Capítulo 11

2.6K 266 30
                                    


Alexandria

— ¿Qué le diste? —me giro hacia Artemia, molesta, pero antes de alcanzarla la pared de músculo sólido que es Kodiak me bloquea.

—No le hará daño. Es algo natural y solo la puso a dormir. —contesta tranquilamente Artemia.

— ¿Por qué?

—Planeaba escapar para no ponernos en peligro. Ella y tu bebé deben estar a salvo. Volveremos con la otra humana incluso antes que ella despierte.

Deslizo mi mano por el rostro de Maggie, que duerme apaciblemente.

—La dejaré en la cama e iremos. Ese hombre es peligroso, no lo quiero más en las calles. —finalmente declaro.

Levanto a mi Maggie para salir de la cocina. Debí saber que solo tenerla tras las rejas de mi mansión no sería suficiente. Debí protegerla más, no solo a ella y al bebé, sino también a las personas que ella ama. Estaba tan preocupada en hacerla mi compañera que olvidé el verdadero peligro del que ella huía. La deposito sobre nuestra cama.

—Tranquila, amor —dejo un suave beso en su frente —. Resolveré todo.

Regreso a la planta baja, donde todos se preparan. Evangeline tiene a las gemelas, que están algo sollozantes, y sube las escaleras no sin antes decirme que se quedará todo el tiempo en la misma habitación que Maggie por si despierta. Rose se ha puesto una sudadera y cubre su cabeza con la capucha solo permitiendo que asomen algunos mechones cobrizos.

Rose y Maggie no son tan parecidas en la faz, pero tienen figuras algo similares. Mi Maggie tiene más curvas que Rose, pero supongo que a cierta distancia los ilusos como el tal Ricky pueden confundirlas.

—Vamos, quiero que hagamos esto rápido.

—Esto debe ser algo limpio, no como lo que sucedió en ese edificio hace dos años.

— ¿Los cuerpos? —pregunto.

Antes era más fácil deshacerse de un cuerpo que hoy en día.

—Yo me encargo. —responde Kodiak.

—Entonces vamos.

Rose sale en el auto que estaba usando Maggie antes, los demás vamos a pie. Somos más veloces que un auto, así que en unos minutos ya hemos llegado al edificio. Esperamos pacientemente a que el vehículo llegue entre analizamos el panorama. Como dijo Rose, son solo 4 hombres incluyendo al tal Ricky. Dos de los hombres van armados con AK's. Los otros dos llevan pistolas semiautomáticas.

El plan es esperar que Rose llegue y entretenga a Ricky, entonces entraremos, Artemia sacará a la mujer mientras Kodiak, Nikolay y yo nos encargaremos del resto. Seremos rápidos y silenciosos, antes de que se den cuenta de lo que está sucediendo, todos estarán muertos.

Al cabo Rose arriba, baja del auto y se encamina al edificio. Para consternación de todos, uno de los hombres que puedo entender que es Ricky toma a la mujer y apunta el arma a su cabeza.

—No sé quién eres, pero date la puta vuelta y no quiero a nadie más aquí que no sea Mags o ¡LE VUELO LA CABEZA! —grita el hombre, fulminando a Rose.

Ella alza los brazos y la oigo aclararse la garganta.

—Pero soy yo. —trata de imitar la voz de Maggie lo mejor que puede, pero a leguas se nota que no es ella.

— ¿Crees que puedes engañarme? ¿Crees que no conozco a mi Mags? Yo amo a esa mujer, solo que ella no lo entiende, no aún, pero algún día lo entenderá, con el tiempo me amará igual.

Crónicas de Vampiros// La Institutriz de la VampiroDonde viven las historias. Descúbrelo ahora