pov mariana
desde que fercha aparecio todo es mejor de lo que creía, mi mundo empieza a ser mas tranquilo, mis demonios no me molestan y olvido todo lo malo que pasa, despues de comer un sándwich nos fuimos a la habitación, puso música y salimos al balcón a mirar las estrellas, el cielo era mágico y después de estar un rato quietas me anime a tomarle la mano, ella me abrazo y tuve un deseo de besarla que no pude frenar, la mire por un rato y jure que podía curarme estando a su lado, de mi dolor, de todo lo que dolía en mi interior.
Luego ella se dio cuenta que la miraba y me miro también, acaricie su mejilla y su piel era tan suave que parecía piel de bebe, no entendía lo que estaba sintiendo pero lo que si tenia claro era que queria sentirlo hasta que no pudiera mas, ella con mi tacto cerro los ojos y fue en ese momento con la cancion quedate de manuel medrano que por primera vez senti lo que era un beso especial, el tacto de nuestros labios al rosar y despues de una segundos nuestras lenguas fue simplemente magico, besarla era como estar en el cielo y sentir que me correspondía era una sensación satisfactoria y gratificante, los momentos en los que parábamos para tomar aire eran pocos y cuando por fin dejamos de besarnos, ella empezó a llorar.
-¿que pasa?, no querías que pasara yo eh.. lo siento mucho-dije mirándola
-en realidad es todo lo contrario, es que nunca había tenido esta conexión con alguien y la verdad es que no quiero que termine-dijo y yo quede sorprendida de que a ella le pasara lo mismo que a mi
me quede callada y esta vez fue ella la que inicio el beso dejándome en medio del éxtasis y la confusión, pasamos un par de minutos besandonos, parando solo para tomar aire y cuando por fin logramos separarnos, la abraze muy fuerte
-en este momento te estas convirtiendo en mi ancla a la tierra y por el simple echo de traerme paz, eh estado buscando algo asi hace mucho y te prometo que nunca voy a dejarte y siempre voy a protegerte-fueron las palabras mas sinceras que dije en mi vida
-yo prometo hacer lo posible para que encuentres no solo tranquilidad y paz conmigo si no que también encuentres felicidad-dijo y entramos a la habitación
al entrar el ambiente estaba con una paz que jamas habia sentido, nos acostamos en la cama y yo me quede mirando al techo, pensando en todo lo que estaba pasando, fercha se durmió fácilmente y yo era nuevamente presa el insomnio y por mas que trataba de dormir aparecian mis monstruos para atormentarme, estaba empezando a ser presa del pánico cuando ella me abrazo y basto su brazo pasando por encima de mi cintura para que ya no tuviera miedo y aunque aun no podía dormir ya no me invadía el miedo de todas las noches. Eran aproximadamente las 2:08am cuando empezó a estar inquieta, parece que estaba teniendo una pesadilla así que me voltee y empece a acariciarle la cara, lo cual parecía haber funcionado, minutos despues desperto muy agitada y yo me hize la dormida hasta que empezó a llorar y de inmediato me levante
-hey ¿estas bien, que ah pasado?-dije muy preocupada
-eh vuelto a soñar con mi madre, soñé con su muerte y con la depresión de mi papa solo que esta vez el tambien moria-dijo entre lagrimas-no quiero que eso pase y es una pesadilla que me persigue continuamente-dijo y la oi muy asustada y triste
-nada de eso va a pasar fer, tranquilízate estoy contigo-le dije y la atraje hacia mi acostandola en mis brazos mientras acariciaba su cabello-mientras yo este contigo nada malo va a pasar
-gracias marianita-dijo menos agitada lo cual me tranquilizo
se durmió en mis brazos nuevamente y con el olor de su perfume por fin pude dormir antes de las 4 de la mañana después de muchas noches de a veces ni siquiera dormir un poco, me asegure de que estuviera dormida, deje un beso en su frente y me dormí y por fin sentí la paz que hace mucho no lograba en las noches
ESTÁS LEYENDO
llegaste tu
Randomperdida en un mar de confusiones me hago la misma pregunta de por qué ser normal no es parte de mi y por que a veces no lo disfruto yo soy mariana y esta es la historia de como mi cobardía me salvo de la perdición y de nunca encontrarla a ella que...