Cuatro.

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Después de todo reír no era difícil estando a tu lado, e incluso los silencios más profundos eran increíblemente cómodos, contigo.

Hablábamos del clima, acostados con la vista al cielo, te escuchaba con los ojos cerrados, y la mezcla de tu voz con las hojas de los árboles, que estaban justo arriba de nosotros, eran la combinación de la caja fuerte en la que tenía resguardados mis sentimientos, y solo la piel de tu brazo rozando el mío aquella mañana de enero, fue la serie de números exactos que derritieron el candado como nieve en primavera.

Te levantaste y comenzaste a jugar conmigo, a hacerme cosquillas, y yo como una niña indefensa, comencé a revolcarme y pedirte que pararas entre risas y manoteos, de pronto sostuviste mi mano, y lo sentí. Sentí esas burbujas en el estómago, las sentí subir y deshacerse para generar unas nuevas, provocándome a la vez, sensaciones más intensas, y la soltaste.

¡HEY!
¡Hola! Mi nombre es Mariana jaja como comprenderán, tengo 15 años (casi 16) y me gusta escribir, leer y ser leída.
Hace mucho que no escribo, parece ser que la inspiración no llega, pero ahora ¡parece no terminar!
Esta historia se me ha ocurrido mientras leía unos escritos de mi mejor amigo, espero que les guste, me esfuerzo para traer esta historia a la realidad con palabras.
No prometo actualizar rápido porque ¿qué es la vida sin un poco de suspenso? Pero si voy a ser constante.

Gracias por leer, y si comentan sugerencias y demás, mucho mejor. ❤️

Algún día.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora