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Damos un pequeño salto en el tiempo, ya había pasado un mes desde que empezó a hablar con su nuevo "amor", apodo que le dio para no decirle "completo extraño que está tratando de ligarme", su nuevo secreto que nadie sabe, ni siquiera sus mejores amigos, metido en sus pensamientos de recién despertado, no podía pensar en nada más que en la sensación de que se le olvidaba algo, hasta que de repente el sonó su celular sacándolo de su viaje astral, lo tomó y lo leyó, entrecerrando sus ojos por la ausencia de sus gafas.

Japón 😻

-DONDE ESTAaAaAaAaAS?!-

-A –

-A –

-Primero que nada. –

-Buenos días. –

-Y segundo... -

-En mi casa ¿Dónde más? -

- en la heladería como acordamos 😾-

-Pero, si hoy es viernes. –

-¿No dijimos que el sábado? -

- en que mundo andas, Ale-san???, HOY ES SÁBADO!!!-

Alemania dudó de lo que estaba leyendo, lo pensó un poco más y decidió confirmar sus dudas de una vez, demonios... era sábado; ¡¿COMO LO PUDO HABER OLVIDADO?!, más tonto no se podía sentir, pegó un salto y se encerró en el baño.

Ese día pasaron unos sucesos muy gloriosos, Alemania nunca se bañado, cepillado los dientes, peinado y vestido tan rápido, en su mente solo podían pasar muchos escenarios ficticios de como esa gatita lo mataría con sus garras falsas, de un color rosa brillante; corrió y corrió como si su vida dependiera de eso, pero vamos, ¿Qué tan altas serían las posibilidades de un asesinato de odio por llegar tarde?, al parecer muy altas.

Llego a esa bella heladería donde él y sus amigos habían pensado reunirse, una pequeña tradición que tenían para poder mantener su duradera amistad; buscó con la mirada, encontrando lo que tanto buscaba, los mellizos japoneses junto a un italiano comiendo un raro helado de pizza, cosa que parecía ser su nueva obsesión.

La japonesa podía hacer sentir su enojo desde lejos, a pesar de que su ropa no concordara con sus emociones, esa falda colegiada negra que combinaba con su saco de un collage de los famosos "ahegaos" y aunque su hermano trataba de calmarla y sobornarla para cambiar sus ánimos, fue una acción completamente inútil.

- Hall- Fue interrumpido abruptamente por la chica que ya no podía aguantarse ni un poco más.

- ¡NO ME VENGAS CON TU "HALLO" ESTAS LLEGANDO 1 HORA TARDE! – gritó, siendo sostenida del brazo por su hermano gemelo.

- Lo siento, lo que paso es... me distraje un poco...-

- ¿con que exactamente? – Refutó un chico bajo de lentes, Japón, pero no la chica otaku sino el chico de negocios, ese que representaba la parte más profesional y depresiva de Japón.

- Pues... - Se sonrojo un poco, bajando la mirada para evitar el contacto visual de sus amigos, dando su mayor esfuerzo para no pensar en su chat con "Amor", clara reacción que no fue ignorada por ninguno de sus amigos, acaso lo que se sentía era... ¿amor?

- ¡¿QUIEN ES?!- Gritaron todos al audio-sonoro, llamando la atención del resto de la clientela.

Alemania se sintió completamente nervioso por todas las miradas, claro que llamaron la atención por gritarle así al europeo más alto, aunque claro que no se dejaría abrumar por esta situación. Se sentó, los miro con su típica mirada de "¿es enserio?, somos países, compórtense" y sus mejores amigos se calmaron, sentados como fieras domadas.

- No lo sé – Confesó, mirando el suelo sintiéndose algo extraño por esa peculiar situación amorosa.

-...- Todos quedaron en shock, ¿Cómo no conoces a alguien del cual andas enamorado?, ¿acaso era posible?

- ¿Internet? - Hablo el italiano entre todos, con una pizca de empatía, como si ya hubiera vivido esa situación antes.

- Algo así...- Alemania se pudo calmar un poco, al parecer no era el único que había o está pasando por esa situación.

- Ale-san, celular- Mandó la otaku, el contrario solo extendió la mano con ese aparato, entregándolo, deseando que la tierra se lo tragase,

Los mellizos junto al italiano se acercaron para poder observar mejor el chat con el contacto fichado, mostrando como sus reacciones iban cambiando mediante iban leyendo más y más; uno de ellos se ponía cada vez más rojo, al punto en el que colapsaba por tanta ternura, forzándolo a voltear la mirada.

- Muy empalagosos- dijo Japón, mientras miraba hacia la pared completamente rojo, tratando de calmarse.

-Para mí son tiernos- complementó el europeo adicto a la pasta mientras sus ojos brillaban muy ilusionado.

- Ah-h... – soltó la adicta al yaoi, con un pequeño (gran) sonrojo, tratando de articular alguna palabra.

Nuestro alemán estaba completamente apenado, les quito el celular de las manos y les dedico una mirada de remordimiento entero.

- Se supone que esto era secreto. - dijo por ultimo y se levantó de su asiento, a punto de irse de ahí.

Pago los helados y salió del establecimiento mientras que los otros lo seguían con ganas de saber más, siguiéndolo como perritos deseando más contenido de rumores amorosos.

Solo un acosador mas - Countryhumans (remodelación)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora