Disclaimer: los personajes de kuroko no basket no me pertenecen.
Advertencias:
Las terapias y procesos detallados a continuación no deben ser tomados como información exacta para diagnosticar a alguien.
Mención de homicidio, suicidio, violencia y problemas mentales.Cuando Furihata Kouki llegó al que sería el centro de sus prácticas universitarias, tomó un largo respiro y sonrió.
El viento callejero le dio una sacudida a su impoluta bata blanca y tuvo que sujetarse los largos mechones de su cabello castaño para poder ver el camino. Avanzó con paso firme y calma hacia el gigante que alguna vez fue blanco concreto y ahora yacía gris cemento.
El hospital psiquiátrico de la ciudad.
Le faltaban unas cuantas horas para obtener el titulo, y sus prácticas serían tomadas en aquel lugar.
Con unos ojos brillando en esperanza e ingenuidad, ingresó al lugar. Los guardias de la puerta vieron su permiso y lo dejaron entrar, tuvo que recorrer un largo trecho, atravesando un parque interno, hasta llegar al edificio.
—Furihata Kouki, ¿practicante? —dijo la recepcionista con su identificación en mano.
—Así es.
—El director general te está esperando, primer piso al final del corredor.
Tomó de nuevo su identificación y pasó junto a un hombre que iba lentamente, apretando con fuerza el suero que acarreaba consigo.
...❤
El director era un medico de renombre de miraba amable. Poseía unos ojos oscuros y un cabello castaño claro, mas claro que el de Furihata.
—Toma asiento —Así lo hizo él, dando una mirada por el acogedor despacho con sillones de cuero negro y diplomas colgando tras el escrirorio— ya que eres nuevo se te adjudicarán algunos casos simples e iremos aumentando conforme te sientas más cómodo. Tienes todas tus vacunas?
—Sí, señor. Fueron obligatorias en la universidad.
—Bien, a partir de ahora nunca deberás olvidar dártelas. En especial la del Tétanos y Hepatitis. La mayoría de los pacientes son tranquilos, pero algunos suelen esconderse objetos punzo-cortantes de quién sabe donde.
—Entiendo, cuándo comenzaré, Dr. Kagetora?
—Ahora mismo, pídele a la enfermera Momoi que te entregue algunos historiales.
Kouki dejó sus pertenencias en un casillero. Las normas prohibían mantener cualquier objeto como relojes, cadenas, anillos, cinturones o incluso los cordones de zapatos al ingresar. Su primer paciente fue una depresiva de cuarenta años, quien había intentado suicidarse dos veces sin éxito. Luego siguió un hombre con fobia a la oscuridad. A continuación un descanso en el buffet de empleados, donde Momoi se sentó a su lado.
La camisa blanca de enfermera y sus impolutos pantalones de mismo color no podían disimular sus agraciadas curvas. Se quitó la cofia del cabello y lo dejó caer libremente a su espalda. Kouki le sonrió e hincó el tenedor en sus tallarines.
—Que tal fue el primer día?
—Bastante bien, sólo casos leves por el momento.
—Mm.. Y ya decidiste donde vas a trabajar? —Abrió la mandíbula cuanto pudo y mordió una gruesa hamburguesa, los trozos de cebolla escaparon a la muerte instantánea, apenas golpeados por la mancha rosada de su labial.
—Creo que iré al hospital de la ciudad, o tal vez a alguno rural, allí no abundan los trabajadores de la salud.
—Mm.. Tampoco creo que abunden los casos como aquí, cada día llega un nuevo paciente —suspiró entre palabras, devorando al fin las pobres cebollas que habían logrado escapar.
Kouki imaginó sus chillidos mientras las masticaba y sonrió, de comentarle sus desvaríos, Momoi sería capaz de ponerle una camisa de fuerza.
—Y qué hay de las salidas?
—Ahh, los casos simples siempre vienen y van, pero los severos como aquél chico de la 412.. Esos llegan para quedarse.
—412..? —preguntó él— Algún tipo de leyenda urbana?
—Nada de eso —sacudió la mísera hamburguesa que aún no había terminado, dos trozos de lechuga colgaban y se sacudían cual brazos buscando auxilio. Kouki contuvo una risa— de seguro lo conocerás pronto, las enfermeras y algunos enfermeros no dejan de hablar de él.
Momoi no agregó más y Kouki tampoco pidió explicaciones. Si era tan probable que todos a hablaran de él, mejor sería enterarse más tarde que temprano del porqué. Podría ser un asesino en serie, un esquizofrénico.. Las posibilidades eran infinitas y él apenas comenzaba.
Aunque sabía y le emocionaba que pronto estaría hundido hasta el cuello en ese pantano de oscuridad y dolor, deseaba disfrutar del presente, en el que sólo se había ensuciado los zapatos y aún podía volver a casa sin sufrir horribles pesadillas.
Lo más escandaloso del resto de la tarde fue que un paciente salió desnudo, gritando que la ropa le picaba. Kouki abrió sus ojos cuanto pudo y después cerró los párpados con fuerza, pero de seguro esa imagen se le aparecería en la noche.. Justo cuando fuera a cenar.
Al atardecer cortó camino por el parque, llevando su mochila con fuerza para que ningún paciente tratara de quitársela y armar un alboroto. Estaba a medio camino de los guardias de la calle, siguiendo el camino de cemento rodeado de césped esmeralda, cuando sintió la incomoda sensación que alguien lo observaba. Miró sobre el hombro pero todos parecían enfrascados en sus asuntos: desde ancianas paseando, a un hombre gritándole a las palomas, todos eran bastante inofensivos. Un movimiento le hizo alzar los ojos a una ventana en el tercer piso: los cristales brillaban con el reflejo del sol por lo que fue incapaz de ver si había alguien tras el vidrio. Tuvo un escalofrío.
Cuando llegó al puesto del guardia y esperó a que lo dejaran salir, aquella ventana estaba demasiado lejos para distinguir algo.
Al acabar su primer día de practicas, el castaño subió al transporte publico y descendió a una calle de su edificio en los suburbios, donde un pequeño restaurante de comida china servía un estupendo chop suey. El aroma a carne salteada con pimientos le llenó la nariz y el estómago.
Sentado junto a una ventana, las luces rojas en el ambiente provocaban una sensación ligeramente nostálgica a contraste con las interminables lámparas blancas y amarillas que delineaban el camino hasta los rascacielos.
Curiosamente no pensó en el hombre desnudo, sino en el misterioso paciente de la 412.
...❤
Aquí con un nuevo proyecto que nació inspirado por el libro Asylum.
Gracias por leer. Saludos.

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El paciente de la 0412
FanfictionLas practicas en un hospital psiquiátrico pueden tornarse demasiado perturbadoras para un joven estudiante.