Razón estúpida

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Genos no sabía que hacer, no llevaba ni dos días de saber la dura verdad, pero simplemente no hallaba una manera de afrontarlo. Literalmente, su maestro desapareció de un día para otro, sin dejar nada, sin decirse al menos un adiós apropiado. Extrañaba bastante su presencia, y eso que apenas había pasado un día y quién sabe cuántas horas de su ida. Tocar el futón vacío sin la silueta de Saitama en él, le era demasiado triste, tanto así, que no evitaba que temblará su robótica mano, que algo dentro de sí, y su rostro se llenará de lágrimas momentaneas, por la impotencia que sentía, de lo mal que estaba todo en general, de lo jodido que se sentía actualmente.

No había sido nada cuando ellos dos estaban bien, hablando, y de repente, ya no, él estaba completamente sólo y sin que nadie estuviera haciéndole compañía en aquel apartamento, que jamás se había sentido tan frío, tan solitario como aquel día en especial, en el que simplemente despertó deseando que todo lo que había pasado con Fubuki, los desaparecidos y Saitama fuera sólo un sueño, que estuviera dormido a su lado de forma tan profunda que tuviera que hacerle el desayuno, únicamente para ver con dureza que ese no era el caso, todo era real.

Se desplomó tan rápido que no le dió tiempo de reaccionar para levantarse, por primera vez en su vida, no quería levantarse y hacer algo, aunque supiera que estaba dejando a su querido maestro en cualquier lugar loco del mundo en total soledad. Sólo no encontraba como hacerlo, estaba tan mal, que se sentía tan inútil e impotente, que no le fue posible realizar aquello, el sentimiento de ser un inútil y no hallar algo útil que podría hacer, le hacía un mal que no sabía que era posible sentir.

Así quedó un par de segundos, tal vez minutos, o incluso horas, recostado, observando lo sólo del apartamento en general, lo vacío que estaba, pero sobretodo, la falta que hacía Saitama en su vida, viéndolo desde un mejor ángulo, pensar que pasó de ser alguien sólo preocupado por vengar a su familia, a ser alguien que fuera un héroe, por seguir las convicciones de su maestro y buscar ser más cercano a él, aprender de él, conocerlo, quizás ser hasta su amigo o algo incluso mucho más valioso, ser su mejor amigo entre los demás.

Unos golpes en la puerta se hicieron de sonar, abrió la puerta rápidamente, esperando ver a su maestro, encontrándose con la pequeña silueta de Child Emperador, sin su tecnología sosteniendolo, con una vestimenta casual, nada de uniforme, con un maletín en su mano, y su mochila típica con él, su mirada tan determinada le hizo sentir que, todo lo que tuviera que decir valdría la pena de escuchar.

— Sé que no estás en tu mejor momento, pero necesitamos hablar, puede que, haya una posibilidad de que podamos rastrear el paradero de los desaparecidos. — Aquello le convenció lo suficiente para dejarlo pasar, que dejara sus cosas en la mesa en la que, su maestro y él solían comer juntos, sacando una laptop con muchos datos en ella del maletín negro, incluída la muestra del humo sacado de la rosa anteriormente destrozada por Fubuki, y unos planos algo extensos de su mochila, pero a su parecer, era demasiado para un niño cargar con tantas cosas. Se sentó a su lado, una barra de chocolate se presentó en su rostro, miró al niño, ofrecedor de aquel manjar.

Su mirada trataba de ser suave, como si le tuviera pena, y aquello se sintió como un golpe bajo muy fuerte en su orgullo, uno muy, muy masivo.

— Deja de mirarme así. No te tengo pena, te lo ofrezco porque me caes bien y creo confiar en tí. — Dicho aquello, tras dejar la barra en la mano de Genos, de su mochila saco su propia barra de chocolate aparte, quitando la envoltura, dándole un mordisco al dulce que estaba guardado entre la misma, con un tanto de irritabilidad, por sentirse ofendido, de que lo confundieran con un limosnero que sólo siente pena por otros cuando sólo quiere dar a entender que confía en otra persona y le cae bien hasta cierto punto para que considerará darle una barra, un dulce, digno de la actitud de un buen niño, cosa que le molestaba hacer, pero lo hacía con los que le caían bien.

