3. Desventurados

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¿Qué tal? n n
Ya estoy de vuelta con la actualización de esta historia.
Aprovechando el espacio, quiero mandarle un saludo a DianisMika o/ muchas gracias por tus comentarios y entusiasmo :D
Déjame decirte que no estás tan lejos de tu cálculo jajaja.

Sin más por el momento, los dejo con el viaje de estos dos. Y tengo una nueva pregunta: ¿cuánto creen que le tome a Eren meterse en problemas?~

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Llevaban apenas media hora de trayecto; el auto rojo avanzaba entre los campos que el sol iluminaba, despertando distintas tonalidades verdes. Cualquiera la consideraría como una vista muy agradable y digna de apreciación...cualquiera que no tuviera la prisa de cierto ojiverde, quien prefirió sacar un tema de conversación a tener que soportar en silencio la larga carretera que se extendía frente a ellos.
—Muy bien. Ya estamos aquí, camino a Dublín y apenas es 27 de febrero. Aún tengo tiempo.
—Excelente.
Jean sacó un enorme sándwich de su chaqueta y, sin dejar de ver al frente, le dio una gran mordida; segundos después eructó. Eren arqueó una ceja.
—¿Tenías que hacer eso?
—Más vale afuera que adentro.
Eren hizo un ademán, restándole importancia al asunto; desde su padre, no le había tocado estar ante esos modales. El barman le dio otra mordida al sándwich.
—¿Y a qué vash a Dublín? ¿A compar opa, mueblesh o qué?—inquirió con la boca llena.
—Bueno, yo... Le pediré matrimonio a mi novio. Es cardiólogo y está en una conferencia médica ¿sabes? El otro día iba a proponerse, pero al final no lo hizo.
—¿No? Vaya...
—Y sé... Sé que ustedes tienen una tradición aquí en Irlanda sobre el 29 de febrero. Es muy difícil que me diga que no.
—¿De veras? —Jean asintió varias veces, esbozando una media sonrisa. Dio otra mordida a su comida.
—Sí, lo sé: es ridículo ya que no soy una chica. Pero ¿es ley que tenga que serlo? ¡No! Entonces me dije ¿por qué no?
—¡Fantástico!
Más que entusiasmarle la respuesta, Eren sintió que su "chofer" intentaba contener la risa. Hubo un silencio de apenas unos segundos, para que confirmara lo temido, pues Jean comenzó a carcajearse.
—¿Qué te pasa?
—¡Es lo más estúpido que he escuchado!
Eren frunció el ceño.
—¡No lo es! Bien, yo no me considero mujer, pero es claro que--
—Me tiene sin cuidado quién esté arriba y quién abajo—interrumpió Jean, aún entre risas—. Lo que me parece estúpida es tu idea de proponerle matrimonio, ¡basándote en una tradición! —cortó su risa para morder el sándwich.
—¿De qué demonios hablas? ¡Es romántico, original!
—Sí, claro. Es el día en que las mujeres—lo señaló con el índice—u hombres desesperados tratan de capturar a alguien que obviamente no quiere casarse—Eren parpadeó, confundido, pero Jean sonrió—. Y seguro no quiere, porque ya te lo habría propuesto y no estarías aquí.

Eren abrió más los ojos. Un rotundo "no" apareció en su mente; sin saber muy bien por qué, comenzó a sentir una mezcla de duda, frustración... y enojo. Ante su expresión, Jean volvió a reírse; justo cuando se disponía a darle otra mordida al sándwich, un súbito movimiento se lo arrancó de las manos y lo lanzó fuera del carro por la ventanilla abierta. Miró al ojiverde, boquiabierto.
—¿Acabas de...?
Eren sonrió, triunfal, y se cruzó de brazos.
El otro lo miró, irritado. Vio el viejo estéreo, luego metió un casete que estaba a la mano; el sonido de una guitarra eléctrica llenó el espacio, al que se le unieron ruidosas percusiones y una voz rasposa que, juntas, provocaron que la poca paciencia de Eren se agotara.
Enojado, apagó el estéreo; contrariado, Jean lo prendió y subió el volumen. Segundos después, el castaño volvió a apagarlo; no pasó mucho para que el de ojos pequeños lo encendiera y subiera el volumen aún más.
Otro repentino movimiento interrumpió la música. Esta vez, Eren le mostró el casete y después lo lanzó por la ventana. Jean palideció.
—¡Con mi música no!

Año Bisiesto | JeanxErenDonde viven las historias. Descúbrelo ahora