Ch24: Es tan valiosa...

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I

En el castillo de Woodsham, las dos reinas estaban teniendo una discusión inusual. Los guardias no intervenían a pedido de ellas.

—¡No! No hay nada claro aquí, es por ello que hemos mandado a unos hombres al reino del príncipe y a tu reino para esclarecer sobre el comercio de armas entre sus reinos; además, nuestros reino debe investigar más sobre aquellos hombres muertos —le respondió en voz alta, no iba a dejar que su hija le faltara el respeto en su castillo.

—¿Acaso desconfías de tu hija? ¿Desconfías de la alianza de mi reino y su reino? Madre, nuestra alianza en estos instantes está pendiendo de un hilo, no puedo tolerar que crean en el relato de ese jinete del reino de mi hermana Lunaret, le mandaré una carta donde exigiré tener una audiencia con ese jinete y sus compañeros —se notaba muy enojada, no estaba midiendo sus acciones—. Si por ese pedido debe terminar la alianza de mi reino con el de Westerock, de la misma manera será con el que me vio nacer.

—¡Mide tus palabras joven reina! No sabes de que hablas, es mejor esperar porque si tu rey es inocente, el reino de Fixin no pierde nada —se dirigió a la ventana, estaban en el aposento de Lolanord—. Espero que esto nos lleve a algo, sé que tu hermana está viva. Se toman las molestias de asesinar a los jinetes que buscan saber de ella —se acerca donde su hija y le toma las manos, se siente mal por la forma como la confrontó—. Se paciente, tu esposo ha aceptado ser interrogado, no se ha mostrado en contra de ello, yo ruego porque todo se resuelva.

La reina Alana quitó sus manos y se fue del aposento con muchas emociones. Sabe que su madre aún no supera la desaparición de sus dos bebés, piensa que haciendo todo lo posible por saber sobre su hermana estará con su conciencia tranquila y recibiendo el perdón divino por no haberle dado justicia a esos bebés.

II

—Ustedes —señaló a dos de los cinco guardias que envió la reina Luaned—. Vigilen el perímetro de las tiendas de campaña.

A uno de sus hombres le dijo que vigilara junto a ellos, los demás debían conseguir agua y ramas secas. Claude se acercó a Sir Dominick para charlar lejos de los hombres.

—No es necesario que preguntes Claude, desconfío de los nuevos miembros, la muerte de esos hombres donde la princesa Leniet me dejó en claro que en el castillo de ella hay traidores, por eso uno de los nuestros se quedó en último momento a vigilar de manera discreta en su castillo —se sentó delante de un árbol—. Lo que sucede en el castillo de la reina Leniet, puede estar sucediendo en el castillo de nuestro reino.

—Deberíamos enviar a alguien... —fue interrumpido.

—No podemos, no llegarían tan lejos si no estamos juntos, solo debemos rogar porque las sospechas se expongan por sí solas allí —fue serio al decir ello, luego le dijo una última cosa—. Preocupate por estar a tiempo y tener un regreso sereno.

El mensajero temía lo que sucediera, el camino no iba a ser sencillo para llegar a las tierras de la reina Lynnser II.

El país de las Gemas desde hace pocos años ha dejado de ser blanco de ataques constantes por parte de países que llegaban de tierras más allá de las costas.

La ubicación era al sureste, siendo el único de los tres principales que estaba cercano a los mares, por ende reinos y piratas de todo tipo querían obtener los rubíes de las minas del reino.

La noticia que llevarían más los posibles ataques a los que esté expuesto el grupo de Sir Dominick, no dejarían descansar a los guerreros del reino del Rubí.

Como un cuento de hadas...Donde viven las historias. Descúbrelo ahora