Genos le dió un bocado indeciso a la que le dieron, logrando calmar al infante, quien parecía más calmado al ver que se entendió su punto, dejo su barra cerca del maletín negro ya vacío, prendió la laptop, y abrió un archivo protegido bajo muchas capas de seguridad, revelando los resultados que salieron de su laboratorio al analizar el humo de color raro en sus pruebas.

— Imagino que debes saber del riesgo que representa que está secuencia de ADN esté en el humo, ¿No?. — Dijo el androide, viendo anonado los resultados, como si lo que estuviera viendo no pudiera ser posible, como si, lo que estaba viendo no pudiera ser posible en cualquier sentido, un sentimiento que el niño más inteligente de su generación entendía muy bien, pues ciertamente tampoco creía posible que aquello se encontrará en forma de gas, algo que, ciertamente era preocupante desde cierto punto de vista.

Child Emperador tomó un último bocado de su chocolates, tomando bastante, masticando con un tanto de prisa para explicar rápidamente lo que deseaba decirle a su contrario, quién lo observo con una curiosidad que nunca antes había tenido. Deseaba salvar a su maestro, al punto de querer escuchar todo lo que el niño tuviera que decir.

— Tengo un plan para esto, pero necesitaríamos ayuda de más personas, más necesito decirte que tú serás la estrella en este caso. —

— No me molestaría, pero necesito saber exactamente como y que debería hacer.

— Ya vamos a eso, déjame terminar mi chocolate y te diré, aunque no creo que estés contento con la idea.

— ¿Qué tienes en mente?.

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Tatsumaki hacía un vuelo matutino de reconocimiento, viendo a todos los lugares posibles, buscando algo que le diera la noción necesaria para poder ver bien una pista o algo que ayudará a descubrir el paradero de la secuestradora o secuestrador, de aquella cosa que estaba provocando las desapariciones, buscando acabar de una vez con el maldito ciclo y que hubiera justicia para su hermana, que al menos se hiciera algo de justicia en general, que se hiciera algo más útil que una cuarentena innecesaria propuesta por la asociación de héroes, para que los héroes, pudieran rastrear con más facilidad a quien estuviera llevándose a las personas.

Cosa que no funcionaba bien, si le preguntabas a ella, te diría que el sistema propuesto no funcionaba para nada, una cuarentena no estaba funcionando para nada, porque le gente se seguía extraviando de igual forma, y no había por dónde comenzar, todo estaba siendo en vano, porque no se hallaba a nadie realmente. Nunca antes había resentido tanto las acciones del departamento de la asociación de héroes, pero está era la primera vez que veía inútil el sistema que estaba propuesto para los héroes, para los ciudadanos, reconoció que su asociación no sabía para nada que hacer para minimizar los daños.

Recordó con lucidez a Saitama, su discusión que tuvieron el primer día que le vió entrar para ir a una reunión de clase S de lo más importante. Mordió su labio, aún si el pelón no le agradaba en absoluto, ciertamente entendía lo jodido de su situación, lo mal que estaba todo en general, y aunque le cayera mal y no tuviera intenciones de ser su amiga o algo parecido, igual haría por él, porque de mínimo le trajo a su hermana de vuelta, eso ya bastaba para que valiera la pena hacer el esfuerzo por cambiar las cosas, por hacer un tanto más de esfuerzo por su paradero.

Miraba los senderos desiertos de la ciudad, y salvo a un niño de ser atropellado por un camión que irresponsablemente no veía el camino por estar distraído con su celular, como el idiota que era, pero lo raro era que el niño parecía inmune y ni se molestó en ver que había estado a nada de morir por un conductor responsable. Sintiéndose ofendida de no obtener al menos un "Gracias", con su telequinesis, agarro al niño y lo acercó a ella, observando mejor su expresión muerta en cierto punto, llegando a pasar la mano por la nariz para ver algo, y la expresión de sobresalto expuesta en sus ojos decía todo. El tinte morado que dejaba aquel polvo decía de bajo quien efecto estaba el infante que tenía en mano. Viendo que, únicamente el viejo y el niño estaban haciendo algo útil por la situación, simplemente voló con el niño, a dónde estaba el viejo en su dojo/santuario, lo que fuera, era su casa y ya, eso bastaba saber. Sólo estaba concentrada en llegar, nada más, luego a ver qué se hacía.

« T A C T O » (Genosai)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora