Epílogo

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Alexandria

4 Meses Después

—Amor, tenemos que llegar temprano a la guardería. —Maggie besa mi mejilla mientras trata de levantarme.

—Explícame otra vez por qué decidimos abrir hoy.

—Muchos trabajan y decidimos que cuidaríamos a sus hijos.

Poco después del nacimiento de Will, nuestro pequeño, tanto Maggie como yo tomamos la decisión de abrir un centro de cuidado. Más que nada deseaba que mi Maggie se dedicara a lo que le gustaba, que es la educación de los niños. Un centro en la ciudad para los primeros años de los infantes que ha sido todo un éxito. Aceptamos niños de 2 hasta 5 años que ya entran en la escuela y se les da una educación básica primaria. A la vez, los padres tienen un lugar donde dejar a sus pequeños mientras trabajan.

—Necesito vacaciones. —le contesto, sentándome en la cama.

—Má, má. —las gemelas entran corriendo y tanto Maggie como yo nos giramos hacia el bebé para asegurarnos que siga dormido.

—No griten.

—Ya vamos. —dice Becky, apurada.

—No, todavía no. —le contesto, tratando de calmarla.

—Oh, ¿po qué?

—Primero debemos preparar el desayuno y comer.

—Yo quiedo ve a Bonnie. —se queja esta vez Becca.

—Ya mismo iremos. —Maggie la toma en brazos y deja un beso en su mejilla.

—Mamá, yo quiedo ahoda. —Becky mira a su hermana en busca de apoyo.

—También quiedo ahoda. —tercia Becca, mirando a su gemela.

—Primero desayunamos y luego vamos.

—Ahh.

El desayuno es un desastre, las gemelas comen a una velocidad extraordinaria. Su prisa es mayor a cualquier cosa. Maggie y yo nos reímos por su entusiasmo de ir solo por ver a Bonnie, una pequeña que está con Suniva y su pareja. Todo apunta a que la adoptarán, pero aún no han dicho nada. Tan pronto llegamos a la calle principal veo que la panadería ya está abierta. Tanto Becca como Becky corren a la tienda solo por ver a Bonnie.

—Hola. —saludo a Jenny, que está tras el mostrador.

—Buen día, Alex.

— ¿Bonnie se quedó con ustedes de nuevo anoche?

—De hecho, la adoptamos. —contesta, brincando de emoción.

—Felicidades. —le contesto, tratando de ser cortés.

Maggie siempre dice que soy muy cortante. Voy con las gemelas y las tomo de la mano.

—Después pueden jugar con Bonnie, ahora debemos ir al centro —ellas ponen su cara más triste —. Bueno, si a te no te parece mal, podría llevar a Bonnie con nosotras al centro.

—Claro, después de todo es solo al lado. —contesta Jenny.

—Bien; vamos, niñas, jugaremos en la guardería.

—Bonnie, pórtate bien, haz caso a lo que las señoras Walkers te digan, ¿sí?

—Sí. —responde la niña antes de darle un beso a Jenny.

—Te veré más tarde entonces, saludos a Suniva. Dile adiós a mamí. —le digo a Bonnie.

—Adiós. —dice mientras mueve su manita.

Crónicas de Vampiros// La Institutriz de la VampiroDonde viven las historias. Descúbrelo ahora