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Un atardecer decoraba el cielo, dos pequeños se encontraban en un extenso campo de flores, charlando y apreciando el paisaje en donde se encontraban. Sus edades eran tempranas, pero; eso no les impedía tener sus personalidades ya definidas. Dándonos a Rusia o Россия, como solía llamarlo su padre; un pequeño callado de valiente corazón, determinado y persistente, un chico que no temía meterse en problemas por "tomar prestadas" ciertas cosas para su mejor amigo, todo sin mostrar ni una pizca de arrepentimiento cuando era atrapado, haría lo que fuera por la sonrisa de su única amistad.

el otro chico, a pesar de ser un poco temeroso al mundo, siempre tenía a su mejor amigo a su lado, ayudándolo a mantener su cabeza siempre en alto, cosa que no lo podía hacer más feliz, aunque; no era lo único que lo hacía sentir así, suele disfrutar recoger y darle flores a su padre, una actividad que otro solían murmurar ser afeminada y ridícula, pero el pequeño evitaba estos comentarios, ellos no entendían porque lo hacían, entonces, el tampoco entendería porque le dicen esas cosas sin conocerlo; se repetía constantemente que todo lo que hacía tenía un motivo, una razón. Su nana le enseño a recoger flores y dárselas a su padre para que este estuviera feliz después de sus largos viajes, quería ser útil, pero; parecía que esa disposición se había venido abajo cuando en su rutinaria ida al médico le dieron la noticia de que tendría que usar gafas, no podía imaginarse lo tonto y ridículo que era por no hacer una cosa tan sencilla como ver bien, tantos pensamientos negativos llenando su cabeza solo hacían que se agobiara mucho más, sin embargo, esos pensamientos se fueron esfumando en su visita a su mejor amigo, en ese lugar que ahora era su refugio, un comentario que lo hizo aliviar y alegrar de verdad.

- Para mí, te ves lindo...- Dijo un pequeño ruso con sus mejillas coloradas, bajando su cabeza levemente, provocando que su gorro fuera a la misma dirección.

- ¿Enserio lo crees?, yo siento que me veo patético con estos dos vidrios frente a mis ojos. – respondió un poco cabizbajo, su amigo era ese cofre donde podía desahogarse, confiando que sus sentimientos jamás saldrían a la luz.

- Oh, vamos, te ves muy bien con ellos, aunque... con te ves bien con cualquier cosa. – soltó al aire, recostándose en el pasto para relajarse un poco.

Después de ese momento, no se pudo evitar que en los corazones de los niños se quedara grabado este momento, provocando un cambio de perspectivas a los ojos de los dos muchachos, volando mariposas y sonrojando mejillas.

- ¡RUSIAAAAA! - se escuchó gritar a un pequeño alemán a lo lejos, viéndose como corría para sentarse junto a su mejor amigo, quien se levantó recibiendo su ahora "amor secreto".

- Dime. – habló ante su llamado con una voz calmada y tierna.

- Mira...- mandó de manera amable, señalando el atardecer que decoraba el cielo en esos momentos.

el ruso hizo lo mandado y apreció el escenario que, aunque siempre solía verlo, esta vez se sentía diferente, se sentía mágico, más estando junto al alemán; se sentó en la colina y dio dos palmaditas al césped, indicándole a su compañero que se sentara junto a él, cosa que hizo, provocándole unos ligeros escalofríos. Estaba nervioso, esa loca idea que se había metido en su cabeza no dejaba de atormentarlo, pero no lo aplazaría, debía hacerlo, era ahora o nunca; recostó la cabeza en el hombro del ruso, recordando su plan basado en los libros de amor que había leído.

- R-Rusia. - mal momento para que su voz comenzara a tartamudear.

- ¿S-sí? – Rusia no podía evitar sentirse igual de nervioso que el alemán, aunque quería evitar con todas sus fuerzas ilusionarse, le era imposible no hacerlo. Una mano entrelazada, flores amarillas bailando por la suave brisa que hacia sereno el ambiente, todo acompañando el gran momento de sus vidas que era este.

