Capítulo 5🌙

61 11 10
                                    

— ¿A dónde vas? —le pregunto a Emory, al verla tan arreglada y apurada.

Su cabellera oscura se encuentra sujetada en una coleta de caballo alta más que perfecta, no hay ningún cabello suelto a la vista.

Siempre luce preciosa y delicada, se preocupa mucho por su apariencia. Pero el día de hoy no luce como la Emory de siempre, el habitual tono rosa tierno de sus labios es reemplazado por un rojo cerezo que es más propio de Raven, y sus aretes largos y plateados con pequeñas medias lunas adornando la parte inferior, son más propios de Rowan.

No estoy acostumbrada a verla de esta forma tan... ¿Distinguida, tal vez?

Deja entrever su dentadura blanca y un hoyuelo se forma en su mejilla derecha.

— Voy a una subasta.

— ¿Subasta?

— Así es —asiente—. Ya hacen falta algunos adornos en esta casa.

— ¿Puedo acompañarte?

— ¿No estarás con Raven? —pregunta con su ceja arqueada.

Me lo pienso durante un momento.

Raven y Rowan aún no consiguen reconciliarse, y realmente estoy empezando a dudar de que el día de hoy lleguen a hacerlo. Ellas pueden llegar a ser muy unidas, pero las diferencias entre ambas siempre han sido obvias y han provocado una que otra discusión. Les ha llegado a tomar incluso semanas volver a hablarse por un simple labial roto, entonces ¿Cuánto tiempo les tomará después de que Raven jugará con la mente de Rowan? Por lo que sé, usar su don en contra de su hermana era algo que Raven jamás había hecho, porque usualmente cuando lo hacía era para protegerla, no para agredirla.

Si Emory se marcha, solo seré yo en medio de ellas dos.

No tengo ni las más mínimas ganas de estar escuchando las indirectas que se lanzan en voz alta para continuar provocándose.

Rowan puede percibirse como la más madura de todas nosotras, pero cuando se trata de discusiones con Raven, es completamente diferente.

— Estará bien si me ausento unas horas —me encojo de hombros.

— ¿Pero que hay de ti? —su pregunta me confunde—. ¿No irías al bosque en busca de flores para agrandar tu colección? Cada año haces eso.

Trago en seco.

Por supuesto que quiero hacer eso, pero no puedo desobedecer a George. Menos después de lo último que me dijo anoche, antes de enviarme a la cama.

Mi colección tendrá que esperar.

— No, este año quiero hacer cosas diferentes —miento—. Por lo que veo, tú has aprendido algunas. En Forestwood ni siquiera salías de casa.

Su sonrisa vuelve a ampliarse, luce realmente feliz.

— Instalarme en Norwood es lo mejor que he podido llegar a hacer —afirma.

En ocasiones deseo poder adaptarme tan rápido como Emory, ella realmente disfruta estar aquí. Por mí parte, ni siquiera me gustaba venir de visita y realmente nunca entendí porqué teníamos que celebrar nuestro cumpleaños en este pueblo; en aquel entonces, los pocos niños con los que convivíamos y nos gustaría invitar a nuestra fiesta, ni siquiera vivían aquí y mis padres invitaban a personas que ni siquiera conocíamos.

Aun así, por lo recuerdo, eran fiestas agradables.

Emory chequea el reloj plateado en su muñeca derecha y sus ojos se abren con sorpresa.

— Ya estoy llegando tarde, busca tu abrigo con prisa si quieres acompañarme —suena apurada.

Termina de abandonar el salón y le sigo a paso veloz después de darle el último sorbo a mi té de canela, tomo mi gabardina del perchero junto a la puerta principal y acomodo mi cabello cundo termino de cerrar la puerta del copiloto.

La luna malditaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora