Prólogo

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Cada parte de mi cara expresaba sorpresa, confusión, y enojo.

-¿Solo fui eso para ti? ¿¡Un reto!?

-¡No! – las lágrimas amenazaban con salir de sus ojos.

-¿Y entonces?

Ella no dijo nada, solo bajó la mirada. Y ahí entendí todo.

Quería creer que esto no sucedería. Quería que funcionara, porque realmente llegué a creer que valía la pena. Pero las personas no cambian. Mi padre tenía razón, debí seguir mi instinto.

Me di vuelta despacio, con lágrimas ardiendo en mis ojos y sintiendo como mi corazón se partía. Debo admitir que tuve una pequeña esperanza de que ella haga o diga algo, que tenía un mínimo sentimiento por mí. Pero eso nunca llegó, por lo que todo me quedó aún más claro.

Solo había jugado conmigo, y realmente duele. 

Te reto a enamorarmeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora