Capitulo catorce.

194 10 1
                                    

Narra ______:

Desperté en una habitación, las paredes estaban pintadas y del lado izquierdo había una cruz al igual que en ambos extremos de la puerta. Los chicos no estaban conmigo, al parecer nos separaron y nos metieron a habitaciones diferentes.

"Oh ya los mataron" pensé en mi mente por lo que borre ese comentario.

Me incorpore y tome la linterna que se encontraba en un extremo de la cama.
Me puse de pie caminando hacia la puerta pero escuche ruidos fuera de esta por lo que me escondí debajo de la cama y pude ver como la puerta de abría sola dándome el paso.
Salí debajo y salí de la habitación. Anteriormente me encontraba en una habitación donde metían a las personas que necesitaban ayuda, las personas que necesitaban un psiquiátrico y salí a una parte diferente, parecían celdas donde metían a esas personas.
Camine hacia la izquierda pero una voz llamo mi atención.

- ¡Atrás! ¡Apártate! ¡Aléjate de mi de una puta vez! ¡Grr...! Eh... No me mires. No te atrevas a mirarme.

¿Qué cojones? Seguí caminando viendo hacia el piso de abajo, había personas en sillas de ruedas, vendadas e incluso desnudas por lo que deje de mirar y seguir mi camino.
Mientras caminaba vi una habitación con la puerta abierta y dentro había un hombre sentado en una cama con sus manos sobre su cara. Me acerque a él.

- Dijo que no debería hacerte daño. Eso es lo que dijo. Pero, cuando el gato no esta... Mm... Hum..

Mis esperanzas cayeron al escuchar eso, por lo que salí de la habitación cerrando la puerta.
Seguía caminando, mi cabeza empezó a dolerme al igual que mis rodillas, no sabía cuando saldría de aquí pero quería que fuera pronto, necesitaba a mi familia, necesitaba a mis amigos y necesitaba salir al airé una vez más.
Llegue a las escaleras y estaba dispuesta a bajarlas, pero dos hombres llamaron mi atención, parecían normales y me acerque a ellos para preguntarles por mis amigos.

- Disc.... -me interrumpió uno.

- ¿Quién es esta?

- A lo mejor es la mujer del padre Martín.

- A lo mejor.

- Parece nerviosa.

- Me gustaría matarla.

¿Qué? No, no, no, no.

- Y a mi.

- El cura nos pidió que no lo hiciéramos.

- Parece que has visto un fantasma, muñeca.

- Sería descortés.

Le di gracias al cielo por que esos hombres estuvieran detrás de una reja y no pudieran tocarme. Baje las escaleras corriendo y vi a otro hombre salir del lugar y cerrar la puerta detrás de él. Joder, no.
El hombre de la silla de ruedas comenzó a hablar.

- No confíes en ellos. Te dirán que es ciencia, pero no es así. Estaban esperándonos en este lugar. Mike lo entendió. Han estado aquí siempre.

Intente abrir las puertas de allí pero ninguna de podía, necesitaba una llave y no contaba con eso.
Llegue al parecer a la puerta donde guardaba el conserje sus materiales, rece porque la puerta estuviera sin llave y si, pude abrirla fácilmente.
Me adentre a ella y la cerré, prendí mi linterna e intente buscar algo que me fuera útil hasta que en la pared visualice una especie tubería y fui hacia ella.
Saliendo de esta, llegue a otra habitación y me sobresalte cuando vi a un hombre con sus brazos amarrados y sangre en todo su cuerpo, lo ignore y seguí caminando.
El piso del pasillo estaba roto, sólo había un pedazo que no así que empece a caminar de lado iluminando el camino y escuchando lo que decían.

La casa del lago.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora