🍭 Siete 🍭

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—¿Podría comer un dulce? ¡Auch! — se quejó al sentir un ardor en su labio, miró con queja a su madre, quien le estaba curando el labio partido que le habían dejado.

—Sólo deja de moverte y te daré todos los dulces que quieras, cariño — Lisa asintió emocionada, y dejo de moverse. Fue extraño para su madre y su hermano, el alcohol ya no era doloroso por más que lo presionará con su labio herido. —¿Duele? — preguntó.

—Ya no, mamá me dijo que le dará dulces a Lisa, y ya no duele — oh, no.

Su madre se separó de Lisa, dejándola con una sonrisa en su rostro.

—Haya están las paletas que te gustas, cariño — señaló una lata que tenía figuras de ositos de colores, Lisa sin más, se levantó del sofá y corrió hacia la lata, la abrió y saco dos paletas, a una le quitó el empaque y se la llevó a su boca, la otra, la guardo en su bolsillo.

—Iré a mi habitación — su madre asintió y Lisa se fue.

—Esta empezando, otra vez — la voz de su hijo la saco de sus pensamientos. Asintió. Sabía que necesitaría ayuda, nuevamente.

—Hablaré con su Psiquiatra, le pediré una cita lo antes posible — tomó el botiquín y guardo todo, se levantó y camino hasta la cocina, abrió la alacena y guardo el botiquín, sus manos se recargaron en la encimera de la cocina.

—Ella no merece vivir así — su madre soltó un suspiro y asintió.

—Lo sé, pero fue mi culpa, si tan sólo hubiera preguntado por lo que sucedía...ella jamás estaría de esta manera — limpió rápidamente una lágrima que se deslizó por su mejilla y agachó la cabeza, sorbiendo su nariz.

—¡Fue su maldita culpa, no tuya! — la mujer levantó rápidamente la cabeza, veía alarmada a su hijo, que estaba siendo nada discreto con sus gritos.

—Kumpi, baja la voz, tu hermana podría escucharte, por favor — se acercó a él, pero él se negó a su toque.

—¡Ese desgraciado debería de pudrirse en la cárcel! ¡Ni siquiera debería llamarse mi padre! — finalizó. La mujer estaba completamente de acuerdo con su hijo, pero se hizo lo que se pudo, su ex esposo estaría un mes más en la cárcel y cumpliría su condena, y nuevamente, estaría libre.

Estaba a punto de hablar, pero un grito desde el piso de arriba, los alarmó. Ambos subieron corriendo, dieron la vuelta en el pasillo rápidamente, y entraron al cuarto de Lisa.

El corazón de su madre se oprimio en su pecho al ver los brazos de Lisa rasguñado y con sangre, el piso estaba manchado de su misma sangre.

—¡Lisa! — corrió hasta ella, trato de controlar sus manos, ya que con sus uñas, logró hacerse daño a sí misma, y aún lo hacía. —¡Cariño mírame, por favor, detente! — las lágrimas de la mujer bajaban por sus mejillas. —¡Ayúdame! — le gritó a su hijo, quien estaba atónito en la entrada del cuarto de su hermana.

Corrió hacia ella, tomando sus muñecas, y haciendo que dejara de lastimarse lo brazos, los cuales, gracias a sus uñas largas; había echo algunas aberturas pequeñas, de dónde salía la sangre sin poder detenerse.

Lisa estaba fuera de sí, pataleaba, e intentaba soltarse del agarre de su mamá y de su hermano, pero no podía. Soltó gritos de frustración y de desesperación, lágrimas caían por sus ojos y resbalaban en sus mejillas.

Hasta que se quedó dormida.

[...]

—Mamá, esto me incómoda mucho — señaló las vendas que tenía en cada brazo.

—Linda, es para que no se te infecten y te salgan bichitos — Lisa abrió la boca sorprendida y asintió.

—Entonces me las dejaré, no me gustan los bichitos, bueno, sólo algunos, otros son muy feos y pican mucho — dijo, su madre le sonrió por el retrovisor y Kunpimook sólo miraba por la ventana.

—Iré a dejarte al instituto, después llevaré a Lisa al Psiquiatra, la sesión sólo dura una hora, pero por su recaída, serán dos, así que llegara un poco tarde al instituto, ya le informe al director, y dijo que no había problema — habló bajito para que Lisa no la escuchará, Kunpimook sólo asintió. —Cariño, ella lo necesita, es la única manera de que ella esté bien y tranquila — Kunpimook la miró y le sonrió triste, para después volver a asentir.

El auto se detuvo enfrente del instituto, Kunpimook bajo del auto, Lisa iba a hacer lo mismo, pero su madre la detuvo.

—Cariño, primero debes acompañarme a un lugar primero, después vendrás al instituto, ¿Sí?

—¡Claro! — sonrió, dejo su mochila en el asiento de a lado y volvió a abrocharse el cinturón de seguridad.

Su madre suspiro aliviada, encendió el auto y se fue.

Un chico miraba atentó la escena.

—¿Dónde está esa mocosa agradable?



—LaOmmaChida💜💜✨✨✨



La imagen de multimedia es un ejemplo de como tenía ambos brazos Lisa.

Los amo. 💜💜✨✨✨

🍭 The candy girl. 🍭 [Yoonlice]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora