Ch2: Astucia contra fuerza...

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I

En el reino de Woodsham, los reyes estaban alterados. El rey no entendía cómo pudieron evadir los filtros de las fronteras del país de las Coníferas y el de su castillo.

Mientras el rey se preguntaba junto a sus consejeros y sus guardias de frontera por el incidente, la reina era puros llantos, ya no podía soportar perder más hijos.

—Mi rey Persival se dirige a su excelencia—, me han manifestado que hay un guardia que aún sigue vivo, deberíamos interrogarlo —dijo de forma mesurada.

El rey aún estaba pensando en qué fallo su sistema de protección de fronteras.

—Hagan lo que tengan que hacer. Necesitaré que manden unos jinetes de rastreo, debe haber indicios por todos los pueblos cercanos y de los que están en las fronteras del reino —su tono era de suma preocupación.

Luego se dirige a Sir Dominick, el jefe de los guardias de frontera y del castillo.

—Manda a uno de tus hombres y que lleven el mensaje a todos los reinos que están dentro del país de las Coníferas, que digan que la princesa Lolanord ha sido raptada por los de la Capa Negra —con tono imperativo pero cordial.

—Entendido —hizo una reverencia—, su excelencia —dijo eso y salió rápido de ahí.

Dominick mando a dos de sus hombres de confianza a llevar el mensaje primero a Fixin luego a Westerock y finalmente Hatzelton.

II

En un lugar rodeado por varios pinos, un hombre encapuchado hablaba con otro que tiene la misma vestimenta.

—Salió perfecto el rapto, solo faltaría que dentro de unas horas no más de medio día ellos estén en las fronteras de su... -lo decía de forma cándida.

—Silencio... no es necesario tanto detalle, pero bueno... tienen la buena reputación de no fallar desde hace décadas, así que confío en ustedes —hablaba de manera seria.

—Claro —se notaba sarcasmo en su tono—, su majestad —finalizó con una pequeña risa.

III

En los caminos de un pueblo de las afueras del reino de Woodsham, los dos hermanos estaban yendo rumbo a reclamar su dinero a esos hombres que ocultaban algo extraño. Iban montados en una yegua.

Llevaban solo un bolso cada uno, en el de Linkinton había pues unas herramientas de herrero, mientras que en la de Lilythod había unos frascos, la hierba que encontró y el libro de pociones. Ella no sabía leer nada. Si supo de esa página fue por un fraile de la iglesia que leyó esa parte para que no esté molestando y se ponga a rezar

Su hermano tampoco sabía leer, la vida en el pueblo era de elegía, era lamentable, solo vivían para trabajar la mayoría, los niños eran los que al menos le daban sentido a esta miserable vida ahí, no era que el reino lo hiciera para mal, pero sus administradores en todo el reino vivían de la corrupción.

Meredith era su yegüita de cuatro años de vida, la compraron cuando era todavía una cría de meses, el dueño de Meredith pensaba que la yegua estaba enferma por eso la vendió.

Mientras están avanzando encima de Meredith, Lilythod está haciendo algo con sus hierbas y sus frascos.

—Un poco de esto, un poco de aquello, aunque falta algo, déjame ojear... nada más, ¡ya está! —su sonrisa lo decía todo.

Como un cuento de hadas...Donde viven las historias. Descúbrelo ahora