joven, hubiera tenido el cuidado que Tony realmente se merecía y no estaría llorando descondaldo sobre las piernas de su esposo. Pero ahora de nada le sirve pensar en el tenido y en el hubiera, era el ahora y tenía que asumir con coraje la consecuencia de su desliz. El llanto le generaba hipo, y le dolía cada vez que respiraba. Juró cuidar a Tony, y ni porque es lo que más ama sobre toda la extensión del universo, pudo hacerlo bien. Su respiración está descompuesta, y su cuerpo sufre de espasmos, que van desapareciendo al ritmo de las caricias que va recibiendo sobre su cabello, Tony juega con los mechones, enrolla y desenrolla, sin formar nada. Peter siempre ha creído que Tony es mágico, en especial sus manos, porque al pasar los minutos, las caricias surgen efecto y su pecho finalmente tiene un ritmo. Levanta su cabeza y sus ojos buscan los de Tony, quedan casi frente a frente, Peter un par de centímetros abajo, la suave sonrisa del genio es contagiosa, pero su mirada está acuosa, y hay un lágrima atorada entre los vellos de su barba, su pulgar la limpia, la punta de sus dedos acarician la mejilla del mayor. El rostro de Tony se acuna despacio en la palma de su mano, y puede ver en sus ojos, sus preciosos ojos, la chispa que siempre está ahí, más encendida que nunca.
"Es culpa de ambos. Ambos sabemos que la única vez que nos amamos sin tener las precauciones necesarias, fue para tu cumpleaños. Y las fechas concuerdan". Lo dice con el gesto de una sonrisa dibujado. "Pero, no es momento de buscar culpables. Sé que te aterra la idea de perderme en el proceso. Y a mí me aterra la idea de no verte nunca más. Pero sé que es la decisión correcta. Este es el momento Peter, no hay vuelta atrás. Recibamos el obsequio, disfrutemos de este ahora, y que el futuro nos vaya haciendo más sabios". Peter puede ver el miedo en Tony, pero también mira felicidad y mira convicción. "Haremos todo lo que esté en nuestras manos para que todo salga bien. Ni tu te quedas. Ni yo me voy".
Peter sabía cuando Tony estaba decidido a realizar algo. Quedo todo claro sobre la mesa, o el sofá en esta ocasión. Tony expuso sus planes, ya lo había planeado todo, de cómo darían la noticia a sus familiares y amigos, la revelación del sexo, hasta el hospital, la fecha programada para la cesárea (según las cuentas de Bruce y Tony), y su plan b, dos reactores más a mano. Parecía que todo estaba cubierto, ¿pero porque el dolor en su pecho no disminuía?
Se besaron un poco más antes de subir a su habitación. La rutina para dormir fue mucho más rápido de lo normal, apenas se cambiaron la ropa, se metieron en la cálida cama, buscando el cuerpo del otro sin disimulo. Peter nunca se había sentido tan agotado, y Tony le dijo que casi no durmió, que si el no estaba al lado suyo, no sabía lo que era soñar. Vio como su esposo cayó rendido aún con la sonrisa en los labios, abrazado a su pecho. Peter espero paciente que los ronquidos del mayor empezaran, era como se aseguraba que estaba completamente dormido y así poder salir de cama sin molestarle. Bajo a la cocina, busco sus cigarrillos y en completo silencio salió al balcón, una mala idea cuando el ligero sudadero no le abrigaba del frio que la noche daba. Cuando el tabaco calentó su pecho, sonrió. Va a ser papá, papá de un hijo con Tony.
No quería ilusionarse, lo único que quería era que Tony saliera de esto sano y salvo. Y si conseguía eso primero, ya luego vendría el bebé. Así que era momento de poner su concentración en la salud y bienestar de Tony. Además, si su esposo estaba bien, el bebé también estaría bien. Y si ellos están bien, Peter también lo estaría.
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Decisión. [STARKER]
FanfictionHISTORIA COMPLETA Peter tiene 23, Tony 40. Tienen que tomar una de las decisiones más difíciles en su vida. Peter ama a Tony, Tony lo ama a él. Pero antes de ellos, esta la nueva vida que han creado. Disclameir. Los personajes no me pertenecen...