- Me gustas, Rusia. – el pequeño europeo estaba completamente nervioso, ¿Qué pasaría si lo rechazaba?, ¿dejarían de ser amigos?, no quería pensar que esto pudiera arruinar su amistad, pero; siendo su primera vez confesándose, era difícil no hacerlo, solo calmándose con la idea de que él era igual de novato que su mejor amigo.

- ¡Tú también me gustas, Alemania!, no sabía que tu gustabas de mí..., y-yo quiero darte esto. – gritó sacando una manilla de su bolsillo, siendo de color amarillo con unos dijes de letras, "meine liebe".

- ¡Oh, mira! - el menor sacó una manilla completamente igual, exceptuando que esta era color rojo, provocando una ligera risa en ambos.

Demos un pequeño salto en el tiempo, dos adolescentes completamente enamorados ahora eran pareja, aunque; nada había cambiado, uno simples detalles como que ahora eran más cariñoso que antes, pequeños besos en lugares muy "sensibles" como le solía decir Alemania, sin embargo; algo había cambiado en los últimos días, el ruso había comenzado a negar estas muestras de cariño, alejándolo incluso cuando el menor quería abrazarlo, pero; Alemania no se atrevía a quejarse o si quiera preguntar, quería evitar cualquier tipo de problema, hasta que lo peor sucedió.

- Quiero terminar, Alemania...- soltó el ruso, con un tono de voz frio, tanto que ni su amado pudo reconocer, acompañado con unas grandes ojeras bajo esa triste y desolada mirada.

- P-pero... ¿Por qué?, ¿Qué hice? – reclamó el contrario, conteniendo las lágrimas.

- No hiciste nada, yo... solo quiero terminar. – dio un paso atrás, tratando de evitar el contacto visual con esa persona que tanto le dolía ver llorar.

- ¡CLARO QUE NO! algo tienes y no quieres decirme. – dolía, dolía imaginar que su primer amor estuviera terminando todo así, sin tener algún motivo.

- Ya no te amo más... - las lágrimas habían comenzado a brotar en los ojos de ambos muchachos.

- ¡RUSIA, DIME LA VERDAD! – él sabía que era mentira, era imposible que el mismo chico que semanas atrás le juraba amor eterno ahora actuara de forma tan cruel.

- ¡AMO A ALGUIEN MAS! – otra mentira fue soltada, no obstante, esta no fue identificada de la misma forma por Alemania, dolía, dolía tanto tener que mentir así por su padre, debía hacerlo, por el bien de ambos.

El alemán rompió en llanto, lagrimas gruesas salían de esos ojos que reflejaban un corazón roto, retrocedió y salió corriendo, mientras; Rusia solo miró al piso y se fue al lado contrario, lamentando cada día palabra que soltó, deseando que las cosas hubieran sido diferentes.

Otros años más habían pasado, su padre había muerto no hace mucho; Alemania se encontraba limpiando unas cajas, guardando y desechando lo que era necesario, hasta que se encontró una curiosa carta que fue guardada con especial cuidado, cosa que lo extraño, leyendo cuidadosamente.

"con amor, URSS."

Vaya sorpresa, abrió los ojos, completamente asombrado por lo que acaba de leer, ¿era cierto?, ¿Rusia lo sabía?, ¿tendría conexión con lo que había pasado años atrás? Alemania se despertó de golpe, un sueño, solo era un sueño, odiaba esos malditos sueños-recuerdos que lo hacían arrepentirse e incomodarse por lo que hizo en el pasado, divagando por sus pensamientos-

Cuando Alemania se dignó a levantarse para ir a la reunión, se estiró y restregó ligeramente sus ojos, deseando olvidar su extraño y muy nostálgico sueño con el atractivo ruso.

SOSPECHOSOS:

✿Estados unidos.

✿Rusia.

Solo un acosador mas - Countryhumans (remodelación)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora