¿En Serio Me Importas? [TobiDei]

Capítulo 8

Había pasó aproximadamente dos semana después.
Tobi no volvió a toparse con el chico de cabellos rubios, y si lo estaba evitando, algo que bueno no le fue tan sencillo como él pensaba. No falta que lo viera ya sea desde lejos con Sasori la mayoría de las veces.

Y bueno, estaba empezando a extrañarlo más de la cuenta. Pero por parte de Kamiruzu no veía lo mismo. Él lucia igual que siempre, puede que se esté aguantando al igual que él pero no estaba seguro del todo.

Por parte de Deidara, no entendía por qué razón buscaba con la mirada al chico de cabellos oscuros. Y porque tanta intriga, que lo descolocó por completo fué que iría a otra misión pero está vez no fue con él, sino con otro de sus compañeros.

¿Tobi le cambió por alguien más?
¿Por qué? ¿No se suponía que le gustaba y que no podía estar sin él?

Y todo por eso la mente estaba en otro lado, practicando pensaba en él, con Sasori pasan el tiempo donde mayormente el pelirrojo arreglaba su marioneta, Escorpión; y de parte de él a veces se molestaba consigo mismo ya que era muy estúpido pensar en el niño ése pero después se preguntaba ¿qué tanto le importaba él?

—Sabes qué tú no estás bien—, dijo en tono alto Sasori, sacándolo de sus pensamientos.

—¿De que hablas? Estoy en mi mejor forma...—habló Deidara dándole una mirada seria.

—Claro y por eso te pierdes tanto en tus pensamientos que no puedes con la arcilla que traes en manos, Deidara estás perdido en tus pensamientos y es por To...—

El rubio se puso de pie frunciendo sus cejas, ¿Qué tonterías estaba diciendo? Lo tuvo que interrumpir.

—No, no...estás mal y antes de que me salgas con otra de tus absurdas ideas me voy de acá—dijo Deidara dejando sus cosas ahí, para después irse enseguida de eso.

Qué tonterías.

Estaba llegando a dónde se suponía que era el lugar donde descansaba, su habitación.

—¿Todo bien Deidara?—se escuchó antes de que llegara a su dormitorio, la voz detrás de el le había causado escalofríos. Se supone que cuando entró no había nadie y ahora estaba él ahí con él y a solas.

Se volteó quedando de frente, había hecho mucho esfuerzo para que no se notará lo extrañado que estaba junto con otro sentimiento más.

—Tú, se supone que estarías en tu misión...¿Qué pasó, hiciste una tontería y te echó Zetsu?—dijo Deidara con seriedad.

—Vaya ya ni porque te di el gusto de que no estuviera contigo, me sigues tratando igual...y el inmaduro soy yo...—habló Tobi con un tono burlesco.

Kamiruzu lo miró perplejo, ¿Como se atrevía?

—¿Qué dijiste tarado?—enunció Deidara firmé acercándose un paso hacia él.

Tobi se acercó más afrontándolo.

—Se nota que te hice mucha falta, niño...—soltó Tobi sin rodeos, estaba disfrutando de como se ponía Deidara, como iba perdiendo la postura.

El fastidio del rubio se notó más, clavando su vista azulada en él.
Tobi estaba mirándolo disfrutando como podía sacarlo de sus casillas que no notó cuado éste le había tomado de su túnica estampándolo contra la pared, así Deidara se quedó a pocos centímetros de su rostro, junto con su cuerpo pegado al de él, causando un pequeño jadeó en el mayor.

—No sabes lo que dices Tobi...eres un estúpido, yo nunca te necesité, no me importas...—habló firme Deidara con voz grave manteníendo la vista sobre él. No hasta que se dió cuenta que estaba acorralándolo contra la pared y su cuerpo pegado al suyo, lo bueno era que Tobi tenía la máscara puesta sino serían más problemas.

—Si así es Deidara-Sempai...—, acerco su rostro al oído del rubio causando un estremecimiento en el cuerpo del mismo. —¿Por que te me pones así? Eso no es de un buen compañero...—dijo Tobi alejando su rostro.

El agarre que tenía Deidara sobre él se debilitó, todo de Deidara estaba empezando a debilitarse y no supo el por qué.

—Si ajá todo lo que quieras, pero no me puedes sacar de tu cabeza...
Y bueno yo te necesito demásiado...—habló Tobi mientras ponía sus manos sobre las de él rubio que las mantenía sobre su túnica aún.

Demonios, este tonto se estaba pasado, jamás se había sentido tan bunerable ante nadie. Sus piernas comenzaban a debilitarse y su rostro lo sentía más y más caliente.

—¿En qué momento viste que se me fué? Lo tenía ahí y nunca lo solté y tú no hubieras llegado así...

La voz de Hidan y Kakuzu se hiceron presentes, aún no entraban pero estaban cercas.

Tobi quitó las manos de Deidara y lo alejó de él, comenzando a irse como si nada saludando al salir a los dos que iban entrando.

Deidara se quedó estático en su posición, ¿Qué acabada de ocurrir? Y por que se sentido tan...

—Deidara...que ocurre, te congelaron ¿o que?—dijo Hidan con tono divertido.

El rubio, solo se sobre salto no había notado la presencia de esos dos. Y su furia creció, Tobi estába jugando con él y eso para él era una negación total.

—Nada que sea de su interés y el mío, voy a mi habitación.—se fue dandoles la espalda.

Una vez que entro se quedó en su puerta recargado en esté, ¿Para que mentía? Sabe perfectamente que la sensación que estaba sintiendo en eso momentos era todo menos enojó.

Paso saliva nervioso, cerro sus ojos para tranquilizar su pulso. Con tan solo el acercamiento por parte del de cabellos negros le hizo alborotarse demasiado. Y el hecho de que no le había dirigido la mirada y tampoco lo habia visto en días encontrarlo así fue más bien malo.

Y ese tono...

¿De dónde había salido ese tono? Le había provocado escalofríos por todo su cuerpo y eso es algo tan...

Tentativo...

—¡Maldición!—dijo Deidara molestó consigo mismo por estar sintiendo tan horrible sensación.

—Para que te haces el tonto...—se dijo en un susurro.

***

Lo bueno que su máscara cubría la gran sonrisa que tenía, la sensación que sintió al notar de esa forma de su rubio ojos azules fue fascinante.

Hace tanto el no verlo y llegar de esa forma fue muy bueno. Demásiado.

Pudo disfrutar de la cercanía de éste y la sensación en su cuerpo le mandaba señales de lo mucho que le atraía. Lo malo fue que no pudo darle ese gusto, debe de ganárselo, él ha hecho un sin fin de cosas por él y el otro nada.

Mínimo era algo a lo que él se imaginaba. Justo como lo había pensado estaba saliendo todo bien, demásiado bien.