Loser's (KookMin) Adaptación propia

Capítulo 33~Ganador

Sábado 18:32h

Podía percibir un aura única, había un encanto pacífico en el ambiente, las nubes son escasas, semi-transparentes y perfectamente blancas en la claridad de un cielo azul perlado dejándose ver ante nuestra vista mientras siento sus finos dedos apretar con ansias y nerviosismo el dobladillo de mi chaqueta de traje a la altura del interior de mi codo. El silencio sepulcral ante la espera rebota entre las paredes pequeñas pero altas y con mi mano izquierda acomodo ligeramente su corto pelo de nuevo negro tizón. Le sonrío mientras acompasados caminamos hacia la salida pasando junto a familiares y nuestros amigos para llegar junto a nuestro grupo.

Miro la plenitud que inunda sus ojos; lleva un ahumado sutil en sus párpados, un labial rojo y tan potente como lo hacía en su juventud y su cuerpo envuelto en un ceñido traje negro con una banda color roja marcando sus curvas de manera nada lasciva ni provocativa. Frente a mí tengo a un hombre hecho y derecho que brilla por el reflejo que la alegría de su mejor amigo está experimentando en su gran día.

Los novios salen de la iglesia; el arroz, los confetis y los pétalos de flores vuelan sobre ellos al grito "vivan los novios" pero a pesar de ser un acto egoísta yo sigo mirando su perfil mientras muestra sus dientes perlados a su mejor amigo. Ojalá él me besara en este momento y me dejara ese rojo carmín sobre mis labios.

-Kookie. -Susurra adorablemente como a mí me gusta antes de mirarme, asiento cuando nuestros ojos hacen contacto. Su mano izquierda, donde ese anillo que le regale hace días descansa, acuna mi mejilla; la altura de sus zapatos le ayuda a llegar fácil a mi labios besándolos despacio y tiernamente.

Sonrío sobre sus labios y se separa para abrazarse a mi torso mientras apoya su mejilla derecha en mi cuello observando a la pareja subir al coche que los llevará a la sesión de fotos de antes de la cena. Rodeo su espalda clavando ligeramente mis dedos en su columna sobre la chaqueta de traje y nos zarandeo de lado a lado con un juego cariñoso.

Sábado 23:56h

-¡Qué hablen los padrinos! ¡Qué hablen los padrinos! -La tarta acaba de ser cortada, esperamos en nuestra larga mesa de cuatro frente a las del resto nuestro pedazo y seré honesto; he bebido más de lo que he comido entre cuidar, ayudar y escuchar a los novios e invitados.

Mi corbata roja, a juego del traje de Jimin, ya está colgando del cuello de Yiren y la chaqueta ya hace rato que la he perdido en el respaldo de la silla. Rio frenético cuando percibo que Jimin al otro lado de la mesa está igual o más afectado por el júbilo y el alcohol que yo al verlo subirse sobre su silla en pie y levantar sus brazos pidiendo calma al gentío que seguía gritando la petición.

-Según el espectacular chico de pelo gris que tengo a mi izquierda yo tengo un don para las palabras, pero he de confesarte algo Tae. -Su rostro se inclina para poder ver a su mejor amigo sentado a su lado. -Cuando traté de exponer en palabras todo lo que siento por ti me quedé en blanco, no hay ninguna palabra que sea una definición justa de ellos. -El ambiente de juerga, de risas y nervios ha caído lentamente por la seriedad que embarcan sus palabras. Con dificultad baja de la silla y se pone al lado de su mejor amigo. -¿Cómo describiría a mi chico y a todas las razones por las que lo quiero? Él es temerario con respecto a sus ideales y al amor, responsable con sus quehaceres y con la idea de lo correcto e incorrecto, dulce cuando te tiende una mano y necesitas cariño, sexy ante los ojos de cualquiera con esos rasgos duros, humano que se rompe y comete errores como cualquiera, heroico defendiendo lo indefendible... -La pausa en su discurso llega cuando sus cuerdas vocales delatan el llanto interior que trataba de aguantar. Tae abandona la protección del brazo de Suga y se pone en pie para abrazar a su amigo y al separarse mostrar que también las gotas saladas caen por su rostro. -Cuando lo conocí compartíamos el hecho de tener el corazón roto por los que nos dieron la vida y desde ese momento, ignorando los años pasados juntos o separados, él se convirtió en mi familia, en mi hogar.