TRANSPORTE LUMINOSO

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Ariadna no supo cómo llegó a una enorme sala, aparte de un aterrizaje de bruces en el suelo, no sintió nada cuando la luz se la llevó. El aula era inmensa, y había todo tipo de cosas, en un rincón habían libros y más libros perfectamente ordenados, en otro habían recipientes con líquidos extraños puestos en una mesa larga y de madera, en la esquina del fondo, la más alejada se veían cajas de metal de diferentes colores.

Ahora Ariadna estaba realmente interesada en conocer todo el Arkans, podía imaginarse todas las cosas increíbles que vería. Se puso a caminar examinando todo con la mirada y de pronto sus ojos se fijaron en un cuadro enorme, mostraba un ave dorada volando sobre el agua, quería tocarlo y estaba a punto de hacerlo cuando escuchó una voz a sus espaldas.

- Oh, Ariadna querida, has sido la primera en bajar, ¿Crees que demoren mucho los demás? Una parte importante de ser Ikee es tener agallas, hacer caso al instinto, no creí que titubearan tanto.

- Señorita Millicent...

- Maestra Dott, no soy maestra en realidad, no enseño nada aquí, pero son las reglas-. Las palabras de Dott no sonaban arrogantes, pero demostraban un gran respeto por las normas.

- Bien, maestra Dott, es que debo avisar a mis compañeros que es seguro que bajen, se han quedado arriba esperando.

- Increíble, todos unos héroes, bien, no creo que bajen si no les avisas. Puedes hablarles si oprimes aquel botón-. La maestra señaló un botón negro en la pared que estaba junto a unos agujeritos que parecían ser los encargados de transmitir la voz del hablante. Ariadna se apresuró y dijo:

- Eh, montón de miedosos, pueden cruzar. Les advierto que duele como el demonio, pero yo no demoré más de un minuto en recuperar la conciencia.

- Ariadna...

- Vale. Es mentira, no pasa nada chicos, vengan rápido que no van a creer lo que es este lugar.

En cinco minutos ya habían cruzado todos y no hubo mayores inconvenientes excepto por el hecho de que Joel cayó sobre Marian y Mitchel aterrizó sobre su mano izquierda y la profesora Dott tuvo que enviarlo a la sala de sanación. Todos estaban impresionados con el lugar y no dejaban de inspeccionar objetos y hacer preguntas que Dott no respondía, parecía disfrutar oyendo las teorías de los alumnos.

En un rincón Keller y Sartori debatían en torno a lo que era una bola blanca con manchas más oscuras:

- Mira Justin, esto parece una representación de la luna, tiene cráteres y todo...

- No, Odel, es una de esas bolas para ver el futuro, estoy seguro.

Cerca de la entrada los hermanos Rebblerros admiraban un cuadro en la pared que al parecer, a cada uno le mostraba algo diferente.

- No me van a tomar el pelo, sé bien lo que veo, un caballo azul y unas rosas marchitas.

- Pero Marian, cómo es posible...

- Kiran y yo vemos lo mismo, es decir que eres tú quien miente.

Cerca de la profesora Dott, Ariadna y Leissam jugaban con unas burbujas que estaban en un frasco, idénticas a las de los bubbles azules pero estas, al reventar, emitían diferentes sonidos.

- Basta, basta, basta. Ya he dejado que curioseen bastante, ahora quiero que pongan atención. – Todos los alumnos se acercaron a Dott y en silencio escucharon todo lo que tenía que decir.- En este lugar aprenderán más de lo que han aprendido en toda su vida descubrirán objetos y quien sabe, algo de magia, que jamás habrían creído posibles. Detrás de la puerta gris hay algo que sé que les va a gustar, pero no pueden entrar hasta que estén preparados, sin embargo, a pesar de lo emocionante que todo esto pueda resultarles, deben mantener la existencia de este cuarto en secreto. No está demás comentarles que es probable que se unan más compañeros, evidentemente pueden haber Ikees imprevistos, si eso ocurre, a ellos se les dará la misma información.

Los jóvenes escuchaban al tiempo en que asentían con la cabeza, pero en realidad, ninguno de ellos había escuchado todo lo que Millicent Dott acababa de decir. Cuando hubo terminado de hablar, los estudiantes pudieron hacer preguntas respecto a las clases.

Justin Keller fue el primero en levantar la mano.

- Profesora Dott, ¿esto es la luna o una bola de cristal?-. Los demás dejaron escapar una risita, excepto Ariadna que sentía que Justin prometía ser el típico chico al que le gusta llamar la atención.

- Respecto a las discusiones que tenían antes- comenzó Dott-. Esa esfera no es ni lo uno, ni lo otro. Es una esfera de miedos y es un arma muy peligrosa y útil, si logras derramar sobre ella una lágrima de tu enemigo, este sentirá el peor de los temores. Con respecto al cuadro en la pared, deben saber que se trata de un aparato electrónico que, según entiendo, muestra diferentes imágenes solo para hacer discutir a quienes lo observan, lo han traído hace poco y no le encuentro la utilidad. Las burbujas... bueno, ya vendrá alguien que les cuente acerca de ellas.

Ariadna se perdió en medio de las explicaciones de Dott, no le interesaba escuchar pues sabía que utilizaría todos esos objetos en algún momento de su entrenamiento. Ahora, lo único importante para ella, era conocer a los 12 posibles Ikee restantes y ver en quienes podría confiar.

Justin Keller se había apartado también del grupo y entonces Ari supo que él no sería uno de sus mejores amigos. Keller se había estado acercando disimuladamente a Ariadna y cuando estuvo lo suficientemente cerca de ella susurró "malhablada, pero bonita, funciona para mí", luego se alejó con una sonrisa prepotente.

Entre sombras: El inicio de una era.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora