Separados

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Luego de aquel beso, ella se tiró sobre él abrazándolo. Se quedaron así por un instante, omitiendo todo el bullicio que los otros dos salvajes estaban haciendo en la habitación.

Por un momento, a Bill se le vino “esa” situación, y negó con la cabeza, más que nada porque no podía imaginarse a Leah en esas circunstancias.

Ella es muy inocente, dijo para sí.

Aclaró su garanta, a lo que la muchacha se separó de él, mirándolo.

—Linda manera de cagar el momento. —Argumentó ella mirando el techo, como si los otros dos estuvieran sobre ellos. Dios quiera que no.

Kaulitz movió su cabeza, girándolo en noventa grados a la derecha, como si fuera Mojo. Le sorprendió la forma de hablar, ella no eraq así.

—Veo que estar mucho tiempo con Ness hace que te comportes como ella. —Se rió.

—Siempre hay algo que tomas de tus amigos. —Sonrió divertida.

—Solo… No te vuelvas loca como ella. —Dijo besándole la mejilla.

Swanson intentaba vivir el dulce momento, pero con Vanessa jadeando como una fiera no podía concentrarse en otra cosa más que en sus exagerados suspiros.

De repente sintió curiosidad, ¿Será como decían? ¿Doloroso, perturbador, inolvidable, placentero, incomodo, vergonzoso? De ser así, ¿Cómo podía aguantar la morena? Claro, ella ya estaba acostumbrada, pero para la joven era todo un misterio. Quiso saber, era capaz de ir a la habitación y preguntarles, luego se arrepintió, no quería ser tan cara dura.

Miró a Bill con una expresión seria. ¿Qué pensará él? ¿Estará preguntándose lo mismo? ¿Acaso deseaba saberlo por sus propios medios?

Apenas estaban juntos hacía unas semanas y ya andaba pensando en eso, pero no digo que estaba mal sino que era demasiado pronto. Leah siempre tuvo la idea fija de hacerlo con la persona que tenía la seguridad y confianza suficiente.

Lo volvió a abrazar, sin importar los gemidos de los otros. Intentó hacerse una idea, no era que estuviera necesitada, bueno, todos tenían esa necesidad pero me refería a realizarlo ahora, ya, en ese mismo momento.

Cerró sus ojos con fuerza, debía olvidar esas cuestiones que te tocaban a cierta edad. Si ese acontecimiento sucedía, ya sea tarde o temprano, iba a dejar que fluyera porque en cualquier momento de su vida iba a tener que perder la pureza.

—Estuvimos pensando…

La muchacha pegó un salto, Lauren y Hagen aparecieron de la nada.

—Oh lo siento. —Se disculpó.

Los tortolos se separaron, mirándola.

—Am, como decía. —Retomó las palabras. —Estábamos pensando en irnos. Digo, nosotros dos.

Señaló a Moritz y a sí misma. —Al Caribe, o alguna isla.

Bill los miró, no le molestaba en absoluto la relación entre su ex novia y su amigo, claro, Casler era el pasado.

—Con esas cosas locas que les pasa a ustedes. —Intervino Hagen. —Creo que sería mejor separarnos, digo, así ninguno de nosotros sufre la pérdida de alguien.

El guardaespaldas lo meditó, su amigo tenía razón. Con lo de Vanessa ya no quería seguir corriendo el riesgo, porque nadie sabe si la próxima podían ser Leah o Lauren.

Asintió, aprobando la idea.

—Ustedes deberían hacer lo mismo. —Dijo el de ojos verdes. —Thomas y Vanessa por un lado, ustedes por otro.

—Y nos seguiremos comunicando, porque debemos saber si estamos vivos. —Se burló la rubia.

El de cabello castaño sacó algo de su bolsillo, cuando estuvo al alcance, vieron que se trataba de unos brazaletes oscuros con una perla en el centro. Le tendió dos al guardaespaldas, él lo tomó y lo miró, sin entender.

—Con eso podré saber donde están, y en caso de ser tomados por ese Hamilton, los seguiré. Es importante que los tengan puestos siempre, se puede mojar, aguanta altas temperaturas, no van a tener problema con eso pero no se los quiten.

El rubio le pasó uno a Leah y se lo colocó, cuando los dos tuvieron el correspondiente, Lauren y Moritz mostraron los suyos.

—Parecemos los Power Rangers. —Se rió Casler.

—Déjate de boberías. —Sonó irritado su chico. —Esto es serio, les estoy salvando el culo.

—Aléjate de Ness. —Dijo a modo de burla. —Todos están hablando como ella.

—Es que tu hermana es una persona que te influye mucho. —Le siguió el juego.

Todos se rieron. Los jadeos ya no se escuchaban, fueron unos tortuosos treinta minutos.

— ¿Y cuando se irán? —Preguntó Leah.

—Mañana temprano. —Respondió Moritz y besó la mejilla de su chica.

—Entonces debemos festejar esta noche, una última cena juntos. —Bill y Leah se pusieron de pie y sonrieron.

Asintieron y se pusieron en marcha, cuando estuvieron por salir para irse de compras, por las escaleras descendía Vanessa con una maraña de cabello y la remera toda arrugada.

— ¡Mierda, la del exorcista está aquí! —Chilló Casler.

La morena le señalo, y luego le enseñó el dedo mayor. —Vete a la mierda, plástica.

Saltó en el último escalón como si fuera una niña, miró a todos.

— ¿Qué paso? —Preguntó sin entender.

—Toma. —Moritz le paso un brazalete. —Es un rastreador, por si tu queridísimo Ha…

Lauren le dio un codazo, no debían nombrarle a ese engendro, después de todo lo que le había hecho a la pobre Armstrong.

—Quiero decir… Por si llegase a suceder algo que podamos lamentar.

—Oh, está bien.

Se lo colocó y lo alzó en alto para ver como quedaba. Thomas descendía las escaleras, todo un pillo, y sonriente.

Se puso detrás de la morena y le besó el cuello, ella sonrió, estremeciéndose por dentro, antes de que pudiera hablar, Hagen casi le atraviesa con el brazalete por la cara.

—Tú también debes ponértelo.

— ¿Qué mierda es eso? —Dijo indiferente.

—Un brazalete para que te comportes como un buen perro.

El otro le obedeció y se lo colocó.

 El rubio les comentó la idea a los expertos en sexo, y estos accedieron, por lo que salieron y fueron hacia la camioneta.

Te protejo, ahora y siempre. [Bill Kaulitz Fanfic]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora