La gente de la capital se movía con una energía renovada. Había un rebote feliz en su andar, y agitaban su mano con más entusiasmo cuando saludaba a alguien de paso, sus voces eran más altas y alegres cuando hablaban. Sus risas más fuertes y sus cuerpos se inclinaban con más ganas hacía atrás con las carcajadas profundas que brotaban desde sus estómagos.
Las mujeres tejían con energías renovadas las banderillas en azul y blanco, poniendo todo su entusiasmo y detalle cuando se encargaban de bordar la corona real con un afilado copo de nieve encima de la corona como el emblema de la familia real de Arendelle.
Los niños corrían más rápido que nunca, e incluso los perros y los gatos parecían dejar sus indiferencias a un lado para caminar el una al lado del otro, todo porque el cumpleaños de su rey, estaba a la vuelta de la esquina.
La gente del reino de Arendelle sabía sobre el cumpleaños, ninguno de ellos podría olvidarla, no cuando los antiguos monarcas se encargaron de lanzar oro y diamantes en las calles de todo el reino de Arendelle cuando su primogénita había nacido, y en cada cumpleaños, siguieron esa tradición. Una que solo se había detenido cuando Anna había cumplido doce años y los antiguos reyes habían fallecido.
No hubo más celebraciones. Y el cumpleaños de su monarca era celebrado en sus casas, o las tabernas, sin armar muchos revuelos.
Hasta ahora... cuando los cuervos volaron fuera de las torres de los mensajeros en el castillo y volaron en todas direcciones del reino, llevando la noticia de una futura celebración para el cumpleaños número veinticuatro de su rey.
La gente simplemente parecía respirar entusiasmo.
Anna no estaba contenta.
Lo mostró en la forma que torcía la mandíbula y apretaba los dientes, la forma en que empujó la punta de su lengua contra el interior de su mejilla. Lo mostró en la forma petulante y un poco infantil en la cual se sentó en su silla al frente de la larga mesa del consejo. con las piernas extendidas debajo de la madera gruesa, con los brazos cruzados sobre su estómago y la cabeza girada a su derecha, mirando con real interés los detalles tallados en la armadura de uno de sus caballeros.
Ella podía oír a Mr. Edward parlotear en voz alta. El hombre tenía una voz ronca, y raramente se le escuchaba titubear con sus palabras. Parecía que, cuando el hablaba, el ya había pensado cuidadosamente sus palabras. Un atributo que Anna apreciaba y felicitaba del hombre, por supuesto, ella no se lo diría directamente.
"Los preparativos para su cumpleaños están siendo llevados a cabo a la perfección." Mr. Edward informó. él hombre alto y delgado de buen aspecto, miró el pergamino frente a él, asegurándose de revisar dos veces sus notas para no dejar nada olvidado. Su pluma descansaba junto al tintero, esperando a ser tomada si era necesario. Su escritura era elegante y limpia en el pergamino, sin mancha alguna a diferencia de los rápidos garabateos descuidados de Mr. Thomas.
"Eh dicho que no es necesaria una celebración." Respondió Anna desde su silla a la cabeza de la mesa sin apartar la mirada de la armadura de su caballero.
Su postura relajada y la mirada indiferente, no pasó desapercibida para nadie en el consejo. No era frecuente que se viera una actitud tan... poco elegante en su rey. Ninguno de ellos necesitaba inclinarse debajo de la mesa para saber que Anna tenía los pies extendidos frente a ella y los tobillos cruzados, recostada en la elegante silla alta.
"Majestad si me permite decirle..." El monarca cambió su mirada aburrida a Mr. Edward, asintiendo una sola vez para otorgar el permiso que buscaba antes de girarse y seguir mirando a su caballero. "La gente ha sido paciente en el reino. Ninguno de ellos lo ha mencionado, pero, estoy seguro que están ansiosos por algunas celebraciones.
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Extraña Bebida (Elsanna)
FanfictionElsa era joven cuando se casó. Pero no tan joven para los estándares de algunos reinos, para ellos, la edad de 19 años, era demasiado tarde. Sin embargo, tenía la suerte de escoger al hombre del cual contraería matrimonio. Hans se había convertido e...