Oh, Dios. Él en verdad estaba demente.
¿Cómo podía decir esas cosas tan ridículas? ¿Es que acaso no tenía ningún mejor amigo que le dijera lo ridículo que en verdad podía ser?
¡Estaba demente si pensaba que iba a pasar algo entre nosotros! ¡No existía un nosotros, maldición!
Admite que te gustaría, chiquilla loca.
Agh... ya cállate. No sé por qué siempre te pones en mi contra, si eres mi maldita conciencia. Deberías solo callarte y seguirme la corriente.
Eso es exactamente lo que no debo hacer: seguirte la corriente. Solo existo para hacerte ver lo que tu te niegas. Si dices que que no te gusta un vestido, yo estoy en un lugarcito de tu mente para hacerte ver que si te lo pusieras te quedaría divino; y si piensas que no deberías follarte a Park ─ardiente─ JiMin, yo estoy aquí para hacerte ver que te mojas de tan solo las miradas traviesas que te da.
¡Agh! Solo... cállate. Cállate y vete a... no sé, a donde sea que vayas mientras no me martirizas.
Volví a la realidad, al sentir mis manos sudar y mi rostro calentarse un poco. ¡Oh, por favor! ¿Había necesidad de estas estupideces? Quizás sí, solo por el simple hecho que en verdad me sonrojaba por cualquier cosa indecente o por escuchar algo que no estaba acostumbrada a que me dijeran. Estúpido, pero bueno, no seas igual a mi conciencia y no me juzgues.
Incómoda ─más bien, nerviosa─, me removí en mi lugar y aclaré mi garganta para apartar cualquier rastro de nervios que JiMin pudiese notar. Entonces hablé.
─Dios, si que eres narcisista ─rodeé los ojos y él solo me miraba con una sonrisilla─. ¿Qué te hace pensar que podria acostarme contigo? No eres mi tipo, JiMin, supéralo.
Su estruendosa risa se escuchó y no pude disimular mi cara de desconcierto.
─¿Qué te causa tan gracia?
Le pregunté fastidiada, pero no me respondió. Aún soltando una que otra pequeña carcajadita, bajó del auto y vi como lo rodeó para llegar hasta mi puerta. La abrió, y con una de sus manos me incitó a bajarme.
─Baja, anda ─su voz era suave. ¡¿Por qué demonios cambiaba tan rápido?!
Sin rechistar bajé. Apenas mis pies tocaron el asfalto de la carretera, me llevé una gran sorpresa.
─Hey, ¿y ahora que te pasa? ─JiMin volvió a agarrarme de la cintura para pegarme contra su pecho─. ¿Es que no te ha quedado claro lo que te he dicho? ¡No-me-acostaré-contigo! ¡Su-pé-ra-lo!
─Joder, cuanto odio esa maldita personalidad mentirosa que tienes, eh. ¿Es que acaso te divierte mucho mentir, SunJi? ─sus ojos miraban los míos con intensidad. Sus labios estaban un poco entre abiertos, mientras los míos temblaban por el frío aire que hacía, además de lo que el aliento de JiMin causaban en ellos por tanta cercanía. Incluso sin yo responder, volvió a hablar, pero esta vez en la curva de mi cuello, causándome ese famoso escalofrío que me había echo sentir horas atrás─. ¿En verdad no soy tu tipo, Hwan? ¿Ahora es que he dejado de gustarte tanto como una vez me dijiste que lo hacías?
Sus preguntas ─que más bien parecían aclaraciones─ me dejaron sin que decir. ¡Era tan molesto! Pero yo no le dejaría el jueguito solo para él, a mi también me gustaba divertirme, sobre todo si mi meta era ganar. Llevando mis manos hacia su nuca, hice que me mirara. Cuando lo hizo, le sonreí.
─Querido, no te creas tan importante, ¿si? ─hablé sobre sus labios. Él se tensó─. No lo fuiste. Y si en algún momento te hice creer que sí, déjame decirte, que en esos tiempos tuviste suerte. Solo era una estúpida que se dejó manipular por los terribles encantos de un ególatra como tú.
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Amor Y Mentiras ✦ Park JiMin
Fanfic―¡Park JiMin! ¡Deja de seguirme, tarado inútil! ─dijo ella con intención de golpearme. ―¡Hwan SunJi! ─la tomé de la cintura aguantando la mano que estaba lista para posicionarse en mi rostro─. Ya detente, ¿quieres? ─la pegué a mi pecho. ―¡No quiero...